Teresa ante el primer tren

Hubo una lucha contra el franquismo por delegación en la vida de Teresa Rodríguez. La base militar de Rota autorizada por el dictador soliviantó a la chica Rodríguez, que a los 14 años empezó a movilizarse contra ella. Ya para entonces había tenido uno de esos intercambios de impresiones con su familia a cuenta de una cocina: ella la quería para jugar, su madre le explicó algo así como que tenía que estudiar para pisarla lo menos posible.

La candidata de Podemos siempre ha sido de verbo subido

La candidata de Podemos siempre ha sido de verbo subido, arrojada y combativa. Política las 24 horas, hasta la extenuación, tiene el mérito de haberse ido de IU, incluso antes que los jefes de su partido con Izquierda Anticapitalista, para presentarse a alcaldesa de Cádiz, donde no llegó a 1.000 votos. Por el camino ha coleccionado protestas, manifestaciones y declaraciones con un lenguaje propio y alambicado, vagamente asambleísta, con el que expresar ideas más sencillas de lo que parecen: “Por una cultura libre y desmercantilizada y para la juventud, generar espacios públicos autogestionados por las agrupaciones de cualquier segmento de edad”.

El juego sucio hizo aparecer a una chica parecida a ella, como si fuese un escándalo, desnuda en una playa nudista; TVE mostró la foto diciendo que Rodríguez desmentía ser esa mujer, que es como emitir el desnudo de un señor con declaraciones de De Guindos asegurando que no es él. Le ha venido todo al paso, ni en sueños pensaba ser eurodiputada y por primera vez ve la oportunidad de cambiar las cosas. Pelea con todos, también con el Podemos oficialista de Iglesias. Su familia regenta la Perfumería Rodríguez en Rota: experta en olores, como Grenouille, se ha hecho uno a medida para llegar a la Junta sin dejar cadáveres.