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Un castigo extendido en Europa

La prisión permanente figura ya en las legislaciones de varios países de la UE

Varios países europeos incluyen en sus legislaciones figuras similares a la pena de prisión permanente revisable que este miércoles ha aprobado el Congreso de los Diputados:

Francia

Esta figura se instauró en Francia en 1994 (tras el asesinato de una niña de ocho años por parte de un criminal reincidente), al principio solo para los casos de asesinato de menores de 15 años con violación o tortura. Desde 2011 también puede aplicarse a casos de asesinato con premeditación o en banda organizada de una autoridad pública. Fue una iniciativa del entonces presidente, Nicolas Sarkozy, en reacción al asesinato por parte de ETA de un policía en Francia en marzo de 2010.

En ambos casos —los asesinatos agravados de menores y los de autoridades— el preso puede pedir la libertad condicional a los 30 años, tras someterse a un estudio psiquiátrico. Hay, además, otros crímenes muy graves que pueden ser castigados con cadena perpetua –asesinatos con circunstancias agravantes y violaciones acompañadas de tortura, entre otros-, pero en estos casos la revisión se hace antes: a los 18 o, como mucho, 22 años de prisión.

Solo cuatro personas han sido condenadas a esta pena máxima, la primera en 2007 y la última en 2013, y todas por asesinato y violaciones de menores. El pasado noviembre el Tribunal Europeo de Derechos Humanos dio el visto bueno a la legislación francesa, al considerar que abre la puerta a la posibilidad de una revisión de pena.

Alemania

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“La ley alemana no tiene nada que ver con la que acaba de aprobar el Grupo Parlamentario popular en España”, asevera el catedrático de Penal en la Universidad Autónoma y especialista en derecho germano Manuel Cancio. En Alemania existe la cadena perpetua revisable, pero una sentencia del Tribunal Constitucional de 1977 estableció que estaba en el límite de lo admisible y le puso algunas trabas que según Cancio no aparecen en la norma española. Los efectos prácticos es que hay dos categorías de penas en los que se aplica la cadena perpetua: los crímenes de asesinato, genocidio o la unión de varios delitos muy graves contra la vida y los que por algún motivo se consideren con una culpa especialmente grave.

La revisión se produce como norma general a los 15 años, pudiendo alargarse por motivos de especial gravedad. Pero el resultado final es que la media de cumplimiento de condenas se sitúa en los 19 años, muy por debajo de lo que va a establecer la norma española. “En España la primera revisión será a los 25 años, momento en el que Alemania ya estarían liberados casi todos los condenados”, continúa el catedrático. Además, los principios que rigen una y otra norma son muy distintos. “En el caso alemán es el tribunal el que debe establecer que hay circunstancias excepcionales que justifican prolongar la cadena perpetua más allá de 15 años, mientras que en España será al revés: para liberar a un preso el tribunal tiene que determinar que no hay posibilidad de que vuelva a delinquir”, concluye Cancio.

Italia

En Italia no solo existe la cadena perpetua, sino que dista mucho de ser una pena simbólica. De los 34.033 presos que, según datos del 31 de diciembre de 2014, abarrotan las siempre saturadas cárceles italianas, 1.584 cumplen cadena perpetua (86, extranjeros). La legislación italiana establece que el condenado a ergastolo –ergástulo se llamaba el campo de trabajo en el que se encerraba a los esclavos sujetos a condena— solo puede pedir la revisión de su situación carcelaria después de 26 años de prisión continuada, y que, en cualquier caso, la privación de libertad no puede prolongarse más allá de los 30 años. La situación, no obstante, se puede suavizar en el caso de que el reo se muestre dispuesto a colaborar con la justicia. Una cuestión muy delicada en el caso de los mafiosos: un capo o un sicario que colabora con la justicia se convierte automáticamente en “un arrepentido”, o sea, en un chivato, y su integridad física –y la de su familia—ya no depende tanto del Estado sino de las feroces familias de las cuatro grandes mafias que operan en Italia.

La situación de los condenados a cadena perpetua -los “hombres sombra”, como se autodefinen—ha suscitado cierto debate en los últimos años, por cuanto de alguna manera el Estado renuncia al objetivo de reinsertar a los delincuentes. Los más de un centenar de condenados a cadena perpetua que habían superado los 26 años en prisión se dirigieron hace un par de años al papa Benedicto XVI y a distintas organizaciones humanitarias para que intercedieran por su situación ante el Estado italiano. El Vaticano, por su parte, no eliminó de su Código Penal la cadena perpetua hasta julio de 2013. Fue el papa Francisco quien, mediante la publicación de un Motu Proprio, la sustituyó por una pena máxima de 30 a 35 años de cárcel.

Reino Unido

En Inglaterra y Gales, todo asesinato cometido por mayores de 21 años lleva aparejado la cadena perpetua, desde que en 1965 fue abolida la pena de muerte. En la mayoría de los casos, sin embargo, el condenado puede salir de la cárcel en libertad condicional después de un tiempo mínimo fijado por el juez. Pero hay casos “excepcionalmente” graves en los que el juez puede determinar que esa cadena perpetua dure, efectivamente, toda la vida del preso. En Escocia no hay cadena perpetua, y en Irlanda del Norte las condenas de por vida están sometidas a revisión.

La Criminal Justice Act, una ley de 2003, estableció una serie de criterios objetivos sobre la duración del cumplimiento de la condena antes de que el preso pueda salir en libertad condicional. Esta ley no obliga a los jueces, pero estos deben hacer un escrito motivado si deciden no seguir sus recomendaciones. La ley indica que el condenado no salga nunca de prisión en casos de asesinatos múltiples que sean reincidentes o impliquen abusos sexuales, secuestro, premeditación o terrorismo.

Este sistema de cadenas perpetuas en Inglaterra y Gales es fuente de un enconado conflicto con la Justicia Europea, y está en la base de los reiterados desafíos del Gobierno de David Cameron a la autoridad del Tribunal de Estrasburgo. En 2013, dicho tribunal declaró contraria a la Convención Europea de Derechos Humanos esa legislación por negar a los condenados el derecho a una revisión de su condena. La sentencia, que carece de efectos prácticos pero alimentó una importante tormenta política en el país, se produjo tras una demanda interpuesta por tres de los 49 asesinos que han sido condenados a perpetuidad.

Bélgica

La legislación belga contempla la cadena perpetua revisable para los crímenes más graves, como asesinatos o violaciones. En un país de poco más de 11 millones de habitantes, una media de 20 personas son condenadas a cadena perpetua cada año. En 2003, cuando se publicó el último dato disponible, el número de reos que cumplían esta condena en las cárceles belgas ascendía a 237 personas. "Es algo extraordinario; no es una sentencia común", explica Sonja Snacken, investigadora de la Facultad de Derecho y Criminología de la Universidad Libre de Bruselas.

Los condenados pueden solicitar la libertad condicional tras pasar en prisión un tiempo mínimo, que oscila entre los 15 años que se exige a los sentenciados que no habían sido condenados con anterioridad y los 23 años que deben haber cumplido quienes ya habían sido sentenciados por un delito grave. La decisión de conceder la libertad condicional a estos presos debe ser adoptada, por unanimidad, en un tribunal específico compuesto por tres jueces, un funcionario de prisiones y un agente de reinserción social.

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