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El viaje radical de Samira Yerou y su hijo Mohamed

El juez Andreu encarcela a la mujer detenida por tratar de enrolarse en el Estado Islámico

Fernando J. Pérez
El furgón que traslada a Samira Yerou, este martes.
El furgón que traslada a Samira Yerou, este martes.Juan Carlos Hidalgo (EFE)

En la Nochebuena de 2014, el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu tuvo una guardia bastante agitada para una víspera de fiesta. Un escrito de la Guardia Civil le informaba de que las autoridades turcas habían detenido a Samira Yerou, una mujer marroquí de 32 años, y a su hijo Mohamed, de tres años y nacido en España, cuando intentaban cruzar clandestinamente la frontera con Siria para unirse a las filas del Estado Islámico (EI). El magistrado inició una investigación que ha desembocado, de momento, con el ingreso en prisión provisional de la madre, detenida el pasado domingo en las pistas del aeropuerto barcelonés de El Prat. Las pesquisas policiales, y la declaración de la mujer ayer ante el magistrado, han permitido reconstruir el periplo radical de Yerou, que llegó a hacer que su hijo, nacido en 2011, repitiera por teléfono frases como “degüello al policía y voy”, “quiero ir con los muyahidines” o “nuestro emir es Abu Baker Al Baghdadi”.

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Los agentes de Información del instituto armado siguieron, por orden del juez Andreu, los rastros que dejó Yerou en los meses anteriores a su arresto en Turquía. Los investigadores supieron que la mujer mostró sus primeros signos de radicalización en el verano de 2013. A partir de marzo del año siguiente comienza a contactar por teléfono con diferentes interlocutores en Siria, Irak, Emiratos Árabes, Arabia Saudí y Jordania. Estos contactos internacionales se multiplican en junio y julio de 2014.

La mujer, residente en Rubí (Barcelona) empezó a preparar en serio su viaje a Siria el pasado diciembre. El día 4 de ese mes, viajó a Marruecos, donde sacó unos 2.000 euros de una cuenta a su nombre en un banco de ese país. Una semana después regresó a Barcelona, donde compró una tableta Samsung y contrató una nueva línea de teléfono. Con este nuevo número, el 11 de diciembre realizó siete llamadas a un mismo número localizado en Siria.

El 15 de diciembre, la mujer extrajo los 2.500 euros que contenía una cuenta corriente abierta a nombre de su hijo y compró otro teléfono móvil. Esa noche, con la tarjeta de crédito de un familiar, compró un billete de Pegasus Airlines para viajar a Estambul al día siguiente. En España quedaba el marido de Yerou y padre del pequeño Mohamed, que denunció su secuestro.

Tras llegar a la capital turca, Yerou se puso en contacto con un hombre llamado Abu Ghada, un miembro del EI al que había conocido a través de las redes sociales. Este indicó al taxista, por el teléfono de la mujer, una dirección del barrio de Tazim de Estambul donde ambos se encontraron.

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El periplo de Samira Yerou y su hijo Mohamed en Turquía no duró mucho. Abu Ghada facilitó a madre y niño billetes de autobús desde Estambul hasta Gaziantep, un recorrido de aproximadamente 1.100 kilómetros. Desde allí, alguien les llevó a la localidad fronteriza de Kilis, 60 kilómetros más al sur, donde se refugiaron en una casa abandonada, junto a otras personas que también habían decidido unirse a la organización terrorista.

El 23 de diciembre, las fuerzas de seguridad turcas detuvieron al grupo. En el centro de internamiento al que Samira Yerou y el pequeño Mohamed fueron a parar, la inteligencia turca grabó una conversación telefónica entre la mujer y un hombre saudí encargado de facilitar el paso de la frontera entre Turquía y Siria. Para demostrar al interlocutor, a quien se dirige en términos cariñosos, su compromiso con la causa salafista la madre hace repetir al menor frases como esta: “Degüello al policía y voy”; “Voy a ir con los muyahidines” o “nuestro emir es Abu Baker al Baghdadi”, autoproclamado califa del Estado Islámico.

Samira Yerou, imputada por un delito de integración en organización terrorista, fue enviada ayer a prisión. El juez Andreu justifica la medida por el “elevadísimo riesgo” de que la madre yihadista trate de fugarse. El pequeño Mohamed se encuentra bajo la custodia de su padre.

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Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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