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El PSOE no se moverá del espacio de centro izquierda

Pedro Sánchez tiene el reto de ser la primera o la segunda fuerza política

Anabel Díez
Sánchez, este jueves antes de reunirse con el Tercer Sector.
Sánchez, este jueves antes de reunirse con el Tercer Sector.e. naranjo (EFE)

O no se lo creen o no se lo quieren creer. Esta es la actitud de la plana mayor del PSOE después de la encuesta del miércoles del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) que le coloca como tercera fuerza política, después del PP y de Podemos. Los indicadores de intención de voto, junto al de simpatía, recuerdo de voto y liderazgo han sido analizados por diferentes expertos a los que ha consultado el PSOE, a los que no les cuadra situar a ese partido en tercera posición, siempre según versión de los dirigentes socialistas consultados, así como en el entorno del secretario general, Pedro Sánchez. Ellos se sitúan como primera o segunda fuerza política.

PP y Podemos están en los extremos; y nosotros en la centralidad del tablero; no nos tenemos que mover”. Esta apreciación de un miembro del equipo de Pedro Sánchez alude a la posición ideológica en la que los ciudadanos sitúan a las fuerzas políticas en liza. En la encuesta del CIS, en clara coincidencia con las últimas realizadas por Metroscopia, los consultados encajan al PSOE en la mitad aproximada de una escala del 1 al 10, que va de izquierda a derecha. Los socialistas están en el 4,6, según la percepción que de ellos tiene la sociedad, en tanto que Podemos no pasa del 2,2, y el PP está cerca del 8; por tanto, muy a la derecha y muy a la izquierda.

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Esta ubicación de centro para el PSOE, muy a la izquierda del PP, y muy a la derecha de Podemos, se repite con independencia de la intención de voto que cada cual reciba y al margen de la aprobación o desaprobación que cada uno obtenga.

¿Cambio de orientación a la vista? No, señalan en el PSOE. La línea marcada el pasado domingo por Pedro Sánchez en la convención autonómica de su partido en Valencia se mantiene indeleble. “Somos la izquierda que pudo y volverá a poder llevar adelante un proyecto socialdemócrata en España”, dijo Pedro Sánchez en ese cónclave autonómico, con el discurso quizá más valorado en sus casi siete meses al frente del PSOE, según se percibió entre los líderes regionales y cuadros de todas las federaciones.

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La referencia de Valencia quedará marcada para los próximos meses. No solo por la apuesta por un proyecto socialdemócrata clásico, sino porque se apreció con claridad el afán de Sánchez por no reconocer a Podemos como alternativa de gobierno. “A quien teme el PP es al PSOE”, proclamó Sánchez, no como una mera frase sino para incidir en la franja del electorado que ambos se disputan. La alta abstención del PP, reconocida por sus dirigentes, abre la incógnita de hacia dónde podrían ir esos electores. Una parte, la más centrista, podría dirigirse al PSOE. A ese electorado se va a dirigir también Sánchez al prometer para las elecciones generales “una agenda de la recuperación de todos los destrozos ocasionados por el Gobierno del PP”, señalan en el entorno del líder socialista. Así, el objetivo queda marcado en el centro izquierda, que correspondería a las “clases medias y trabajadoras”, como repite Sánchez en la misma línea.

En la visión estratégica socialista está Podemos, pero no para entrar en el cuerpo a cuerpo sino para negarles la condición de alternativa de gobierno. Tras la encuesta del CIS, la secretaria de Análisis Político y Social de Podemos, Carolina Bescansa, proclamó que su formación política es “la alternativa real” al PP. Podemos y PSOE, por tanto, se niegan respectivamente la condición de alternativa al partido de Rajoy.

Negarse la existencia no les hace desaparecer ni a uno ni a otro sino que, tras los resultados electorales, tendrán la necesidad de tomar posiciones políticas, como ambos también saben. Lucharán por la primacía. En los estudios que manejan los socialistas, el PP y ellos se mueven en un porcentaje de apoyo de entre el 25 y el 27 %, y Podemos en tercer lugar, cerca del 20 %.

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Sin embargo, el CIS ponía en el podio al PP con un 27,3 %; a Podemos con un 23,9 % y al PSOE con un 22,2 %. “Somos el partido que más simpatía despierta entre los ciudadanos y nuestras ideas son las más cercanas a la mayoría, además de que Pedro Sánchez es el líder más valorado”. Este recordatorio de un dirigente del PSOE les sirve para dudar de que ellos sean el trozo del pastel más pequeño de los tres grandes que cocina la sociedad española, al menos para las encuestas.

Detrás de la expresión de “trabajo y trabajo”, como única manifestación de Sánchez tras la encuesta del CIS, está el gran objetivo electoral de las elecciones generales, pero también de las municipales y autonómicas, de quedar por delante de Podemos, ya sea en primer o segundo lugar en relación al PP. En Andalucía, dan por seguro que Susana Díaz será la fuerza más votada y, al igual que ocurrirá dos meses después en toda España, las dificultades estarán en quién tiene capacidad de formar gobierno.

La aspiración suprema del PSOE es tener los escaños suficientes para presentarse como opción de gobierno y que sea Podemos quien se vea en la tesitura de apoyarlos o propiciar un Ejecutivo del PP. Si quedaran por detrás de Podemos, serían ellos los que tendrían que afrontar ese dilema. Pero insisten en que no es razonable que Podemos les adelante.

“No hay nadie que quiera votar a Podemos que no esté ya reflejado en las encuestas”, aseveran, con la expectativa de que muchos de los que ahora dicen que votarán a Podemos, al final, no lo hagan.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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