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Las niñas del ‘Gordo’ de Navidad

Se cumplen 30 años desde que las chicas de San Ildefonso cantan en el sorteo de la Lotería

Carolina Pellicó, la primera niña que cantó el 'Gordo', enseña una foto en la que aparece junto a otras chicas del colegio San Ildefonso. / A. RUESGA
Carolina Pellicó, la primera niña que cantó el 'Gordo', enseña una foto en la que aparece junto a otras chicas del colegio San Ildefonso. / A. RUESGA

El 22 de diciembre de 1986 algo cambió en la historia de la Lotería de Navidad. Por primera vez, una niña, Carolina Pellicó, era la encargada de cantar el codiciado Gordo. Una responsabilidad nada menor y amenazada de posibles tropiezos que los nervios pueden no perdonar. Y así fue. Carolina se equivocó y en vez de anunciar los 250 millones de pesetas, el premio máximo aquel entonces, cantó 25 millones de pesetas. “Le doy más importancia ahora, cuando lo vuelvo a ver, que entonces”, comenta. Pellicó, que, a sus 13 años, vivió el momento como “una simple anécdota” y decidió quedarse “con la parte bonita de haber cantado el Gordo”. Algo con lo que todos los niños de San Ildefonso sueñan y que pocos consiguen. “Al final todo salió bien y, aunque hubo mucho revuelo, yo me sentí orgullosa”.

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Ella no fue la única que se equivocó aquel año. Otra de las niñas confundió una bola de 120 millones de pesetas, la del segundo premio, con una de 125.000 pesetas. El Gordo de 1986 fue el 03772, un número muy repartido para una terminación poco agraciada. Varias administraciones de Bizkaia y Granada devolvieron 23 series al no encontrar compradores por tratarse de una cifra baja y acabar en 2.

En realidad, la Lotería de Navidad había empezado a cambiar un poco antes. El año en el que Pellicó cantó el gran premio era el tercero en el que había niñas entre los alumnos del colegio de San Ildefonso seleccionados para el sorteo. Las primeras en entonar el conocido soniquete de los números y los premios lo hicieron en 1984, hace 30 años. El célebre colegio comenzó a ser mixto en 1981, pero hasta tres años después no se incluyeron chicas porque era necesario que estuvieran en un curso alto para al menos saber leer los números. A Carolina Hidalgo, que actualmente tiene 39 años, y hasta hace dos era vicepresidenta de la asociación de exalumnos, un infortunio la privó del momento de gloria. Aunque en 1987 dio a conocer el segundo premio, aún tiene una espina clavada. “En 1989, el último en el que yo intervenía, estaba convencida de que la séptima tabla de bolas sería la del Gordo”, recuerda emocionada. A ella le tocaba precisamente cantar la séptima. Sin embargo, uno de los compañeros encargados de la tabla anterior se quedó afónico e Hidalgo tuvo que reemplazarlo. Y, efectivamente, la séptima era la tabla del gran premio. “Me dio mucha rabia porque todos los niños de San Ildefonso sueñan con ese momento, y encima era mi última oportunidad”.

Carolina Hidalgo sí fue pionera en algo. Fue la primera niña que entró en el colegio el año en el que empezaron a admitir a chicas.

Desde entonces, la sociedad y, con ella, el colegio han cambiado mucho. En el sorteo de este lunes, por ejemplo, habrá más chicas que chicos. El entrenamiento que reciben es algo que, por el contrario, casi no ha cambiado. “La principal diferencia es que entonces los premios eran en pesetas, y la cantidad cambia el tono en el que se canta”, afirma.

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Hidalgo continúa viendo el sorteo año tras año con la misma ilusión que siempre. Casi como si fuera un ritual, se levantará por la mañana, encenderá el televisor y por unas horas se teletransportará a aquella época en la que ella también fue una de las niñas de San Ildefonso. Su excompañera Carolina Pellicó también lo hace. “Todos los años cuando veo el sorteo es como si volviese a aquel momento, tengo los recuerdos a flor de piel”, confiesa Pellicó, que ahora trabaja en una agencia de publicidad. Precisamente, la agencia que hizo el anuncio de la Lotería de 2011, titulado La fábrica de sueños.

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