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Elecciones andaluzas
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Y el PSOE ganó otra vez

Tras el 22-M vuelven a alzarse voces que preguntan cómo es posible que en Andalucía vuelvan a ganar los socialistas

Luis Barbero

Tras el 22-M vuelven a alzarse voces que preguntan cómo es posible que en Andalucía, una comunidad que tiene una tasa de paro insoportable (34%, 10 puntos por encima de la media nacional) y que está salpicada por lamentables casos de corrupción con epicentro en la Administración autonómica (caso ERE), vuelva a ganar el PSOE. Este partido gobierna de forma ininterrumpida desde hace 33 años en Andalucía, la única comunidad en la que no ha habido alternancia.

Sociológicamente Andalucía es desde hace décadas una comunidad con un electorado mayoritariamente de izquierdas

Lejos quedan ya, afortunadamente, las lecturas simplistas del voto cautivo, aunque hay cierta retórica discursiva que viene a decir lo mismo, pero de forma más sofisticada. Lo primero, lo obvio: el PSOE ha vuelto a ganar porque los andaluces, de forma libérrima, así lo han querido. Segundo, sociológicamente Andalucía es desde hace décadas una comunidad con un electorado mayoritariamente de izquierdas. Los resultados del pasado domingo abundan, precisamente, en un escoramiento de la sociedad andaluza hacia estas posiciones. Si en la pasada legislatura, PSOE e IU sumaban 59 diputados frente a 50 del PP, en la próxima los partidos de izquierda (PSOE, IU y, pese a su indefinición, Podemos) suman 67 escaños.

Luego vendría una explicación histórica. En la Transición, el PSOE capitalizó la movilización popular que permitió a Andalucía, vía referéndum, equipararse con las comunidades históricas, una lucha que se entendió básica para salir del subdesarrollo. En cierta manera, los socialistas se convirtieron en el partido nacionalista de Andalucía y consiguieron que una amplia mayoría de ciudadanos se identificase con sus siglas, un fenómeno que aún perdura, sobre todo en los municipios del interior. La campaña de la candidata socialista, Susana Díaz, ha estado repleta de invocaciones al espíritu del 28-F de 1980, fecha en la que se celebró la consulta popular.

La campaña de la candidata socialista, Susana Díaz, ha estado repleta de invocaciones al espíritu del 28-F de 1980

Y por último, una razón práctica, al margen de los manuales de ciencia política. Cuando llegan elecciones, el PSOE andaluz despliega toda su maquinaria, todo su poder, que es mucho, para ganar voto a voto, casa a casa, barrio a barrio y pueblo a pueblo. Su implantación territorial, en una comunidad con 776 municipios, no tiene parangón.

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Tras 33 años en el Gobierno autónomo, en el debe del PSOE andaluz se acumulan, fundamentalmente, su inoperancia para afrontar un paro estructural y casos de corrupción que solo se explican desde una sensación de impunidad y de falta de control en el ejercicio del poder.

Los andaluces han vuelto a perdonar de nuevo al PSOE estos lastres y la obligación histórica de Susana Díaz es cambiar estas inercias si quiere cumplir el nuevo tiempo que promete.

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Sobre la firma

Luis Barbero
Es subdirector de Actualidad de EL PAÍS, donde ha desarrollado toda su carrera profesional. Ha sido delegado en Andalucía, corresponsal en Miami, redactor jefe de Edición y ha tenido puestos de responsabilidad en distintas secciones del periódico.

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