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Rajoy vaticina la mudanza de Díaz y el pacto con Podemos y Ciudadanos

"No se puede tirar el voto para dárselo a fórmulas de varita mágica o conejos en la chistera de los que no han gestionado nunca"

Javier Casqueiro
Mariano Rajoy y Juanma Moreno en Roquetas de Mar (Almería).
Mariano Rajoy y Juanma Moreno en Roquetas de Mar (Almería).MIGUEL ANGEL MOLINA (EFE)

El tercer mitin del presidente del PP, Mariano Rajoy, en esta campaña andaluza fue el más claro, contundente y duro contra sus principales rivales en estas elecciones, por un lado contra "el continuismo del proyecto caduco y socialista" de Susana Díaz, a la que no menciona y sobre la que vaticinó "su mudanza dentro de poco a Madrid", y por otro contra las ideas de los partidos emergentes como Podemos y Ciudadanos. A Díaz la despachó como la representante del "pasado imperfecto". A Ciudadanos y Podemos los incluyó en el bloque de las nuevas opciones políticas sobre las que hay que desconfiar "porque no han gestionado nunca, en ningún sitio, no han tenido responsabilidades" y también alertó hacia la desconfianza con "los que proclaman soluciones instantaneas para resolver problemas, porque no hay varitas mágicas sino trabajo planificado, o contra los conejos en la chistera de los que no dicen nada, para ver si pescan de aquí y de allá".

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El discurso de Rajoy persigue una finalidad evidente. Primero movilizar a todos sus votantes históricos, a los que le votaron a él en las generales de 2011 y a Javier Arenas en las autonómicas de 2012, ese techo de 1.500.000 papeletas que si repitieran ahora darían la mayoría absoluta al candidato actual, Juan Manuel Moreno. Y, por otra parte, contraponer esa opción de "cambio progresista" que quiere que personifique el PP y Moreno frente al continuismo de las mismas recetas de los últimos 33 años al frente de la Junta, tanto si gobierna el PSOE en solitario como si pacta finalmente con Podemos y Ciudadanos, como augura Rajoy.

Mariano Rajoy se vuelca en todas sus intervenciones, tanto en las institucionales como presidente del Gobierno como en las partidistas, en fijar objetivos, metas y retos sobre la creación de empleo para el futuro porque vaticina "un nuevo ciclo virtuoso de prosperidad y crecimiento si se mantiene la misma línea". Lo hace para España y también para Andalucía, para su partido y para los demás. Concluye que si entre 2014 y 2015 se podrán generar al final en España hasta un millón de puestos de trabajo se podría seguir esa senda en los siguientes años hasta los 20 millones de trabajadores en todo el país para la siguiente legislatura. En Andalucía, tanto Rajoy como Moreno, demandan la necesidad de promover más de 500.000 trabajos en estos dos años y hasta un milón al final del nuevo mandato.

El líder popular resalta mucho ese aspecto en sus alocuciones para identificar a la marca socialista con el paro: "PSOE y creación de empleo son dos conceptos claramente incompatibles, no pueden con ello". Y para que los votantes desencantados no se fíen ahora tampoco de los nuevos partidos: "Desconfiar de los que no han gestionado nunca, en ningún sitio, y no han tenido ninguna responsabildiad. Desconfiar de los que proclaman soluciones instantáneas para resolver problemas, porque no hay varitas mágicas sino trabajo bien planificado. Desconfiar de los conejos en la chistera y de los que no dicen nada para ver si pescan de aquí y de allá y de los que parece que prometen un cambio político y van a apuntalar lo que hay". Fue ahí cuando Rajoy clamó incluso a los suyos a "no tirar el voto para dárselo a las fuerzas que van a garantizar la continuidad de un proyecto caduco, para avalar que continúen los mismos: el socialismo y el inmovilismo".

Frente a todas esas aventuras, espejismos o experimentos, como califican a Podemos y Ciudadanos en el PP, Rajoy se ofrece como el dirigente sensato que evitó la quiebra, el rescate y la ruína: "A mí no me obligaron a bajar las pensiones un 20%". Y retrata a Moreno como "el representante del cambio con esperanza, porque sabe lo que es gobernar y gestionar en los momentos difíciles, cuando no había un euro", y cuando estuvo al frente de la secretaría de Estado de Asuntos Sociales.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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