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150.000 gallegos no podrán beber agua del grifo hasta nuevo aviso

El líquido tiene niveles de trihalometano, un compuesto tóxico, más altos de lo permitido

Colas en las fuentes de agua potable y estantes vacíos en los supermercados y tiendas de alimentación de cinco ayuntamientos de la comarca de Ferrolterra, en la provincia de A Coruña: Ferrol, Narón, Fene, Mugardos y Ares. El agua del grifo no es apta para el consumo humano desde hace varios días en este territorio habitado por algo menos de 150.000 vecinos pero ha sido hoy jueves por la mañana cuando la alerta sanitaria de la Xunta de Galicia, encargada de las analíticas de control, ha llegado a las respectivas alcaldías. Inmediatamente, los regidores de los cinco municipios han puesto en marcha la maquinaria para transmitir el mensaje a la población, con bandos, coches con megafonía, llamadas a guarderías, geriátricos y centros de salud y una rueda de prensa conjunta. El agua de abastecimiento municipal no se puede beber ni se puede utilizar para lavar y cocinar alimentos hasta nuevo aviso. Los alcaldes esperan que "la crisis" se solucione "en dos o tres días", pero mientras tanto los teléfonos consistoriales arden. Una portavoz del Ayuntamiento de Ferrol explica que, una vez arrasados los mostradores de bebida embotellada, se está buscando la forma de garantizar la reposición urgente y el suministro de agua mineral los días que haga falta. Además, los técnicos de la empresa mixta encargada del abastecimiento doméstico, Emafesa, se han puesto a trabajar de forma paralela para que el agua del grifo vuelva a ser potable. Los consistorios han solicitado colaboración a través de la Delegación del Gobierno y mantienen una "comunicación constante" con la Xunta y con la Unidad Militar de Emergencias para que no falle el agua a la población.

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El elemento causante de la alarma sanitaria es el trihalometano, un compuesto químico tóxico a largo plazo que se genera durante el proceso de potabilización del agua por la reacción de la materia orgánica con el cloro que se utiliza para desinfectar. El cambio estacional, la sequía fuera de lo normal que se vive en Galicia, provocan desde hace un mes un aumento de los residuos orgánicos en el agua procedente del embalse de As Forcadas, que da suministro a todos estos municipios. As Forcadas está situado en otro ayuntamiento vecino, el de Valdoviño, pero el agua que beben sus vecinos no se encuentra contaminada porque tiene planta propia de tratamiento y no depende, como los demás, de la estación potabilizadora de Catabois, la de Emafesa en Ferrol. Según ha comunicado el alcalde de la ciudad, Jorge Suárez, en la rueda de prensa en la que los regidores pidieron "calma", la notificación de la Xunta, con fecha de ayer, todavía ha llegado hoy a sus despachos y arroja el número de 180 microgramos de trihalometano por litro de agua. Otras fuentes municipales corrigen y aseguran que en la analítica oficial "pone 165 microgramos por litro" y que la otra cifra es un error, producto de la confusión del momento en que los gobernantes locales comparecieron ante los medios. De cualquier manera, la proporción de trihalometano supera de largo el nivel permitido actualmente por la Consellería de Sanidade, situado en 100, aunque hasta el año 2009 el límite estaba en 150.

La ronda de análisis de la Xunta comenzó a hacerse el 6 de julio. Al comprobar los técnicos que los niveles del tóxico eran tan altos, repitieron las pruebas hasta obtener los resultados que transmitieron a los Ayuntamientos. Sin embargo, hoy la empresa encargada del suministro en Ferrol, y también la de Narón, Cosma, han empezado a combatir el trihalometano con dióxido de cloro y han logrado ya en algunos puntos aplacar los niveles hasta 100 o 101 microgramos por litro. Las dos analíticas llevadas a cabo por sus trabajadores a lo largo del día reflejaron esta reducción sustancial que en los próximos días, probablemente la semana que viene, deberá confirmar la Administración gallega antes de que se levante la alerta sanitaria y el agua del grifo vuelva a servir para algo más que fregar o ducharse.

Suárez ha explicado que los altos niveles de trihalometano se produjeron porque el exceso de carga orgánica redujo los niveles de cloro habituales. Esto obligó a los técnicos a incrementarlo para compensar y se produjo la reacción. El alcalde de Ferrol en Común insiste en que "no hay riesgo para la salud a corto plazo": "Se trata de una medida preventiva. Solo habría efectos graves si hubiese un consumo continuo del agua contaminada durante décadas".

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