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Las candidaturas ciudadanas miden su fuerza en Madrid y Barcelona

Ahora Madrid y Barcelona en Comú pueden tambalear los cimientos de grandes ciudades

Carmena (centro) se dirige este viernes al acto de cierre de campaña.
Carmena (centro) se dirige este viernes al acto de cierre de campaña.Bernardo Perez

En la víspera de las elecciones municipales del domingo, Madrid y Barcelona simbolizan el auge de las candidaturas ciudadanas —en las que se integra Podemos, entre otros partidos y grupos— que están poniendo en jaque a las grandes formaciones políticas (PSOE, PP y CiU en el caso de Cataluña). Ahora Madrid, liderada por la juez Manuela Carmena, y Barcelona en Comú, con la activista antidesahucios Ada Colau a la cabeza, pueden hacer tambalear los cimientos institucionales de dos grandes ciudades. Todo queda en mano de los indecisos.

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En ambas ciudades las encuestas auguran victorias muy ajustadas que han tensionado las filas del PP en el caso de Madrid y las de CiU en Barcelona, al tiempo que avanzan la caída de los socialistas a tercera fuerza —o ni eso, en la capital catalana—. En Barcelona, además, la irrupción de Barcelona en Comú (BComú) ha logrado desplazar hacia el eje social unos comicios que se leerán también en clave soberanista, en vísperas de las autonómicas previstas para finales de septiembre. 

Las candidaturas de Ahora Madrid y BComú se han atrevido a convocar grandes mítines en espacios abiertos y han congregado a miles de personas en plazas, mientras los grandes partidos tradicionales celebraban sus actos electorales en espacios cerrados. Son, por otra parte, candidaturas cuyos presupuestos están en las antípodas de los de PSOE, PP o CiU, y con estructuras organizativas que hace medio año ni siquiera existían. Las dos nuevas formaciones cuentan, además, con mujeres encabezando las listas, un detalle que en el caso de Madrid comparten la candidatura de Carmena y la del PP, liderada por Esperanza Aguirre.

En Madrid, la encuesta de Metroscopia publicada el pasado fin de semana por EL PAÍS polarizó la pugna electoral entre PP y Ahora Madrid, desplazando al PSOE a un papel secundario. Ese sondeo pronosticaba en la capital 19 concejales para Esperanza Aguirre (a 10 de la mayoría absoluta) y 17 para Manuela Carmena, la candidata de Ahora Madrid (el partido integrado por Podemos, Ganemos y Equo).

Esa proyección fue recibida con una mezcla de temor e incredulidad en el PP. Aguirre, que se reconoció “preocupada”, concentró sus esfuerzos durante los debates electorales en desacreditar a Carmena. Fundamentalmente con la acusación de que, cuando era juez, liberó a presos etarras. La magistrada no supo o no quiso responder durante el debate, en parte para defender su idea de que la política debe ser constructiva y dialogante, en parte por falta de agilidad en el encontronazo televisivo. Al día siguiente, sin embargo, señaló en una charla con los lectores de EL PAÍS que ella misma había sido amenazada por ETA.

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En Barcelona, el sondeo de Metroscopia colocó en cabeza con 12 ediles a BComú (que engloba a ICV, Esquerra Unida, Podemos, Procés Constituent y Equo), frente a los 10 que tendría CiU, cuyo candidato es el actual alcalde, Xavier Trias.

Las encuestas señalan en Barcelona una reñida pugna entre Colau y Trias 

En ambas ciudades, la dificultad de que una de las dos fuerzas favoritas arme un pacto de gobierno que sume la mayoría absoluta de concejales lleva a la conclusión de que gobernará la lista más votada. Y que puede ser cuestión de muy pocos votos. En Barcelona lo han asumido tanto la candidatura que lidera Ada Colau como la de Trias. Y por ello en los últimos días los dos han pedido sin reparo el voto útil, con el argumento compartido de que “cada voto cuenta”.

Desde las filas de Convergència, en el tramo final de la campaña la cúpula ha recurrido al presidente de la Generalitat, Artur Mas, para lanzar el mensaje de que el proceso soberanista depende del resultado del domingo en Barcelona. Mas recurrió a Sor Lucía Caram el miércoles, en un acto en el que la mediática religiosa apoyó el independentismo. Y este viernes, en la última mañana de campaña, el presidente de la Generalitat llamó a votar en clave nacionalista.

Mas habló en tono épico desde unas baterías antiaéreas de la guerra civil, con la ciudad al fondo, y advirtió: “Si Barcelona nos da la espalda no saldremos adelante”. Fue una forma de decir que difícilmente podrá continuar adelante con el proceso soberanista si Barcelona se descuelga. Trias prometió estar “al lado del president en el camino de Cataluña hacia la plenitud nacional”.

Más allá de Trias y Colau hay otras fuerzas en Barcelona que intentan canalizar el voto de protesta y carácter social: son ERC, que hace cuatro años se quedó con solo dos concejales en la ciudad, y la CUP, a quien todas las encuestas vaticinan que logrará hasta tres concejales.

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