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Moreno apela al corazón y la razón para atraer a los indecisos del PP

El candidato no ataca a Rivera pero le califica como el “dueño” de un partido transversal que también perjudica al PSOE

Javier Casqueiro
El candidato del PP Juan Manuel Moreno, acompañado de Javier Arenas, a las puertas del mercado de abastos de Almería.
El candidato del PP Juan Manuel Moreno, acompañado de Javier Arenas, a las puertas del mercado de abastos de Almería.BERNARDO PÉREZ

“Si movilizamos otra vez al millón y medio de votantes del PP de las últimas andaluzas yo gano las elecciones y gobierno”. Así de contundente se expresó el candidato popular a la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, en una charla informal con los periodistas que le siguen en esta peculiar campaña. Pero ese objetivo está muy lejos a día de hoy de poder repetirse y lo sabe. Por eso toda la recta final de los actos, discursos, visitas, mítines y estrategias planificadas por el PP para la próxima semana, con especial incidencia en las últimas 24 horas y el día de reflexión, están pensados para agitar las conciencias y la desgana crítica de su propio votante. Moreno apelará a su “corazón y a sus sentimientos”.

En la primera fase de esta campaña el candidato del PP ha querido ofrecer un perfil “moderado, sensato y centrado”. Ha mencionado muchas veces la necesidad de más “sentido común”. Ha eludido las trampas y meteduras de pata de otros dirigentes populares, muy propicios a caer en los tópicos y las diatribas más duras cuando se desplazan al sur. Pero ahora entramos en el momento decisivo y la distancia con la victoria es mucha, según todas las encuestas, también las internas.

“Nadie va a tener mayoría absoluta ni de cerca, esa época se terminó, y se producirá un escenario incierto, más complicado, con presencia de más partidos y la necesidad de pactos”. Moreno llega a esa conclusión para las elecciones andaluzas del 22 de marzo, pero le vale también para lo que cree que pasará en mayo con las autonómicas y municipales y a finales de 2015 con las generales. “Hemos entrado en un tiempo nuevo que requiere de otro tipo de partidos y de liderazgos”.

Un equipo de EL PAÍS TV recorre las provincias andaluzas para reflejar ocho escenarios de la comunidad que vota el 22-M
Un equipo de EL PAÍS TV recorre las provincias andaluzas para reflejar ocho escenarios de la comunidad que vota el 22-M

La charla con los periodistas se produce en el autobús de campaña. Abarca todos los asuntos, regionales y nacionales, sin ningún límite. Moreno explica que se considera un político “normal” que ha escuchado y entendido lo que demanda ahora la calle. Y comparte con los votantes más críticos su indignación actual con un sistema que ha dado varias señales de agotamiento, especialmente con los casos de corrupción. Él también dice sentirse muchas veces hastiado y avergonzado con los “sinvergüenzas” que han proliferado por distintas formaciones, incluida la suya. Menciona con estupor el caso de las tarjetas black de la antigua Cajamadrid pero se refiere también implícitamente al daño que les ha causado el caso Gurtel.

Pero ante ese panorama cree que su partido, el PP, es el más necesario para conseguir el primer cambio real de gobierno tras 33 años socialistas en la Junta si se aplica a lo que reclaman los nuevos tiempos. Por eso rechaza, sin increpar duramente a sus líderes, “el experimento” o “aventura” de los nuevos partidos emergentes, como Ciudadanos y Podemos. Sobre Ciudadanos comenta que es “un espejismo”, de ideología de centro izquierda, transversal, que hurga también en caladero de los votantes socialistas, y que durará lo que han durado otros proyectos personalistas similares. Etiqueta a su cabeza más visible, el catalán Albert Rivera, como el “dueño” de la formación, para minusvalorar la trascendencia del proyecto. Si gana y los necesita para gobernar los llamará, fijará tres premisas básicas, y si no las aceptan se embarcará en un gobierno en minoría.

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Moreno no insulta a Rivera, al que no conoce, ni cuestiona la presunta catalanidad de Ciudadanos ni suscribe las palabras “desafortunadas” del delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz, que luego rectificó, sobre que no le gustaría que su región fuese mandada desde Cataluña o por una persona llamada Albert. Moreno nació en Barcelona hace 44 años, es hijo de emigrantes que se asentaron en Cataluña y sigue manteniendo lazos familiares y afectivos con esa comunidad.

Su estrategia no va por ahí. Tampoco por avanzar ahora qué tipo de pactos permitirá o promoverá tras la cita con las urnas. “Primero ganar con un voto más y luego si es así creo que gobernaré, porque el PSOE no va a volver a hacer lo de hace tres años, intentar gobernar con quién sea aunque no venza”.

El resultado que le vaticinan varios sondeos, en algunos casos hasta 15 escaños menos de los 50 sumados por Javier Arenas en 2012, no se lo cree. Interpreta que hay mucho voto oculto hacia el PP e inflado hacia las nuevas formaciones, porque los indecisos se estiman en el 40%, un 20% de los cuáles acepta que son votantes de su partido, y por tanto sueña con incorporar esos votos al final cuando les demande directamente un apoyo “serio y reflexivo para la continuidad de sus modelos de vida”. En ese sentido argumenta que le viene bien la presencia constante del presidente Mariano Rajoy en Andalucía, este fin de semana en dos nuevos actos, porque “aporta la figura de la estabilidad y asienta el voto del PP”. No todos los dirigentes nacionales le transmiten la misma confianza y de hecho en la última semana se les aportará un argumentario oficial para que lo sigan y no cometan más pifias.

Concluye que ni Ciudadanos ni Podemos despiertan en ese sentido mucha confianza, aunque tampoco quiere recurrir al voto del miedo. Mantiene que pase lo que pase el 22M él seguirá en Andalucía, porque su proyecto es a más largo plazo, y afirma que la que de verdad se juega su futuro es la socialista Susana Díaz.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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