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Ciudadanos busca vías para no desgastar a Rivera

El líder se arriesga a la exposición excesiva ante el poco peso mediático de sus candidatos y la necesidad de controlar el mensaje de la formación

Juan José Mateo
Albert Rivera, durante la campaña.
Albert Rivera, durante la campaña. ELOY ALONSO (REUTERS)

Ningún líder político español se presta tan constantemente al escrutinio de los medios como Albert Rivera, el presidente de Ciudadanos. El precio de que el partido tenga una única voz y un mensaje claro es la exposición excesiva del líder, las críticas de otros partidos a sus “ocurrencias” y que sus palabras sean miradas con lupa.

Desde marzo, Ciudadanos ha tenido que enfrentarse a las polémicas desatadas por las declaraciones de Rivera sobre la edad de los políticos (“La regeneración política de este país pasa por gente que haya nacido en democracia”, dijo, para matizar inmediatamente, “no se trata de la edad, esto no va de tener 40 años, esto va de ser libre”); las ayudas en Andalucía (“Vamos a enseñar a pescar en Andalucía, no a repartir pescado”); o la regularización de la prostitución y las drogas blandas. Esos tres asuntos han sido amplificados por la propuesta programática de limitar por ley el número de personas que pueden ocupar cada habitación de una casa o las críticas del partido a los sindicatos en pleno 1 de mayo (“No siempre actúan con lealtad con el conjunto de los trabajadores”, dijo Matías Alonso, secretario general).

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“Creo que Rivera es víctima de su propia exposición”, valora Gustavo Entrala, fundador de la agencia 101. “Si yo les asesorara les pediría una disciplina prusiana en los mensajes. Estos errores conducen a un desconcierto entre los candidatos de Ciudadanos”, añade. “La partitura musical de Ciudadanos es tan Riverista que resulta difícil de interpretar por la banda. Si además añades notas discordantes, el desconcierto es total”, sigue. “Si quieres ir al votante del PP, la idea de limitar legalmente cuántas personas pueden convivir en una misma habitación será interpretada como una injerencia en la vida privada de una familia. Si estás yendo a por votantes de Podemos, para una regeneración dirigida por gente menor de 40 ya tenemos a Iglesias, Errejon y compañía”, subrayó. “El riesgo es muy elevado. Ahora Rivera debe ser consistente en unas cuantas pocas ideas”, recomendó. “Disciplina interna en los mensajes. Nada de experimentos”, siguió. “Estamos en un momento en el que la volatilidad del voto va a ser bestial. Se ha demostrado en el Reino Unido: en la medida en que el bipartidismo se termina, la intención de voto puede cambiar varias veces de signo de aquí a diciembre”.

Tenemos la suerte de tener un líder fuerte del que no renegamos, mientras que otros ocultan al suyo Fernando de Páramo, secretario de comunicación

Rivera se enfrenta hoy al mismo jeroglífico que Pablo Iglesias resolvió reduciendo su exposición pública. Esta semana, el presidente de Ciudadanos participará en trece actos. Su participación no tiene comparación con la actividad de ningún otro político. Ni Mariano Rajoy, el presidente del Gobierno; ni Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, se implicarán tanto en la campaña para las elecciones municipales y autonómicas del 24 de mayo como el líder de Ciudadanos. Iglesias, el secretario general de Podemos, tampoco. Hubo un tiempo en el que no había tertulia sin el profesor de ciencias políticas. El desgaste consecuente, que desveló las partes del programa de Podemos que todavía estaban sin concretar, le llevaron a dar un paso atrás. Cedió protagonismo. Rivera convive hoy con esa misma dicotomía. El partido necesita su imagen para apuntalar la de unos candidatos generalmente desconocidos. Al mismo tiempo, eso somete a Rivera a un escrutinio continuo, y le enfrenta al peligro de que se deteriore el aura que le ha llevado a ser el político español mejor valorado por los votantes, según las encuestas.

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“Tenemos la suerte de tener un líder fuerte del que no renegamos, mientras que otros ocultan al suyo”, valoró Fernando de Páramo, secretario de Comunicación. “Si hubiera más horas en el día y pudiéramos hacer más actos con Albert, lo haríamos, porque sin un liderazgo con equipo no estaríamos consiguiendo lo que estamos consiguiendo”, añadió. “No trabajamos en jerarquizar mensajes, creemos en el sentido común y en explicar nuestros valores”, añadió. “Abrimos debates con los que otros no se atreven, y menos en periodo electoral”.

Es uno de los grandes retos de Ciudadanos. El partido intenta mantener una sola voz sin que esta sea siempre la de Rivera. Por las tertulias televisivas ya aparecen otros pesos pesados del partido, como la diputada Inés Arrimadas, el subsecretario José Manuel Villegas o el secretario de organización municipal, Carlos Carrizosa. Juan Marín, líder del partido en Andalucía, ya se ha prodigado en algún mitin nacional (Madrid o Tarragona). Su presencia busca enseñar el equipo del partido y contribuye a evitar la erosión de la imagen del líder.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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