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En 2014 emigraron 78.785 españoles, el doble que en 2010

La población cae por tercer año consecutivo hasta los 46,44 millones Se modera el ritmo del descenso con un retroceso del 0,14% de los habitantes (-72.000)

Protesta en Madrid de un grupo de jóvenes bajo el lema: "La juventud busca un futuro", en junio de 2013.
Protesta en Madrid de un grupo de jóvenes bajo el lema: "La juventud busca un futuro", en junio de 2013. ÁLVARO GARCIA

Durante el año 2014 un total de 78.785 españoles abandonaron el país, casi el doble que en 2010. Los últimos datos de población y migraciones difundidos este jueves por el Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran que la población residente en España ha descendido por tercer año consecutivo, aunque el ritmo de caída se ha moderado en los últimos 12 meses.

El número de habitantes a 1 de enero de 2015 es de 46.439.864 personas, un 0,14% menos del registro alcanzado un año antes (-72.335 personas). En 2013, la reducción fue sensiblemente más intensa, del 0,46% (-220.130).

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La evolución de la población responde, básicamente, a tres variables: nacimientos, fallecimientos y al comportamiento del movimiento migratorio. El saldo de los dos primeros sigue siendo ligeramente positivo. Aún hay más nacimientos que fallecimientos, aunque por pocas decenas de miles de personas (29.974). Pero como los flujos de emigrantes superan a la llegada de inmigrantes y en una cantidad superior a la del exiguo crecimiento vegetativo (la diferencia entre los que parten y los que llegan es de 102.309 personas), la población cae.

En cuanto a los ciudadanos españoles, el año pasado se alcanzaron las cifras más elevadas de emigración desde que comenzó la crisis económica. Se ha pasado de 40.157 salidas en 2010 a 78.785 durante el año pasado, prácticamente el doble de 2010 y 5.000 más que en 2013. “Es un crecimiento importante”, comenta Joaquín Recaño, especialista en migraciones del Centre d’Estudis Demogràfics en la Universitat Autònoma de Barcelona. La gran parte de quienes dejan el país (50.249) son personas nacidas en España, lo que indica que no son ciudadanos que han adquirido la nacionalidad que regresan a su país de origen, sino, en su mayoría, emigración económica de nacionales no naturalizados. Los principales destinos refuerzan esta tesis: Reino Unido, Francia y, en cuarto lugar, Alemania.

La cifra, probablemente sea aún más elevada, ya que está basada en las altas de los censos de los consulados, y no todos los españoles que llegan a un nuevo destino en el exterior se registran. Por ello, existiría una bolsa de ciudadanos en el exterior no registrada.

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Los datos muestran también un cambio de tendencia del movimiento contrario, es decir, en los españoles que llegan del extranjero. En 2014 este grupo de personas aumentó en 10.000 ciudadanos, el volumen más elevado desde 2010, lo que ha servido para reducir el saldo migratorio de los españoles a -37.507 (-40.908 en 2013). Recaño indica que en su mayor parte se trataría de descendientes de españoles que, una vez han adquirido su nuevo pasaporte gracias a la Ley de Memoria Histórica, han aprovechado el cambio de nacionalidad para trasladar su residencia a España.

El volumen de los movimientos migratorios de nacionales, en todo caso, “no es alarmante”, y son “cifras relativamente bajas comparadas con la de los extranjeros”, apunta este especialista del CED. En 2014 salieron del país 330.559 extranjeros. Es una cifra considerable, pero inferior a la que se registraba al inicio de la crisis (363.221 en 2010). Han quedado atrás los años de mayor fuga de inmigrantes, con el máximo alcanzado en 2013, cuando 450.000 inmigrantes hicieron las maletas. La reducción en la emigración extranjera se explicaría para Recaño en que las personas que se encontraban en una situación económica peor ya se han marchado del país y en que “lo peor de la crisis ya ha pasado a efectos migratorios”, y se estabiliza el ritmo de salidas.

El investigador apunta otro dato: la consolidación de determinadas autonomías como es el caso de Madrid, Cataluña, el País Vasco o Canarias como comunidades “refugio de inmigrantes”. Estas regiones reciben más extranjeros de los que emiten a otras autonomías. “Se trata de lugares de atracción por su mejor comportamiento económico o en los que hay redes de contacto más activas que sirven de reclamo para los extranjeros”, comenta. A la cabeza del saldo migratorio interno por regiones está Madrid con 15.038 personas a su favor, por delante de Baleares, el País Vasco y Cataluña.

La cifra de españoles aumentó en 156.872 personas en 2014 mientras que la de extranjeros cayó en 229.207. Estos datos, sin embargo, pueden resultar confusos debido al proceso de adquisición de nacionalidad española que afectó a 205.870 residentes durante el año pasado.

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