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Mueren tres jóvenes en un choque frontal en Zaragoza

Otras tres personas sufrieron heridas graves en el siniestro de madrugada

La madrugada del sábado fue trágica en la comarca de la Matarraña, en el linde entre Aragón y Cataluña, con la muerte de tres personas en un accidente de tráfico ocurrido en la carretera A-1411 a la altura del municipio de Maella (Zaragoza). Un vecino de 27 años de la localidad (2.000 habitantes) perdió la vida al chocar frontalmente el coche que conducía con otro vehículo en el que viajaban las otras dos fallecidas. Ambas residían en la vecina localidad de Batea, ya en la provincia de Tarragona y también de 2.000 habitantes. Tres chicos de 19 a 21 años que viajaban con ellas resultaron gravemente heridos.

El accidente tuvo lugar sobre las cinco de la madrugada en una curva situada en el kilómetro 38 de la vía. El coche del fallecido invadió el carril contrario, según las primeras investigaciones. La colisión, de una gran violencia, hizo que ambos vehículos salieran despedidos fuera de la carretera. De los seis accidentados, solo uno logró salir del coche por su pie y pudo alertar a los servicios de emergencia. Ingrid, la conductora, y su amiga Ariadna, que viajaba de copiloto, fallecieron antes de que llegaran las ambulancias, mientras el joven de Maella había perdido la vida en el acto.

Las dos fallecidas eran “amigas inseparables desde la infancia”, explica un vecino de Batea, que recuerda cómo “hace dos veranos, en las fiestas del pueblo, fueron Pubilla y Damisela de Honor”, figuras honoríficas que presiden los festejos. Este próximo verano, otra vez juntas, iban a presentar el acto de elección de sus sucesoras.

Los tres heridos fueron inmediatamente trasladados al Hospital de Alcañiz. Dos de ellos, sin embargo, fueron derivados por helicóptero al Hospital Miguel Servet, en Zaragoza, por la gravedad de las heridas que sufren.

El Ayuntamiento de Batea ha declarado tres días de luto y suspendido todo acto oficial. El alcalde del municipio, Joaquim Paladella, anunció que, excepcionalmente y atendiendo a la gravedad del suceso, el velatorio del pueblo permanecería abierto la madrugada del domingo para que los vecinos pudiesen despedir a las jóvenes vecinas fallecidas. Paladella relató que los cinco muchachos se dirigían desde Batea a Fabara para rematar la noche del viernes porque “en Fabara se celebraban las fiestas de los quintos”.

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