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Un ‘botón mágico’ para sacarse el carné de conducir

Una mafia china usaba microcámaras y pinganillos inalámbricos para que ciudadanos extranjeros superaran el examen; les cobraban unos 2.000 euros

Patricia Ortega Dolz
Parte del material que usaba la red.
Parte del material que usaba la red.Policía

Eran tres. Responden a las iniciales de W. Z., X. L. y A. S. Tenían 36, 33 y 27 años. Vivían en España desde 2008, adonde habían llegado desde dos provincias del sur de China. Habían alquilado un buen piso en el paseo de la Castellana de Madrid como base de operaciones. Desde allí consiguieron montar su red. Un boyante negocio para burlar los controles en los exámenes del carné de conducir, basado en el dominio de las tecnologías y con una infraestructura mínima que les ha permitido vivir a todo tren desde hace al menos dos años.

Cada ciudadano extranjero —principalmente chino, aunque también algún pakistaní— que lograba superar la prueba pagaba unos 2.000 euros tras conseguir el aprobado. Y aproximadamente lograban realizar dos exámenes a la semana por todo el territorio nacional (Jaén, Cartagena, Las Palmas de Gran Canaria, Madrid, Barcelona, Almería, Hueva...), según revelan fuentes de la investigación. Este jueves han sido detenidos por la policía en Murcia, junto a otras 12 personas, en una operación realizada por agentes de la Brigada Provincial de Extranjería de esa región.

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"¡Buena noticia! Los amigos que no tienen carné de conducir ya tienen suerte. No necesitan conocer el idioma español. Garantizado el apoyo en una semana", se anunciaban en los comercios chinos, en carteles escritos en mandarín y con tres teléfonos de contacto.

Uno de ellos era el que se sabía "de pe a pa" los manuales de conducción y estaba entrenado en hacer exámenes. Otro era el encargado de instalar la tecnología: una microcámara con forma de botón en la camisa de quien iba a examinarse y un pinganillo inalámbrico en la oreja por el que le soplarían las respuestas. El tercero en discordia era el agente publicitario que se movía por toda España realizando propaganda de sus servicios camuflados bajo caracteres chinos.

Compraron un monovolumen. Un Citroën Zafira con los cristales tintados que ubicaban en las proximidades de los centros de examen con el fin de recibir mejor la señal. La imagen de la prueba aparecía en la pantalla de un portátil manejado por uno de ellos desde el maletero del vehículo. Una a una ayudaban al examinado a poner las cruces en las casillas correctas. Y 2.000 euros por aprobado.

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"Les obligaban a matricularse en una autoescuela para evitar sospechas, a los 20 días solicitaban presentarse al examen y, cuando tenían la fecha, les decían en qué hotel debían hospedarse", explican fuentes de la investigación. "El día antes se presentaban allí, preparaban al cliente y operaban", añaden.

Pero en una ocasión introdujeron el pinganillo demasiado dentro de la oreja de uno de los examinados. Hasta tal punto que hizo falta un médico y unas pinzas especiales para sacárselo. Aquel incidente puso sobre la pista a los agentes, que comenzaron las pesquisas hace un año y que ahora se han saldado con 15 detenidos —de entre 25 y 56 años, procedentes de Ghana, Guinea Conakry, Guinea, Senegal, India, Marruecos, Ecuador, Venezuela, China y Pakistán— por falsedad documental, usurpación del estado civil —en algunas ocasiones, también trataron de suplantar la identidad de los examinados— y revelación de secretos.

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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

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