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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

11-M: errores creados

Lejos de nosotros la voluntad de comprender los fundamentos propios del Estado Islámico

Antonio Elorza

Así como en el mundo natural no existe generación espontánea, tampoco en la dinámica política de ideas y opiniones tiene validez ese supuesto. Pensemos en la reacción de Podemos e IU contra la condena europea de la oleada de represión en Venezuela. Los partidos pueden ser engañadores colectivos, en vez de los intelectuales colectivos gramscianos. Así fue útil ver la exhibición de paleocomunismo de Cayo Lara —¡Maduro contra el golpe!— y de cinismo por Iglesias, pues muestra que ambos aprueban la represión a ultranza cuando el adversario puede ganar unas elecciones y ellos detentan el poder. Aviso para el futuro. Pero ya aquí y ahora, ¿cómo sus seguidores van a entender que no se trata de disputar la democracia, sino de respetarla?

Los partidos pueden ser engañadores colectivos, en vez de los intelectuales colectivos gramscianos

Algo parecido sucede con el 11-M. Hace poco Reinares documentaba muy bien el error de quienes a derecha e izquierda estimaron unas u otras causas del atentado. Pero los sujetos del error en su texto son colectivos y sin clara motivación. No fue así: si muchos insistieron en la culpabilidad a ETA, ello surgió de una prolongada intoxicación nacida del Gobierno Aznar. ¿Es incorrecto recordarlo? En cuanto a la foto de las Azores, no era irracional verla como aliciente. Otra cosa fue el empecinamiento en sostenerlo, incluso por víctimas líderes de opinión, cuando todo estuvo claro. Esto respondía, y responde, a una visión sembrada a partir del 11-S, desde medios académicos, que desvía la atención desde las causas endógenas del terrorismo islámico a justificaciones económicas, como la pobreza o el imperialismo en un “no es eso, no es eso” gratificante, que otorga al seguidor el certificado de progre y le evita pensar más. La masiva acogida por lectores en este diario del artículo “Yo no soy Charlie Hebdo probó la vigencia de tal actitud.

Aquí y ahora, ¿cómo sus seguidores van a entender que no se trata de disputar la democracia, sino de respetarla?

Reinares es investigador principal del Instituto Elcano en terrorismo, pero a su lado hay otro IP, especialista en Islam, Haimzah Amiráh, cuya reciente intervención en el foro de la UE en Bellas Artes se mueve por otros caminos. Lo crucial sería no llamar al Estado Islámico (EI) así, sino DAESH, reconocer que lo ocurrido fue fruto de una sucesión de “nuestros errores”, que los del EI siguen a Huntington, que los que más combaten al yihadismo son los musulmanes y que el atentado de Charlie Hebdo no lo fue “contra nuestra civilización” sino contra “la civilización”. Así que tranquilo, porque si te ejecutan no van contra ti sino contra esa señora. Balance: lejos de nosotros la voluntad de comprender los fundamentos propios del Estado Islámico.

¿Dónde está la raíz de una opinión dividida? Desde luego, no en que los españoles carezcamos, como sugiere Reinares, “de la necesaria resiliencia ante atentados terroristas”, sino en la desinformación desde arriba.

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