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Sanidad estudia equiparar el uso del cigarrillo electrónico al del tabaco

El cambio supondría la prohibición del dispositivo en lugares públicos cerrados

Una mujer fuma un cigarrillo electrónico.
Una mujer fuma un cigarrillo electrónico.PHIL NOBLE (REUTERS)

El Ministerio de Sanidad tiene sobre la mesa una compleja papeleta: la regulación del cigarrillo electrónico. La UE ha emitido una directiva sobre la publicidad y otros aspectos, pero el departamento que dirige Alfonso Alonso quiere aprovechar para completar la legislación sobre un producto que en los últimos tres años se ha popularizado. Aunque oficialmente no hay postura, fuentes del sector afirman que lo que el ministerio les transmite es que la idea es equiparar el tratamiento del cigarrillo electrónico con el del resto del tabaco. Esto implicaría prohibir su uso en lugares cerrados públicos.

Según fuentes del sector del cigarrillo electrónico, la decisión ha partido de la Secretaría General de Promoción de la Salud y la Dirección general de Salud Pública, y actualmente parece que “se encuentra en el ministro para tomar la decisión”. El ministerio ni lo desmiente ni lo confirma. Solo admite que ha habido reuniones; la última de ellas, el miércoles.

Una decisión que equiparara ambos productos tendría como base una declaración de la Organización Mundial de la Salud de agosto del año pasado y el apoyo del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo. El portavoz del comité manifiesta que “aunque está claro que el cigarrillo electrónico es claramente menos peligroso, no es inocuo. Hasta que esto no se demuestre, por prevención debe prohibirse su uso en lugares públicos”.

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La ANCE, por su parte, en una carta enviada al ministro a la que ha tenido acceso este periódico defiende que ya ha adoptado medidas de autorregulación de publicidad y venta a menores, y que ya se ha restringido el uso del cigarrillo electrónico en colegios, hospitales y transportes públicos. Afirma, asimismo, que solo Malta ha decidido, hasta ahora, la equiparación legal d ambos productos. Pero, sobre todo, insiste en que su producto no es igual que el tabaco, y que la propia UE en su directiva al respecto lo considera una categoría aparte.

De hecho, aunque la regulación se va a hacer para trasponer una directiva europea, esta no entra en estos aspectos. La UE no ha entrado en el fondo de la cuestión y ha dejado que cada país decida si considera a los cigarrillos tabaco, un fármaco para dejar de fumar o un producto distinto. Esto último es lo que quieren los fabricantes.

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