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El arrepentido Soares Gamboa señala a Santi Potros por un atentado en 1986

El antiguo jefe militar de ETA está acusado de ordenar el asesinato –frustrado- del fiscal general Luis Antonio Burón Barba

Santiago Arróspide, este lunes en la sala de la Audiencia Nacional.Foto: atlas | Vídeo: Atlas / EFE

El antiguo jefe del aparato militar de ETA Santiago Arrozpide Sarasola, Santi Potros, ha regresado este lunes a la Audiencia Nacional para responder por el intento de asesinato del entonces fiscal general del Estado Luis Antonio Burón Barba, el 9 de mayo de 1986. El exdirigente etarra ha visto cómo el arrepentido Juan Manuel Soares Gamboa, su antiguo subordinado, le ha señalado ante el tribunal como la persona que ordenó al comando Madrid atentar con un lanzagranadas contra el máximo responsable del ministerio público. En la vista oral han declarado algunos de los integrantes de la célula etarra más mortífera de cuantas actuaron en la capital de España, como Inés del Río o Inmaculada Noble –ambas en libertad tras la derogación de la llamada doctrina Parot-. Su testimonio no ha arrojado ninguna luz.

La orden de asesinar al fiscal Burón Barba es una de las dos causas que devolvieron a Santi Potros a prisión el pasado 20 de enero, 45 días después de que la Sección Primera de la Audiencia Nacional le excarcelara al interpretar la normativa comunitaria sobre acumulación de condenas en otros países. Esta interpretación favorable al reo fue revocada el pasado 15 de marzo por el Tribunal Supremo. La otra causa por la que se ordenó su vuelta a la cárcel, todavía pendiente de juzgarse, es el estallido de un coche bomba al paso de un vehículo de la Guardia Civil en Barcelona en abril de 1987. En aquel atentado falleció un viandante, Juan Fructuoso Gómez, de 29 años.

En el juicio de este lunes, el arrepentido Soares Gamboa, ha asegurado que la orden de atentar contra Burón Barba “vino directamente de Santiago Arrozpide”, que se escondía en Francia en aquella época. “Cuando se llevaba a cabo un atentado, o bien ya veníamos de Francia a Madrid con los atentados preparados y ordenados por Arrozpide; o, si los preparábamos nosotros en Madrid, se pedía autorización, nunca se actuaba a criterio del comando (…) Todo venía de Santiago Arrozpide, cualquier atentado había que comunicarlo a la dirección en Francia”, ha relatado Soares Gamboa.

El etarra arrepentido es el miembro de la banda que más activamente ha colaborado con la justicia española tras sumarse a la llamada vía Nanclares de reinserción, de la que fue pionero. Además de señalar a Santi Potros con su testimonio, Soares Gamboa ha reconocido ser el autor de una nota manuscrita en la que se detallaban el domicilio y los horarios de Burón Barba, información según él recibida del jefe militar de la banda. Esta nota fue destruida por el comando nada más leerla.

La acción contra Burón Barba se vio frustrada, entre otros motivos, porque los etarras Juan Ignacio de Juana Chaos e Idoia López Riaño se quedaron dormidos la mañana del atentado. En su lugar, los terroristas optaron por intentar asesinar por el mismo método al entonces presidente del Consejo General del Poder Judicial, Antonio Hernández Gil. El mismo 9 de mayo, sobre las 14.35, los terroristas colocaron el Renault 11 con tres lanzagranadas en su maletero en el Paseo de la Habana, en el recorrido que hacía el coche de Hernández Gil. El dispositivo de detonación funcionó, y tres proyectiles atravesaron el blindaje del coche oficial del presidente del Poder Judicial. Sin embargo, ninguna de las tres granadas, que quedaron alojadas en el habitáculo a escasos centímetros de Hernández Gil, llegaron a explotar, con lo que tanto el jurista como su conductor, José Fernández, salvaron la vida.

Todo venía de Santiago Arrozpide, cualquier atentado había que comunicarlo a la dirección en Francia Soares Gamboa
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En el juicio de este lunes han testificado también las etarras Inés del Río e Inmaculada Noble. Estas terroristas, condenadas a miles de años de cárcel por algunas de las acciones más sangrientas de ETA, como el coche bomba en la plaza de la República Dominicana de Madrid, en el que fueron asesinados 12 guardias civiles el 14 de julio de 1986, o el atentado de la calle Juan Bravo, en el que murieron cinco agentes del instituto armado en abril del mismo año, eludieron cualquier pregunta. Ambas se presentaron como parte de la “infraestructura” del comando Madrid, no como parte del grupo “operativo”. Con este argumento, y con el del paso del tiempo y los años transcurridos en prisión, las dos negaron haber tenido conocimiento de que hubiera una orden para atentar contra Burón Barba, y mucho menos de que esta proviniera de Santi Potros.

El juicio, por el que el fiscal pide 14 años de cárcel para el antiguo dirigente etarra, ha quedado visto para sentencia.

"Siempre a sus órdenes, señoría"

La vista oral contra Santi Potros ha tenido un momento de cierta emotividad cuando ha sido llamado a declarar como testigo el comisario Ramón Lillo, uno de los miembros del equipo de seguridad del exfiscal general Burón Barba y antiguo comisario al frente de la protección de la Audiencia Nacional.

"Han pasado exactamente 29 años. Jamás pensaba que nos viéramos en una sala de audiencia. Fue de los primeros que protegieron a mi padre y a mí en esta santa casa", ha pronunciado emocionado el presidente del tribunal, Alfonso Guevara, al término de la declaración del comisario Ramón Lillo.

El mando policial ha respondido: "Inauguramos la Audiencia Nacional, señoría". "El 4 de enero de 1977", ha rememorado el magistrado Guevara, a lo que el comisario ha concluido con un: "Siempre a sus órdenes, señoría".

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Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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