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La soledad del ‘sheriff’ de Badalona

Independentistas, Podemos y PSC de Badalona justifican su “pacto excepcional” por el gran rechazo al candidato del PP

Javier Casqueiro
La presidenta del PPC, Alicia Sánchez Camacho, juega al futbolín ante Albiol este jueves en una ludoteca de Barcelona.
La presidenta del PPC, Alicia Sánchez Camacho, juega al futbolín ante Albiol este jueves en una ludoteca de Barcelona.MARTA PÉREZ (EFE)

En el imaginario del PP su ahora candidato autonómico Xavier García Albiol sigue siendo alcalde de Badalona, la tercera ciudad de Cataluña con 220.000 habitantes. Hasta el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se lo reafirmó el domingo pasado ante 3.500 de sus vecinos que celebraron allí la gran butifarrada del mitin central de campaña y lo ha repetido luego en cada mitin donde han comparecido juntos. Rajoy y el PP aún defienden hoy que una panda de “independentistas y radicales” le hurtó ese cargo a Albiol hace cuatro meses en las elecciones locales del 24-M contra la opinión mayoritaria de los ciudadanos tras una alianza de la marca local de Podemos y los soberanistas de la CUP y ERC. En realidad fueron más. A ese pacto se sumó también ICV y lo avaló CDC y el PSC con su abstención. Todos los partidos con representación aceptaron esa “unión excepcional” para desalojar del despacho al que consideran como “el Jesús Gil de Badalona”. Albiol despierta en los demás partidos “inquina y revancha” pero en los barrios más degradados es la encarnación en 202 centímetros del primo de Zumosol.

No deja indiferente a nadie, no pasa desapercibido, su planta se ve de lejos en cualquier acto aunque sea masivo y hasta sus rivales políticos, entre los que causa de entrada un enorme rechazo por sus maneras de sheriff y sus posiciones duras en materia de inmigración, reconocen que es listo, vivo y ha sabido patearse como nadie las calles de su municipio y escuchar a los vecinos portal a portal. Lo admite sin reparos la alcaldesa de Guanyem Badalona en Comú, Dolors Sabater, que le quitó ese puesto.

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La regidora, no lo oculta, es independentista. Pero nunca militó en ningún partido y encabezó en mayo una lista respaldada por 100 colectivos ciudadanos, cívicos y sociales que estaban muy hartos de que el alcalde Albiol pisase tanto la calle para dar sensación de que escuchaba los problemas y luego apenas aceptase tratos, acuerdos y convenios en el despacho o las sedes de las asociaciones más reivindicativas, a las que nunca convocaba a reuniones de trabajo.

Sabater ha sido siempre un activista social, con una vida personal y política llena de compromisos, y es ahora una de las protagonistas del movimiento de los alcaldes del cambio. Es republicana y le ha cogido el punto a las asambleas y a gobernar con la facción local de Podemos, de la que destaca que no es antiindepedententista. Estuvo con Pablo Iglesias y se entendieron en el derecho a decidir. Todos pactaron un nexo de trabajo: echar a Albiol y gobernar desde la izquierda, con más consenso y ocuparse algo del paro y de mejorar el urbanismo caótico que legó el desarrollismo franquista.

Los aliados políticos de la alcaldesa, además, tampoco parecen furibundos independentistas antisistema. Los ediles y responsables ahora del PSC, por ejemplo Alex Pastor y Rubén Guijarro, son más bien el perfil clásico de hijos de emigrantes de Cuenca y Andalucía, de extracción obrera y poco más de 30 años. Cuando el líder del PSOE, Pedro Sánchez, y el del PSC, Miquel Iceta, mitinearon en la zona se acercaron para conocerlos e interesarse por sus posiciones federalistas y se quedaron bastante tranquilos.

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En eso hasta coincide el concejal del PP Juan Fernández, también de 30 años, el portavoz que Albiol ha tenido que dejar ahora en el consistorio: “Los socialistas no son independentistas radicales pero son cómplices, esconden así su inquina moral contra Albiol, su peor enemigo, y el sentimiento visceral de hundirle porque ha sido su peor pesadilla y el que terminó con sus 28 años de hegemonía”.

Los ediles socialistas justifican “el pacto excepcional” de perdedores en el perfil autoritario y los mensajes xenófobos, destructivos y falsos con los que Albiol organizó su campaña y su mandato para movilizar votos como el autoproclamado salvador del “polvorín de Badalona como si fuera el Jesús Gil de Marbella”. Y lo justifican: “Es que no es verdad, Badalona tiene los mismos bloques horrendos que Hospitalet o Santa Coloma, con la que nos separa solo una calle, y en algunos casos menos inmigrantes”. Los residentes en Badalona nacidos fuera de España son el 15%, de los que un 5% podrían ser musulmanes. No hay ninguna mezquita. El exalcalde Albiol se ha pronunciado en contra de dedicar un duro de dinero público a levantar ese tipo de templos y ha expresado su preferencia por la inmigración latina que la musulmana, porque entiende que se integra más fácil.

La renovada agrupación local del PSC, consciente de que su herencia durante 28 años de dominio incontestable en el consistorio les había desgastado y sentenciado, hasta bajar su representación a solo cuatro ediles, incluso ofreció al PP pactar otro alcaldable de esa formación. El PP admite que no escuchó esa oferta.

Albiol sumó en las elecciones municipales de mayo 3.000 votos más que cuatro años antes pero un edil menos (10). Arrasó y relevó al PSC en barrios obreros como Llefiá. Insuficiente para seguir solo. La oposición de izquierdas amasó 14. Ahora llevan 100 días en el cargo y apenas dos plenos. Balance: no ha habido revoluciones. El nuevo mando crítica que el gran jefe blanco les dejó una deuda de 114 millones y muchos cargos enchufados, además de algunas reuniones con empresarios de la trama Púnica por aclarar.

El PP ha hecho causa de que con el ensayo independentista se retiró durante la última Diada la bandera de España del balcón municipal. Esa acción se aprobó en un pleno en 2002 bajo mandato socialista con la idea de arriar ese día todas las banderas menos la catalana. Albiol durante sus cuatro años no lo respetó y sí la colgó.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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