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15-M, cuatro años después: entre la ruptura y la regeneración

Participantes de este movimiento como Errejón o Colau reflexionan sobre la situación actual

Acampada en la Puerta del Sol de "Democracia Real".Foto: atlas | Vídeo: Atlas / Samuel Sánchez

Desde el 15-M de 2011 se ha producido un cambio social y cultural inesperado, único en Europa, imprescindible para entender la crisis política española. A lo largo de estos cuatro años, el 15-M ha ido evolucionando. Últimamente parece estar adoptando formas políticas. Es el paso de los movimientos sociales a las instituciones. ¿Es así? ¿Cómo está resultando este paso? ¿En qué se traducirá? ¿En una renovación generacional de la política? ¿En una ruptura? ¿En un cambio significativo?

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Este artículo consiste en ceder la palabra a diversas personas, participantes en el 15-M, aquel movimiento sin líderes, que protagonizan u observan el nacimiento de partidos y listas electorales vinculados, de una forma u otra, al movimiento. Les hemos propuesto un par de preguntas. Sus respuestas pueden dibujar el estado de la cuestión.

Preguntas:

1- El paso del 15-M a las instituciones, ¿es un paso lógico?

2- ¿Qué lógica aportará este paso a la política local? ¿Renovación? ¿Ruptura?

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Acampada del 15-M en Barcelona.
Acampada del 15-M en Barcelona.ALBERT GARCIA

Ada Colau (Barcelona 1974), es cabeza de lista de Barcelona en Comú. “El 15-M estaba en la manifestación con mi hijo, que sólo tenía un mes. Nació el 15 de Abril”.

1- Es un paso lógico, necesario, aunque no se acaba todo en las elecciones. Primero tomamos las plazas, ahora hay que recuperar las instituciones, para democratizarlas y ponerlas al servicio del bien común. Luego habrá que seguir, dentro y fuera de las instituciones, para ejercer la democracia real y la soberanía.

2- No aportará, el proceso que se está haciendo está aportando, está suponiendo ya una ruptura, porque, por primera vez en décadas, la gente está siendo protagonista, y porque, por primera vez, las elecciones no tienen un resultado previsible.

Xavier Domènech Sampere (Sabadell, 1974), historiador en la UAB. Su último libro: 'Hegemonías, movimientos de resistencia y procesos políticos' (Akal, 2014). Miembro de Procés Constituent. “En la semana del 15 de mayo de 2011 me encontraba en la manifestación de ese día y, poco después, en la Plaza Catalunya de Barcelona".

1- Yo no hablaría directamente de paso lógico, en el sentido de causa y consecuencia, sino de fenómenos relacionados que se inscriben en el mismo marco, el de la crisis de legitimidad que puede devenir en crisis de régimen. A mi entender el 15-M mostró la agudeza de esa crisis de forma espectacular y puso las bases para un nuevo ciclo social, cultural y político de larga duración.

2- El mantenimiento de las viejas políticas, a pesar de su descrédito, descansa en la creencia que no hay alternativas a las mismas, si acaso recombinaciones. La construcción de una alternativa socioeconómica y política global requiere de plausibilidad y en ello las experiencias locales pueden jugar un papel fundamental, crear de forma interconectada nuevos principios de plausibilidad.

15-M en Barcelona.
15-M en Barcelona.

Íñigo Errejón Galván (Madrid, 1983) Secretario Político de Podemos. “La misma tarde del 15-M acababa de llegar a Madrid de dar clase en Quito. Me pasé por la manifestación esperándome fundamentalmente otra más, y el 18-M, día en que la Junta Electoral prohibió la concentración en Sol, fui tras defender mi tesis doctoral”.

1- No era un paso necesario, en absoluto estaba escrito ni tenía por qué suceder. Por una parte, algunos contenidos, reivindicaciones y “estilos” del 15-M ya habían llegado a las instituciones. Una parte del poder constituido y sus actores aprendieron que debían incorporar algo de las razones del 15-M para renovar su legitimidad. Por otra, en una situación de crisis de régimen pero no de crisis estatal, ninguna protesta ni construcción de contrapoder “por fuera” de las instituciones se basta para precipitar el cambio político. Por eso han nacido iniciativas de toma de posiciones al interior del Estado.

2- Las dos cosas. La tensión entre ruptura y renovación ampliada del orden no se resuelve ética ni estéticamente. No es una cuestión de preferencias personales o ideológicas. Será el resultado de un equilibrio de fuerzas entre la capacidad de los sectores aún dirigentes para contener, dispersar e integrar; y de los que trabajan por el cambio por agrupar, seducir y articular una voluntad popular nueva que levante un proyecto de país que ponga en el centro a sus mayorías sociales.

JOAN SÁNCHEZ

Marina Garcés (Barcelona, 1973) es filósofa y profesora en la Universidad de Zaragoza. Su último libro: Un mundo común (Bellaterra, 2013), impulsa el colectivo de pensamiento Espai en Blanc. “Pasé el 15-M entre la plaza del Pilar y la plaza Catalunya. El 27 de junio (cuando los Mossos intentaron desalojar la Acampada de Barcelona) grité: ‘Si Barcelona no tiene miedo, Madrid no té por’, desde Sol.

1- No considero que lo que estamos viviendo sea un paso del 15-M a las instituciones. Responden a lógicas y a sentidos de la politización distintos. El 15-M cuestionó la representación y la delegación políticas y abrió la posibilidad de politizar todos los frentes y dimensiones de la vida. El desafío electoral actual es, más bien, de un cambio necesario dentro del sistema de partidos, pero que acepta sus límites y condiciones.

2- Más que renovación o ruptura, interrupción: las nuevas plataformas electorales son una herramienta necesaria hoy para interrumpir la lógica destructiva del capitalismo y de sus partidos políticos. A partir de aquí, sigue en pie la tarea de reapropiarnos de nuestras vidas y transformarlas. Ésta es la tarea que el 15-M lanzó a las calles y a los lugares comunes de trabajo y de vida y que desde ahí debe seguir interpelándonos.

José Manuel López Rodrigo (Madrid, 1966) es Ingeniero agrónomo. Está en la dirección de ONGs (Cáritas, Fundación Tomillo). Es director general de la fundación pública Pluralismo y Convivencia (Ministerio de Justicia). Encabeza la candidatura de Podemos a la Comunidad de Madrid.El 15-M estaba en Madrid. Participando en algunas de las concentraciones".

1- La ciudadanía salió a las plazas a mostrar una indignación que no era homogénea; era política, económica, social, cultural, educativa... La esfera política la ignoró y su única respuesta fue que la política había que hacerla desde los partidos. El ciclo de movilizaciones se tradujo en iniciativas locales y en el surgimiento de Podemos. Desde aquí se hizo un diagnóstico de la crisis certero y socialmente aceptado. Pasar ahora al ciclo de propuestas es lo lógico.

2- Se trata de pasar de una posición reactiva –“destituyente”- para defender la sanidad, la educación o el empleo a otra proactiva –“constituyente”- para mejorar sanidad, educación o empleo. No se trata de renovación o ruptura; la idea central es poner las instituciones mirando a la mayoría social, gobernar para la mayoría. Que entre aire fresco.

Emmanuel Rodríguez (Madrid, 1974), es editor y ensayista. Su último libro es: ¿Por qué fracasó la democracia en España? (Traficantes de Sueños, 2015). “El 15M estaba en la manifestación. Posteriormente, fui testigo activo de la Acampada de Sol”.

1- La necesidad de tener un impacto significativo en lo que tradicionalmente se llamaba el “poder” es requisito de cualquier movimiento de reforma o cambio. La cuestión reside, no obstante, en la forma de ese “paso institucional”: ¿toma de las instituciones por vía electoral y políticas progresistas?, ¿presión sobre las instituciones a fin de transformarlas (democratizarlas) en un sentido constituyente?, ¿posiciones electorales que se piensan como contrapoderes políticos conectados orgánicamente con las movilizaciones sociales?

2- La balanza del cambio político se mueve hoy entre proceso constituyente (democracia, fin de la austeridad), que se articuló como demanda común en el 15-M, y regeneración democrática, concebida como recambio de élites, control de la corrupción y nueva meritocracia. Los procesos locales (autonómicos y municipales), por mucha que sea su autonomía, no dejan de estar trabados en la misma disyuntiva.

Raimundo Viejo Viñas (Vigo, 1969) profesor de universidad y editor independiente. Miembro de Podem y candidato en la lista Barcelona en Comú. “El 15-M estuve en las plazas, primero en Sol, por un azar, con Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, luego en Catalunya.”

1- Más que un paso lo veo como una interferencia lógica: el régimen actual no es el régimen que desearía el 15-M. La total falta de diálogo por parte del establishment ha forzado el paso a la arena institucional del régimen. Ha sido este autoritarismo del régimen el que ha impuesto el salto electoral. El despliegue de la política del movimiento pasa por no dejar de lado la maquinaria legislativa, como si los efectos de las políticas públicas no fueran con nosotros. Pero para ello hace falta empoderamiento, otras organizaciones, otras prácticas. No valen los partidos, pero tampoco el viejo activismo. Hemos entrado en una fase de mutación intensiva y democratizadora de las formas de hacer política.

2- Una tensión entre ambas. Los incentivos para la acomodación estarán presentes, aunque no tanto como en los años 80. A diferencia de entonces, el austericidio no da mucho margen. La entrada en las instituciones del régimen marca ya (solo por lo hecho de momento) una mutación: jubilación de élites (empezando por Juan Carlos I), promoción de nuevas marcas (Cs), imitación de soluciones procedentes del movimiento (códigos éticos, mandatos limitados, etc.). En las instituciones estos cambios serán más difíciles, pues no solo dependerán de la voluntad de la gente. Habrá que aprender a conflictuar en ese terreno tan difícil. La clave radica en no dejar de tener un pie fuera.

Guillermo Zapata (Madrid, 1979) es guionista y miembro de la lista Ahora Madrid. "El 15-M estuve en la manifestación y, luego, viviendo la acampada en Sol".

1- No hay un paso lógico. Lo que ha habido es un proceso de experimentación que se ha encontrado con una institucionalidad incapacitada para la escucha. Entonces se produce un bloqueo y hay que abordar un problema concreto que es cómo abrir de nuevo la situación. El problema es que el lugar de la institución es el lugar donde las cosas pueden abrirse del todo o cerrarse del todo. Es un riesgo, pero es tanto riesgo como ir a rodear el Congreso porque ese día podríamos haber inaugurado un escenario distinto, de cierre, y lo que pasó fue que se abrió la situación. Entonces no, no tiene lógica, pero tiene sentido aquí y ahora entrar a este asunto. Pero también reconocer que el 15-M es mucho más que este momento concreto o estas herramientas concretas.

2- Apostar a la ruptura es apostarle, creo yo, a la vida posible. La cosa es que estamos en un "entre medias", en el que romper tiene que ser una práctica y no tanto un plan que ya tengamos muy claro. Romper es hacer vivible lo invivible, por lo que tenemos que ser muy osados y muy prudentes al mismo tiempo: osados para desbordar el marco de lo que parece lo único posible, y prudentes para que ese desborde se pueda vivir por las mayorías, para cuidarlas. Una posición quizás más lenta, pero también más desafiante de construir lo que hace posible la vida desde todos los puntos en los que la vida se da.

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