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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Lealtad no correspondida

Urkullu prioriza cuestiones de gran calado en Euskadi: la crisis y el final de ETA

Luis R. Aizpeolea

Hace aún poco tiempo, La Moncloa reconocía el comportamiento leal del lehendakari Iñigo Urkullu y de su partido, el PNV, por no haberse contagiado de la ola soberanista de Artur Mas. La lealtad ha sido real. Urkullu ha contado este jueves que ha ido cinco veces a La Moncloa en dos años y ha planteado a Mariano Rajoy un diálogo con propuestas sobre los principales problemas vascos: la reactivación económica y las secuelas del final de ETA. Todas las propuestas, incluida la activación de la reinserción de presos etarras dispuestos a autocriticarse sobre su pasado, le parecían razonables al inquilino de La Moncloa, que se limitaba a pedirle tiempo.

En su último encuentro, el 15 de septiembre, Urkullu pidió a Rajoy una respuesta antes de fin de año y este jueves aún no la había recibido. En consecuencia, Urkullu ha anunciado este jueves, en un encuentro público en Madrid, que no solicitará otra reunión al presidente, dado su desinterés por abordar los problemas pendientes en Euskadi.

Urkullu, convencido de que Rajoy sigue para Euskadi la estrategia de Cataluña: dejar que los problemas se pudran

Urkullu está convencido de que Rajoy sigue para Euskadi la misma estrategia que para Cataluña: dejar que los problemas se pudran, aunque los planteamientos del lehendakari y del president sean muy diferentes. Urkullu, a diferencia de Artur Mas, no prioriza la cuestión territorial y no se ha embarcado en un proceso soberanista.

El lehendakari prioriza cuestiones de gran calado social en Euskadi y con repercusión nacional: la crisis económica y las secuelas del final de ETA. Además, lo que solicita en ambos casos es la apertura de un diálogo con el Gobierno, no la imposición de sus planteamientos. De ahí su perplejidad por la actitud de Rajoy, que mantiene con él la misma actitud de incomunicación que con Mas que, en plena crisis económica en Cataluña, sitúa como prioritaria la cuestión soberanista.

Urkullu da prácticamente por descontado que Rajoy, ante la perspectiva de un 2015 electoral, no abordará lo que ha sido incapaz de hacer estos últimos dos años. Tampoco ha ocultado que el PP repetirá su socorrida utilización electoral del terrorismo para movilizar a parte de su electorado, enfriado por sus incumplimientos económicos, lo que incluye presiones sobre el Poder Judicial. De ahí que a Rajoy le incomode la relación con Urkullu.

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Afortunadamente, Urkullu no es Ibarretxe ni el PNV de Andoni Ortuzar, el de Xabier Arzalluz en su etapa final. Este jueves, el lehendakari aclaró que no se echará al monte. Pero sí le preocupa la utilización victimista de la izquierda abertzale, segunda fuerza vasca, del inmovilismo gubernamental y sus repercusiones en la convivencia a largo plazo. En definitiva, le preocupa la clamorosa ausencia de una política de Estado por parte de este Gobierno.

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