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La invasión de las garras y las plumas

El comercio y la movilidad internacionales favorecen el tráfico de animales Las especies foráneas dañan la economía y el medio ambiente

El visón americano mata y desplaza al autóctono europeo.
El visón americano mata y desplaza al autóctono europeo.C. Sanz (Lobo Producciones)

“Cuando los ingleses llegaron a Nueva Zelanda, construyeron un faro en la isla Stephens. Durante mucho tiempo, solo vivieron allí el farero y su gato. Un día, la mascota cazó un pájaro que su dueño no había visto nunca. El inglés decidió mandar el exótico ejemplar al Museo de Londres, donde le confirmaron que había descubierto una nueva especie. Sin embargo, en los meses que tardó el navío en llegar a Reino Unido, el felino había acabado con todas las aves de esa familia en la isla”. Con este cuento, explica Fernando Blanca, responsable del departamento de cría de galápagos europeos de la ONG Grupo para la Rehabilitación de la Fauna, cómo la influencia del ser humano puede alterar un ecosistema. Durante años, el comercio internacional ha propiciado el tráfico de animales de unos continentes a otros. Los más fuertes y adaptables, se han encontrado con un hábitat que no está preparado para defenderse ante ellos, y se han propagado con un fuerte impacto económico y medioambiental. Son las especies invasoras.

Más de dos millones para luchar contra el mejillón tigre en el Ebro

La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ha dedicado más de dos millones y medio de euros a la lucha contra el mejillón cebra desde 2003. Este molusco, considerado una de las diez especies invasoras más dañinas del planeta por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, inutiliza las instalaciones de riego al anidar en el interior de las tuberías.

El responsable de su proliferación es el propio ser humano, que lo ha transportado de unos embalses a otros, aferrado a los cascos de sus embarcaciones. A partir de ahí, su gran capacidad reproductiva le ha otorgado el distintivo de plaga.

La CHE lleva desde 2001 cambiando, vez tras otra, sus normas de navegación para combatir al molusco: de los 70 embalses navegables que había, solo mantienen esa distinción 50; y un protocolo obliga a desinfectar cualquier embarcación que haya cruzado embalses contaminados por el mejillón cebra o el caracol manzana. Medidas que prentenden “cerrar todas las ventanas al invasor”.

El galápago de Florida, una de las 100 especies exóticas invasoras más perjudiciales, según el Ministerio de Medio Ambiente, comenzó a llegar a España desde EEUU y México en 1983. “Los niños quieren una mascota y los padres les compran una tortuga, ya que por 20 euros tienes el bicho, el acuario y la comida", explica Blanca. En los 90, la venta de este animal se hizo masiva y, en 1997, el Gobierno prohibió su importación, pero solo vetó la entrada de la especie de orejas rojas. “Las leyes siempre van por detrás del mercado”, se queja el biólogo, tras explicar que ahora se importan las de orejas amarillas.

Cuando las tortugas se hacen adultas —pueden llegar a pesar casi un kilogramo y medir unos 17 centímetros—, las familias tienden a liberarlas. Más grande y fuerte que el autóctono galápago europeo, el forastero ocupa las mejores charcas. El endémico, con cada vez menos humedales libres de contaminación, se ve arrumbado a áreas poco seguras, donde hay más depredadores y encontrar comida resulta más difícil. “El galápago europeo es un animal tímido y sibarita”, explica el biólogo. Por eso, los intrusos lo han convertido en “el reptil más amenazado de España”.

La sala de cría en cautividad de galápagos europeos, huele a cloro y humedad. Hay luz artificial para que los caparazones de las tortugas se endurezcan, incubadoras para los huevos y miniacuarios para agrupar los ejemplares por tamaños. “Nada de esto servirá si no se frena la entrada de exóticas”, sentencia Blanca.

La invasión de especies exóticas no solo es peligrosa para los animales autóctonos. El mapache, originario de Norte América, puede contagiar la rabia. El galápago de Florida, la salmonelosis. "No hay que ser alarmista. Todos los reptiles son portadores", avisa Blanca. El experto asegura sin embargo que, al adoptarlo como mascota, las familias deben prestar especial atención a la higiene de las manos tras tocarlo.

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El mejillón cebra, por su parte, es una amenaza económica. El molusco se detectó en España por primera vez en el Río Ebro en 2001, según el Ministerio de Medio Ambiente. Su capacidad para aguantar varios días fuera del agua le permitió llegar desde los mares Aral, Caspio y Negro pegado al casco de las embarcaciones.

Dos ejemplares de cotorra argentina en la Casa de Campo, en 2013.
Dos ejemplares de cotorra argentina en la Casa de Campo, en 2013.Miguel Pérez

“Colonizada una zona, es imposible acabar con sus poblaciones”, dice el catálogo de especies invasoras del ministerio. Por eso, igual que pasó hace unos años con el caracol manzana, la lucha contra este conquistador se centra en evitar su proliferación. “Se ponen redes en el interior de las tuberías para que no puedan anidar”, explica Jesús Fernández, director de zoología de la Fundación Parques Reunidos. En 2009, la Consejería de Medio Ambiente de Andalucía invirtió 5,5 millones de euros para evitar que el invasor llegara a sus aguas. Pero el desembolso fue en vano: en mayo, aparecía un foco en el pantano de los Bermejales (Granada).

En esa misma provincia, se vio por primera vez en 1994 al picudo rojo, un escarabajo que llegó desde el norte de África a lomos de palmeras importadas. El insecto pone huevos en el interior de estas plantas, de las que más tarde se alimentan sus larvas. Extendido por todo el sur y este de la península, Canarias y Baleares, este intruso puso en jaque en 2005 el palmeral de Elche, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. El sector palmero de Elche estimó en 2005 que los daños podían suponer pérdidas de hasta 50 millones de euros.

Madrid aprobó en 2013 "la captura y muere" de cualquier ejemplar de cotorra argentina

El llamativo verde de sus plumas le trajo a España como animal de compañía. La cotorra argentina es, sin embargo, un ave violenta y chillona que no tardó en ocupar las zonas verdes de los núcleos urbanos. Viven en colonias de unos 100 ejemplares, en nidos que pueden llegar a pesar 150 kilogramos. Una molestia acústica para sus vecinos humanos y un peligro para el que pase bajo las ramas donde tengan su pesada morada. Tanto es así, que la Comunidad de Madrid aprobó en 2013 "la captura y muerte" de cualquier ejemplar libre.

Violento, territorial y ofensivo, el visón americano llegó a España a finales de los 50 para dejarse la piel en granjas peleteras. Actualmente, puede haber más de 30.000 ejemplares instalados en España, según Fernández. Cuanto más crece su población, más disminuye la de la especie autóctona: el visón europeo. Como en el caso de los galápagos, el forastero, más grande y fuerte, deja sin comida y sin zonas de cría al endémico. “Hablamos de un animal muy agresivo. No solo desplaza al europeo, también lo mata”, explica Fernández. Además, las hembras ignoran a sus chicos de toda la vida para aparearse con los parientes lejanos, seducidas por su mayor tamaño. Aunque estas dos especies no pueden tener crías, las hembras creen que estar inseminadas y no copulan con los lugareños. Así las cosas, el visón europeo está en peligro de extinción. "Se habla mucho del lince, pero el visón va a desaparecer de nuestros ríos sin que nadie le conozca. Me parece demoledor", lamenta Fernández.

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