_
_
_
_
_

Subir 6.000 metros para promover la lucha contra el cáncer de mama

Cinco mujeres que superaron la enfermedad ascenderán el Kilimanjaro en ocho días

Cuatro de las cinco mujeres que van a escalar el Kilimanjaro después de superar un cáncer de mama.
Cuatro de las cinco mujeres que van a escalar el Kilimanjaro después de superar un cáncer de mama.Carlos Rosillo

"Cuando llegue a la cumbre, cerraré los ojos, abriré los brazos y abrazaré la vida", asegura María Barrabés. La leridana de 40 años tiene los ojos claros, el pelo corto, despeinado, y una sonrisa que delata la felicidad que siente ante el reto que tiene por delante. En 2011 le detectaron cáncer de mama. Dos semanas después de extirparle el tumor que tenía en uno de los senos, le comunicaron que estaba embarazada de cinco semanas. "Imagínate, cáncer y embarazo parecen dos cosas que no son muy compatibles", apunta Barrabés, que desde este domingo y durante ocho días subirá el pico más alto de África, el Kilimanjaro (5.895 metros), junto a otras cuatro mujeres que han derrotado a un monstruo llamado cáncer.

Más información
En busca del talón de Aquiles del cáncer de mama más agresivo
“La mitad de las mujeres con riesgo genético de cáncer de mama no lo sabe”
Los oncólogos advierten del ‘efecto Jolie’ en el cáncer de mama
Cuatro formas de plantar cara al cáncer

Sus historias tienen en común una enfermedad que produce más de 25.000 nuevos casos en España cada año y, de fondo, un gusto por la montaña que apenas difiere según a quién se pregunte. En sus ojos se puede ver la ilusión con la que afrontan un reto que supone algo especial para cada una de ellas y para todas en conjunto: subir en equipo el Kilimanjaro. Todas destilan una energía contagiosa que quieren transmitir. "Con que una sola mujer diga 'yo también puedo', habrá merecido la pena", asegura Carmen González-Meneses, de 48 años y portavoz del grupo.

Barrabés tuvo que esperar tres meses después de la operación para comenzar el ciclo de quimioterapia, cuando se recomienda que se inicie al mes y medio de la intervención. "No sabíamos si el tratamiento iba a surtir el efecto que debía y si mi hijo lo iba a soportar. Después de cada sesión todo era incertidumbre, no sabía si mi hijo seguía ahí", cuenta Barrabés, que recibió 16 sesiones de quimioterapia durante todo su embarazo: primero cuatro cada 21 días y después una por semana hasta un total de 12.

Cuando el embarazo ya era avanzado y el bebé había aumentado de tamaño, se desesperaba cuando llevaba mucho tiempo sin moverse. "Pensaba que hasta ahí habíamos llegado". Pero el 23 de mayo de 2012 nació Jesús, sin ningún tipo de problema y con un peso de 2,940 kilogramos, "sanísimo". "No le salvé la vida a mi hijo, él me la salvó a mí, porque me tuvo tan ocupada porque saliera adelante que casi dejé de lado el cáncer", considera Barrabés.

La relación de Barrabés con la montaña viene heredada. Sus padres le inculcaron la pasión por la naturaleza desde pequeña. El fin de semana antes de que la operaran se hizo una foto en el pico Perdiguero y se prometió que volvería. Intentó regresar a la montaña, pero estaba "muy floja" y, aunque quería, su cuerpo no podía. Pero a los tres meses de que Jesús llegara al mundo, mientras las 39 sesiones de radioterapia habían comenzado, coronó los 3.222 metros de esta frontera natural entre España y Francia en el pirineo aragonés.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete
En marrón, la ruta que seguirán las cinco mujeres para coronar el Uhuru Peak (5.895 metros).
En marrón, la ruta que seguirán las cinco mujeres para coronar el Uhuru Peak (5.895 metros).

Ahora, con el apoyo de sus otras cuatro compañeras, González-Meneses, Araceli Oubiña, Eva García Romo y Rosa Fernández, esta leridana coronará por primera vez el Kilimanjaro. En el grupo hay una mujer que ya sabe lo que es ascender por encima de los 5.000 metros. Rosa Fernández fue la primera española en escalar las llamadas Siete Cumbres (los picos más altos de cada continente, incluida la Antártida, y dividiendo América en Norte y Sur) el 12 de febrero de 2007. Dos años después, en enero, le detectarían un tumor mamario: "Tenía pensado hacer dos ochomiles ese año y les dije a los médicos que coordinaran todo para que me pudiera ir en abril". Por supuesto, le comunicaron que tenía que completar la radioterapia y que no podía ser.

Aun así, en julio se marchó a Pakistán antes de comenzar el ciclo de quimioterapia. Fernández intentó ascender el Broad Peak (8.051 metros), pero al alcanzar los 7.500 se retiró por el mal tiempo y dificultades en la aclimatación. La montaña es parte de su vida y ni siquiera en aquellas circunstancias pudo dejarla de lado. Tras concluir los ciclos de quimioterapia, lo volvió a intentar. Hizo cumbre en el Kangchenjunga (8.586 metros) el 20 de mayo de 2011. "Nunca había sufrido tanto en la montaña como aquella vez, pensé que nunca más querría volver", cuenta Fernández. Pero una vez bajó del pico situado en el Himalaya, recuperó las ganas. Aquel octubre volvería a la montaña y escalaría el Manaslu (8.163 metros), también en dicha cordillera.

Estas cinco mujeres, con el apoyo de la Obra Social La Caixa, Seguros Pelayo y la Asociación Española Contra el Cáncer, pondrán rumbo este domingo a Tanzania. La idea ha partido de Eric Frattini, ensayista y periodista. Ya son como un equipo, comparten bromas, anécdotas e ilusiones. Tienen clara una cosa: alcanzarán juntas la cima del Kilimanjaro, a 5.895 metros, y esperan que la foto del logro sirva de inspiración a las más de 25.000 mujeres que cada año son diagnosticadas de cáncer de mama en España. Las palabras de Carmen González-Menses hablan por las cinco: "No somos heroínas, solo queremos transmitir ganas de vivir, alegría, esperanza y superación".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_