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Podemos tropieza con el debate sobre el soberanismo ante el 27-S

La diversidad de Catalunya sí que es Pot obliga a los de Iglesias a un difícil equilibrio

Francesco Manetto
El secretario político de Podemos, Íñigo Errejón.
El secretario político de Podemos, Íñigo Errejón. J.J. Guillén (EFE)

En su estrategia de ocupar el espacio de la izquierda en Cataluña, los líderes de Podemos se han aliado con fuerzas políticas que defienden políticas sociales similares a las suyas, pero están próximas al soberanismo. La cúpula del partido intenta ahora ahogar el debate de si Podemos apoyaría o no la independencia de Cataluña. Su prioridad es, dicen, la agenda social. Pero la voluntad de parte de la candidatura Catalunya sí que es Pot, que integran también ICV y Esquerra Unida, es muy diferente, algo que aboca a Podemos a una tensa campaña del 27-S.

“Cataluña is different”, proclamó el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, para justificar en esa comunidad una alianza con otras fuerzas que rechaza en la mayoría de las autonomías. No obstante, esa coalición puede afectar al mensaje de la formación emergente en relación con la independencia. Ante unas elecciones que Artur Mas convocó en clave plebiscitaria, la dirección busca evitar que una postura clara al respecto le reste votos.

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A Iglesias le ha sucedido lo mismo que a los socialistas catalanes: se ve abocado a un complejo equilibrio político porque la izquierda y el centro-izquierda en Cataluña son eminentemente soberanistas.

“La única fuerza que le puede ganar las elecciones al señor Mas es Catalunya sí que es Pot, por encima de las discusiones territoriales, que no tenemos problema para que se decidan democráticamente; pero por delante de ellas está la discusión sobre las condiciones de vida de la gente”, afirma el secretario de Política de Podemos, Íñigo Errejón. Este supervisará la campaña desde Cataluña y tratará de coordinar los mensajes entre las fuerzas que integran la candidatura. “Solo esa lista puede ganar al señor Mas”, insistió. “Cuando eso se produzca puede haber entendimiento en un Parlament que va a ser muy plural, y creo que estaría bien que hubiera una mayoría alternativa a los que recortan, envueltos en la bandera española o en la catalana”.

Lluís Rabell, el líder vecinal que encabeza la lista al 27-S (que votó sí en la consulta del 9-N), y el diputado de la Izquierda Plural Joan Josep Nuet han abierto esta semana un entendimiento poselectoral con ERC, una formación que centra su proyecto en la independencia. El líder de ERC, Oriol Junqueras, tendió la mano a otras fuerzas: “Necesitamos a los que no comparten nuestra propuesta electoral, pero que son amigos”.

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Errejón lo deja claro: “No somos independentistas”. Pero cree que el 28 de septiembre se podrán “entender con todo aquel que ponga por delante las necesidades de la gente”.

“Seducción mutua”

Podemos defiende una “seducción mutua” entre el Estado y el Ejecutivo autónomo. La voluntad de Iglesias, Errejón y los principales dirigentes del partido es la de convencer a los catalanes de que la independencia no les conviene. Por lo pronto, Catalunya sí que es Pot lleva en su programa el reconocimiento del “derecho a decidir”, define a Cataluña como un “sujeto político soberano” y a España como un “Estado plurinacional”. ¿Significa eso aceptar algún tipo de pacto fiscal? “Para todo el mundo empieza a ser evidente”, opina Errejón, “que el encaje autonómico en España no está siendo capaz de dar solución al problema de la convivencia en los diferentes territorios, y seguramente tenga que ser revisado”.

Es posible, dijo la semana pasada, que “sea una demanda mayoritaria en la sociedad catalana la de un nuevo acuerdo fiscal, aunque a menudo haya sido utilizado por el señor Mas como arma arrojadiza”. Aunque la dirección de Podemos se mantiene en este punto en la indefinición, defiende que un hipotético pacto fiscal sea “resultado de una modificación del pacto constitucional que debe pasar por un proceso constituyente”.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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