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El PP acepta que Aguirre sea candidata y presidenta del partido en Madrid

La presidenta madrileña amenaza con retirarse a las pocas horas de ser nominada porque cree que quieren controlar su organización

Javier Casqueiro
Esperanza Aguirre, el pasado enero.
Esperanza Aguirre, el pasado enero.ULY MARTIN

La eterna batalla por el control del PP de Madrid sigue abierta y no tiene un futuro muy claro. El presidente del PP y del Gobierno, Mariano Rajoy, pactó el viernes, tras varias conversaciones cruzadas al máximo nivel, con Esperanza Aguirre que podría ser la candidata a la alcaldía de la capital si accedía a dejar la presidencia del partido en la región, que desde hace años le es muy esquiva. Aguirre, que rechazó ese primer ofrecimiento por parte de la número dos del PP, María Dolores de Cospedal unas horas antes, al final accedió pero con la condición de que ese relevo se haría más tarde, si ella ganaba y conseguía la alcaldía y cuando se convocara un congreso interno.

Día y medio después de ser investida por Mariano Rajoy candidata a la alcaldía de Madrid, la presidenta del partido en esta comunidad, Esperanza Aguirre, ha desatado una guerra interna en el Partido Popular y desafiado al propio Mariano Rajoy. Esta mañana ha advertido al Partido Popular de que si decide crear una gestora para dirigir el partido en Madrid, una propuesta que según ella nunca le hizo llegar directamente la secretaria general, María Dolores de Cospedal, el pasado viernes cuando le comunicó sus opciones como cabeza de cartel, ella dejará de ser candidata a la alcaldía de la capital.

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En declaraciones a EL PAÍS, Aguirre concreta su amenaza: "No voy a aceptar ir a la alcaldía para que me haga las listas Javier Arenas y el programa Manuel Cobo [exconcejal en el Ayuntamiento, actual responsable de Política Municipal del PP nacional y un estrecho colaborador de Alberto Ruiz Gallardón, su rival de toda la vida en el partido]". Aguirre no tiene buena relación hace años ni con Arenas ni con el entorno de Gallardón.

El Partido Popular ha reaccionado esta misma tarde con un breve comunicado en el que asegura que, "ante las distintas informaciones publicadas hoy en los medios de comunicación, Esperanza Aguirre acordó con la dirección nacional del partido que, si era elegida alcaldesa de Madrid, querría dedicarse en exclusiva al Ayuntamiento, y dejaría la presidencia del PP de Madrid". Y remacha a continuación que cualquier cosa publicada en otro sentido "carece de veracidad".

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Antes Aguirre había difundido a través de las redes sociales su enfado por la intención del PP de apartarla: "No pienso dejar la presidencia de PP Madrid ¿Pero esto qué es? Tengo ilusión por ser alcaldesa, pero nadie me hace el programa y la lista", ha escrito en Twitter.

En una entrevista a la cadena COPE, Aguirre ha asegurado que ya el viernes avisó a Cospedal que no iba a dejar la presidencia del partido en Madrid y recordó que los estatutos de los populares exigen que las direcciones se elijan en congresos. "Que pongan una gestora mañana si quieren, y en ese momento que busquen a otro candidato, porque yo no me voy a presentar como candidata para que el programa electoral lo hagan otras personas con las que yo no coincidido, y la lista electoral otro tanto. No, no soy un monigote", ha avisado Aguirre.

La presidenta del PP de Madrid ha vuelto con la candidatura al primer plano de la política a pesar de que, como se ha encargado de recordar González en los últimos días, ella era la responsable máxima del PP madrileño y del Gobierno cuando se produjeron todos los escándalos de los últimos años en Madrid, entre ellos el caso del espionaje a rivales internos del partido. Ella fue también quien eligió como mano derecha a Francisco Granados, ahora en la cárcel. Y con ella en el poder creció la red Gürtel, con Madrid y Valencia como epicentros.

La guerra abierta desde el Congreso Nacional del PP en Valencia en 2008 entre la dirección central que encabeza Mariano Rajoy y la regional en Madrid que lidera Esperanza Aguirre sigue vigente, a pesar de que durante los últimos meses Aguirre había rebajado la tensión con Rajoy para lograr ser candidata en Madrid. Ni siquiera su confirmación como cabeza de cartel al Ayuntamiento, una de las plazas claves para el PP en los comicios de mayo, ha servido para tender puentes.

El viernes, a última hora, la número dos del PP, María Dolores de Cospedal, llamó a Aguirre para exigirle que abandonase la presidencia del partido en Madrid si pretendía seguir siendo alcaldable. Aguirre se negó y pese a ello fue nominada. El Comité Electoral Nacional del PP se reunió el viernes por la mañana en la sede central del partido y solventó con una larga sesión algunas papeletas complicadas en distintas candidaturas: Valencia y Comunidad Valenciana, Murcia, Valladolid, Melilla. Pero miembros del citado comité ya avisaron temprano a otros cargos del partido que tenían pensado desplazarse a Jerez para asistir a un mitin de Rajoy que era mejor que permanecieran en Madrid toda la tarde. La jornada fue tensa y llena de llamadas cruzadas.

Esa tarde Cospedal telefoneó a Aguirre y le planteó la condición que imponía Rajoy para que fuese candidata a la alcaldía. Aguirre replicó con un tono suficiente, según fuentes conocedoras de la charla. Le respondió que no aceptaba esa exigencia y que en ese escenario era mejor que el partido no la nominase. Cospedal no le explicitó la razón por la que Rajoy pretendía descabalgarla al frente de la organización madrileña pero Aguirre y su equipo, en el que aún sigue González pese al aparente distanciamiento de las últimas semanas, lo entendieron rápido.

Aguirre y González coinciden ahora en que toda la operación de las candidaturas de Madrid, que implica la caída del tándem, la marcha del actual presidente regional y el plan para colocar a otra persona al mando del partido, tenía por objetivo controlar más y mejor esta organización, la única que se mantiene díscola con Rajoy desde 2008. A las ocho de la tarde del viernes, pese a todo, el PP envió el comunicado oficial en el que Aguirre seguía en ese puesto.

Cospedal también fue la encargada de llamar por teléfono a González el viernes. Solo le comentó que finalmente no sería candidato. No le dio muchos argumentos. González volvió a enfatizar que le parecía un error fruto de lo que él entiende como una campaña orquestada para derribarle con la reedición de supuestos casos oscuros en torno a su persona y de los que no ha resultado imputado. No fue un buen trago. González y Cospedal tienen una buena relación desde la época en la que Aguirre fichó a la dirigente del PP como consejera de Transportes para relevar a Francisco Granados, ahora encarcelado por el caso Púnica.

González no comprende el comportamiento de la dirección nacional del PP con respecto a él ni ahora ni hace meses. Se ha rebelado contra el distanciamiento que mantiene desde hace años con Rajoy, en concreto desde el Congreso del PP de 2008, cuando fue encargado por Aguirre para sondear sus posibilidades de presentar una lista alternativa para dirigir el partido. Rajoy nunca se ha fiado mucho de González y de hecho encargó hace meses a Cospedal que le hiciera llegar el mensaje de que no quería que fuese el candidato, algo que el aún vigente presidente regional no llegó a calibrar.

Pero, además, también se le avanzó que al partido había llegado la información de que González podría tener cuentas ocultas en Suiza. No se le detalló mucho más. Solo que si ese escándalo saltaba finalmente durante la campaña o cerca el daño ya no sería solo para él sino para toda la organización y para otros candidatos.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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