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22.000 euros diarios para mantener un aeropuerto fantasma en Murcia

El Gobierno regional beneficia al aeródromo privado frente al público que está a 35 kilómetros

El aeropuerto de Corvera, en Murcia.
El aeropuerto de Corvera, en Murcia.

En 2015 tampoco será. El Aeropuerto Internacional de la Región de Murcia, ubicado en Corvera, no iniciará su actividad este año. Todavía sin aviones ni pasajeros, lo que sí asegura esta cuestionada y costosísima infraestructura es polémica, inevitable compañera desde que el consorcio Aeromur, liderado por Sacyr, se hiciera en 2007 con la concesión para la explotación del aeródromo durante los próximos 40 años.

Corvera empezó a construirse en 2008. Dos años después, los trabajos cesaron ante la imposibilidad de Aeromur para encontrar financiación al proyecto. Finalmente, la Comunidad se vio obligada a avalar un préstamo de 182 millones de euros para la terminación de las obras a cambio de que la concesionaria renunciara a recibir ayudas públicas en el caso de producir pérdidas.

Los trabajos concluyeron en enero de 2012. Se avecinaba una fastuosa inauguración que nunca llegó a celebrarse. Aeromur pidió al Ejecutivo regional un reequilibrio financiero para asegurarse el auxilio público si existieran pérdidas, además de solicitar el cierre del cercano Aeropuerto de San Javier, base aérea militar a 35 kilómetros de Corvera, gestionado por la entidad pública Aena en su tráfico civil.

Para entonces, Corvera, como Castellón o Ciudad Real, ya se había convertido en una más de las moles de hormigón sin más vuelos en sus cielos que los de las aves. En septiembre de 2013, el Consejo de Gobierno de la región de Murcia rescindió el contrato con Aeromur por el incumplimiento de la concesionaria para la puesta en marcha del aeropuerto en los plazos establecidos.

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Meses después, la comunidad tuvo que asumir los 182 millones de deuda del aeropuerto tras la ejecución del aval. En términos económicos, esta gestión supone para la región de Murcia, la quinta con mayor tasa de paro en España, una inversión de más de ocho millones de euros al año, casi 22.000 euros al día, para afrontar los gastos de su mantenimiento.

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Tras un frustrado intento el pasado año de renegociar un nuevo acuerdo con Aeromur, el Gobierno regional intentó desbloquear la situación con un nuevo concurso que vería la luz, según adelantó la Consejería de Fomento, durante el pasado mes de febrero. Plazo que venció sin hacerse público el concurso.

Mientras tanto, el Aeropuerto de San Javier, que el Gobierno autonómico desea ver cerrado para dejar vía libre a Corvera, donde conviven los vuelos de carácter militar y civil, recibió el pasado febrero el premio ASQ (Airport Service Quality) al mejor aeródromo de Europa en la categoría de menos de dos millones de pasajeros al año. Este reconocimiento ha sido otorgado, en gran parte, por el buen desempeño de sus trabajadores. Entre ellos, los 80 de Aena que luchan por no tener que trasladarse a Corvera y perder su condición de trabajadores públicos para convertirse en asalariados de una empresa privada. El resto, 450 puestos de trabajo directos y cerca de 1.200 indirectos, sufren la incertidumbre de no tener garantizada su estabilidad laboral si se cierra San Javier.

Este pequeño aeródromo fue calificado como infrautilizado el 14 de diciembre de 2014 por el Tribunal de Cuentas de la UE. La institución denunció la incoherencia entre Administraciones, con un Ministerio de Fomento invirtiendo grandes cantidades en la ampliación del Aeropuerto de San Javier, al tiempo que desde Murcia se promovía la construcción de uno nuevo.

El cierre de vuelos civiles en San Javier obligaría a Aena a devolver 10 millones de euros a la Unión Europea, cantidad recibida del Fondo Europeo de Desarrollo Regional para ampliar las instalaciones del aeropuerto.

Corvera se ha convertido en un constante quebradero de cabeza para un Gobierno regional empeñado en promover el cierre de un aeropuerto público, eficaz y funcional, privilegiando a otro de gestión privada que desangra, día a día, los bolsillos de los murcianos.

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