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Diez meses y tres laboratorios para encontrar al culpable de un vertido

Las manchas de fuel que aparecieron en Gran Canaria en 2014 son de un buque liberiano

e. g. sevillano
Limpieza del vertido en El Cabrón, en Gran Canaria.
Limpieza del vertido en El Cabrón, en Gran Canaria.MARCOS PONTE (EFE)

Han hecho falta diez meses, análisis químicos en tres laboratorios, uno de ellos del CSIC, e interrogar a varios testigos para dar por cerrada la investigación de un vertido que el verano pasado tiñó de negro la playa del Cabrón, en Gran Canaria, un paraíso de submarinistas y zona protegida por albergar especies en peligro de extinción. El culpable es un barco liberiano llamado Gora, según el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, que por fin ha entregado sus conclusiones a la Fiscalía. Ya se ha interpuesto la querella por un delito contra la flora y fauna.

Atribuir a un barco determinado la llegada a la costa de una sustancia negruzca y viscosa es tarea complicada. Los vertidos siempre son, al principio, anónimos. Suelen abrirse todas las hipótesis: la rotura de una tubería que transporte fuel, la limpieza ilegal de la sentina de un barco que transita por la zona... La investigación del Seprona siempre empieza por el mismo punto: la recogida de muestras. Los investigadores las tomaron en la playa del Cabrón y en aguas próximas al cercano puerto de Salinetas.

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No partían de cero. "Ya teníamos sospechas y estábamos investigando un barco en concreto porque había rumores de que se produjo un vertido de fuel en una operación de repostaje de combustible en el puerto de Las Palmas", explica a EL PAÍS Germán García, teniente jefe del Seprona en la comandancia de Gran Canaria. Cuando empezaron a indagar, nadie reconocía oficialmente la fuga. "Finalmente conseguimos testigos que lo confirmaron", añade.

El Gora repostó la noche anterior a la aparición del vertido en la playa en la dársena sur del puerto mediante un barco gasolinera o gabarra. Se produjo un incidente durante la operación que quedó registrado de forma muy vaga: "Interrupción de una hora en la maniobra de repostaje, sin conocer motivos". El motivo en realidad fue una fuga que dejó el fuel derramado en la cubierta del barco. Al tener cerrados los imbornales (unos orificios que dan salida al agua durante la navegación pero que deben estar cerrados durante el repostaje), se creó una especie de piscina de fuel.

El buque partió camino a Guinea Conakry y, a las pocas millas de abandonar el puerto, abrió los orificios y soltó el fuel al mar, según la investigación del Seprona. Los dictámenes científicos han acabado de confirmar esta operación ilegal. García explica cómo se inició el cribado para seleccionar a los barcos sospechosos. En primer lugar se buscaron los de gran tonelaje --lo que apareció en la playa fue fuel pesado y no gasoil-- que hubieran pasado por la zona en las 24 horas anteriores.

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"Fuimos descartando buques hasta terminar con 11 sospechosos", señala. Al mismo tiempo, los investigadores pidieron muestras del combustible que las compañías habían suministrado a esos barcos. "Cada muestra tiene una matrícula genérica y una específica. La empresa que da el servicio le da una al barco y se queda otra y la mantiene un año en depósito. Tienen características diferentes que las hacen únicas", explica el investigador.

El Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses de Sevilla recibió las muestras en primer lugar. Después fueron enviadas al Toxicológico de Barcelona, que tras cotejar el fuel recogido en la playa del Cabrón y Salinetas con los 11 buques determinó que podría coincidir con tres. Ocho quedaban definitivamente descartados. "No fue posible precisar más porque el laboratorio no disponía de la técnica necesaria", dice García. El Seprona recurrió entonces al Insituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de Barcelona, que identificó al Gora.

"Afortunadamente no hay tantos vertidos", señala García. "Son investigaciones lentas y farragosas, que llevan mucho trabajo, pero se consigue identificar al culpable", añade. Ahora es la Fiscalía de medio ambiente de Gran Canaria la que deberá continuar investigando dentro de la querella por un delito contra la fauna y la flora.

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Sobre la firma

e. g. sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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