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Revés de Medio Ambiente a las prospecciones en Baleares

Un informe ministerial desaconseja realizar el mayor proyecto de exploración de hidrocarburos en las islas por afectar a especies protegidas como las tortugas

Elena G. Sevillano
Protesta en Palma contra las prospecciones.
Protesta en Palma contra las prospecciones.montserrat t. díez (efe)

La fiebre del petróleo se aleja de Baleares. Los sondeos en busca de hidrocarburos bajo el Mediterráneo, en la zona que rodea a las islas, tienen cada vez menos futuro. Al menos si el Ministerio de Industria hace caso al de Medio Ambiente, que en un informe oficial desaconseja llevar a cabo el mayor proyecto previsto en la zona, con cerca de 100.000 kilómetros cuadrados, por poner en peligro a especies protegidas como cachalotes, delfines y tortugas marinas. "La potencial afección sobre la fauna marina presente en el área de actuación es de una magnitud suficiente como para desaconsejar que se desarrolle el proyecto", sentencia el informe, al que ha tenido acceso EL PAÍS, elaborado por Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y el Mar y enviado el 11 de noviembre.

La zona del Mediterráneo noroccidental se ha convertido en los últimos años en objetivo de multinacionales de la industria petrolera, tanto de las que extraen hidrocarburos como las que se dedican a investigar si hay gas o petróleo bajo el lecho marino para vender después esos datos. Sospechan que las formaciones geológicas de la zona podrían albergar yacimientos. Son actividades que cuentan con el beneplácito del Ministerio de Industria, cuyo titular es partidario de explorar, tal y como está haciendo ahora Repsol frente a las costas de Canarias. Se han llegado a concentrar hasta cuatro proyectos. El más ambicioso es el que plantea la empresa Spectrum Geo Limited, que ha pedido permiso para un área que equivale a tres veces la superficie de Cataluña.

Sondeos ‘clandestinos’ con daños a los cachalotes

Las aguas que rodean a las Islas Baleares ya han albergado actividades de prospección de hidrocarburos. Sin embargo, nadie parece saber quién las llevó a cabo ni con qué autorización. Fueron ilegales o, al menos, clandestinas. Se supo de ellas gracias a un informe de la consejería de Medio Ambiente de Baleares, desvelado en agosto pasado por el Diario de Mallorca, que recoge “sondeos de prospección sísmica con cañones de aire comprimido” en 2013. Se llevaron a cabo durante un año, entre julio de 2012 y julio de 2013, según desvela ahora un informe de la Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y del Mar. Es la primera vez que un documento Ministerio de Medio Ambiente, al que ha tenido acceso EL PAÍS, reconoce que se produjeron estas actividades.

“Esta Dirección General ha tenido conocimiento de la detección mediante hidrófonos en las aguas circundantes a las Islas Baleares de detonaciones de air-guns”, señala el informe, que forma parte del expediente del proyecto de prospecciones de Spectrum Geo Limited en el Mediterráneo Noroccidental.

Los air guns son los cañones de aire comprimido que se emplean para estudiar las estructuras geológicas bajo el lecho marino en busca de yacimientos de hidrocarburos. “No se tiene conocimiento, a pesar de haber consultado a todos los organismos que pudieran estar relacionados con una posible campaña de sísmica, de que se haya autorizado una prospección de ese tipo en el entorno de las islas Baleares”, continúa el texto.

El informe relata también que durante esa época se detectó “una distribución y abundancia anómala de cachalotes en la zona del sur de las islas Baleares, que podrían ser consecuencia de esas detonaciones, y que pueden suponer un riesgo para esta especie”. “Estos hechos resultan preocupantes y recomiendan la precaución a la hora de evaluar este tipo de proyectos”, asegura, y concluye que hasta que no se determine quién los llevó a cabo y el impacto para cetáceos, tortugas y aves marinas “no se deberían autorizar campañas de sísmica en el entorno de las Islas Baleares”.

La plataforma Alianza Mar Blava pidió explicaciones al Ministerio de Medio Ambiente en agosto y octubre. “No nos ha contestado”, dice su portavoz, Carlos Bravo. “El Ministerio de Industria sí lo ha hecho y asegura que ha abierto diligencias”, añade.

El proyecto de Spectrum consiste en realizar una adquisición sísmica, como una especie de ecografía del subsuelo marino. Un barco va recorriendo la zona en líneas paralelas y lanzando disparos con cañones de aire comprimido. El ruido que generan rebota en las capas superiores del lecho marino y permite saber si hay bolsas de gas o petróleo. La campaña duraría cinco meses, en dos fases. La contaminación acústica que generan estas actividades afecta a especies protegidas como cetáceos, tortugas y aves marinas.

El Mar Balear es "un punto caliente de biodiversidad marina", señala el informe, firmado por la directora técnica de la División para la Protección del Mar. Muchas de esas especies, recuerda, están protegidas por diferentes convenios y tratados internacionales. La zona de las prospecciones contiene "algunos de los hábitats más favorables" del Mediterráneo Occidental para cetáceos de buceo profundo como el cachalote, el calderón común, el calderón gris y el zifio de Cuvier, y para especies oceánicas como el rorcual y el delfín listado. El delfín mular es el cetáceo más común en la franja de diez millas alrededor de las Islas Baleares, añade. Y es el único lugar en el Mediterráneo ibérico donde se pueden ver grupos con crías de cachalote, lo que indica que es zona de reproducción. Gran parte de la primera fase del proyecto, la más cercana a la costa catalana, se solapa con un corredor de migración de cetáceos, apunta también el informe, que enumera cuatro especies de tortugas marinas.

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"El ruido submarino resultante de las prospecciones sísmicas supone una amenaza potencial" para muchas especies, concluye el texto. Para los cetáceos, se trata de una de las "principales amenazas": alteraciones del comportamiento, interrupción de la alimentación, varamientos y en casos extremos, la muerte. "En el caso del zifio de Cuvier está demostrada la relación directa entre actividades de prospección sísmica y varamientos", destaca. Se trata además de una especie difícil de detectar por los observadores de cetáceos que se suelen contratar en estas campañas, por sus "hábitos de buceo largo y profundo".

Las tortugas marinas expuestas al ruido han mostrado alteraciones de comportamiento, estrés, riesgo de colisión con barcos o enmallamiento en redes de pesca, señala, además de varamientos y mortalidad asociados al ruido generado por explosiones submarinas. El texto enumera también daños en los peces, y menciona la posible reducción de las capturas comerciales, en una zona de desove del atún rojo.

"Es un informe muy rotundo que nos da la razón en nuestras alegaciones", señaló Carlos Bravo, portavoz de Alianza Mar Blava, la plataforma que lucha contra las prospecciones en el Mediterráneo. "Es evidente que estos proyectos no se pueden llevar a cabo por su impacto en la fauna. Deben ser retirados o la declaración de impacto ambiental (DIA) debe ser negativa", añadió. Su organización aguarda con impaciencia la DIA de otro proyecto, mucho más modesto (2.400 km cuadrados), de prospección sísmica en el Golfo de Valencia. Un informe de Medio Ambiente también lo desaconsejó por el impacto en las especies protegidas.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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