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Cospedal se desmarca del plan de comunicación del Gobierno

"La portavoz en los tiempos más duros del PP he sido yo”, recuerda la secretaria general

Rajoy, este lunes, en la inauguración de una autovía.
Rajoy, este lunes, en la inauguración de una autovía.ABEL ALONSO (EFE)

La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, una de las dirigentes cuestionadas internamente por su labor de portavoz del PP, hizo este lunes una cerrada defensa de su tarea estos últimos años pero optó por desmarcarse del plan de comunicación del Gobierno. “No me siento cuestionada, había que ser portavoz en los momentos más difíciles que ha vivido este partido y francamente, la que lo ha hecho he sido yo”. Admitió no obstante, que “como todo en la vida, esa labor pudo ser mejorable”.

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Preguntada sobre si urge un cambio de rumbo en la política de comunicación del Gobierno, que dirige Soraya Sáenz de Santamaría, Cospedal optó por desmarcarse: “Yo sobre el Gobierno no hablo porque mi labor está en el partido”. Y remarcó que todos estos años tanto a ella como al PP solo los ha ocupado la defensa del Gobierno. Lo dijo en Guadalajara durante una rueda de prensa para hacer balance de su presidencia en Castilla-La Mancha —en la sede del PP no comparece desde hace más de un mes—.

En Moncloa, entretanto, tampoco se adivinan grandes cambios de estrategia pese a la crítica interna. “La comunicación del Gobierno igual que sus políticas están en constante evolución, se van cambiando para responder a nuevos retos”. Es la respuesta lacónica que un portavoz del Ejecutivo de Mariano Rajoy ofreció este lunes a las críticas que tras la derrota en las elecciones andaluzas han lanzado dirigentes del PP (en público y en privado) a la forma de comunicar del Ejecutivo y del partido.

Distintos barones, como el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, la líder del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, o la presidenta del partido en Madrid y candidata a la alcaldía de la capital, Esperanza Aguirre, temen, si no hay reacción, otra debacle en las municipales y autonómicas de mayo, donde el PP se juega el inmenso poder territorial conseguido hace cuatro años. Esas voces, y muchas otras en privado, vienen reclamado que se explique mejor la política del Gobierno, aunque hay también cargos orgánicos que creen que la gestión de la crisis y los recortes son imposibles de explicar a esa clase media —la base del electorado del PP— que tanto ha sufrido.

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Aunque el partido es un hervidero y la idea de que se necesitan nuevas caras y mensajes cala entre la mayoría de dirigentes consultados, el entorno de Rajoy y la dirección del PP hacen ver que el Gobierno y el partido son ahora más accesibles a los medios. Este lunes mismo el propio Rajoy desplegó una maratoniana jornada de inauguraciones (el último día antes de que estén prohibidas por ley).

El vicesecretario, Carlos Floriano, otro de los portavoces señalados internamente, preguntado por las quejas de los barones aseguró en Cáceres: “Quedan ocho semanas para la campaña, estamos convencidos de que los ciudadanos apostarán por las reformas y estabilidad que representa el PP”. Y confirmó, como director de campaña, que sigue en marcha el plan previsto. Las dos ideas fuerza que lanzará su partido para la batalla municipal y autonómica serán intentar explotar la creación de empleo y las bajadas de impuestos del Gobierno en la recta final de la legislatura, tras haberlos subido al inicio del mandato. El mensaje de la recuperación lo dan por descontado muchos dirigentes, conscientes de que la mejora de la macroeconomía apenas la notan las familias. Los más críticos temen precisamente, que nada cambie hasta las generales. Y en la mente de todos está el ascenso de Ciudadanos. Pero ni siquiera hay unanimidad en la forma de combatirlo. Algunos dirigentes sugieren suavizar las críticas para intentar salvar algunas instituciones gracias a pactos con el partido de Albert Rivera.

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