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Los jueces urgen cambios para que las mujeres no vuelvan con sus agresores

Casi la mitad de las asesinadas este año regresaron a casa tras denunciar

Raquel Vidales

Tres muertos, una mujer herida y dos suicidios. Asociaciones de mujeres, políticos, jueces y miembros del Gobierno se preguntaban este martes, una vez más, qué está fallando en la lucha contra la violencia machista para que un solo día, el lunes pasado, terminara con este recuento mortal. En Valladolid, un hombre mató a su pareja y a otro hombre que estaba con ella. En Paterna (Valencia), una mujer que tramitaba su separación fue asesinada a tiros por su marido, que después se suicidó. Y en Bilbao, un hombre se arrojó al tren tras herir a su exnovia. “Hay que ponerse las pilas y ver qué estamos haciendo mal todos”, advirtió ayer la fiscal jefe de Valencia, Teresa Gisbert, al comentar el crimen de Paterna. “De entrada, hay que invertir mucho más en prevención y en educación. Esa es una parte de la Ley Integral de Violencia de Género que no se ha desarrollado de manera completa”, subrayó, informa Guillermo Hildebrandt.

Ninguna de las mujeres asesinadas el lunes estaba prevenida. Ninguna había pedido protección y solo la de Valladolid había denunciado hace años a su asesino, que tuvo en vigor una orden de alejamiento entre 2009 y 2013. Pero luego, una vez caducada esa orden, volvió a vivir con él. Hace apenas una semana, el Observatorio contra la Violencia de Género del Consejo del Poder Judicial (CGPJ) advertía, en un informe en el que recogía 13 propuestas concretas para mejorar la protección de las mujeres maltratadas, de que este es uno de los grandes problemas sin resolver: reducir el alto porcentaje de víctimas que vuelven a reanudar relaciones con su agresor después de haberle denunciado.

Casi 53.000 casos

R. V.
  • Según las estadísticas oficiales del Ministerio de Sanidad, el 31 de octubre había activos 52.921 casos policialesde violencia de género en España. De ellos, 15.853 incluían alguna medida de protección policial, aunque solo 116 son de riesgo alto (con vigilancia frecuente) y seis de riesgo extremo (escolta permanente).
  • En esa misma fecha había 5.524 hombres encarcelados por delitos de violencia machista. En la calle, 720 maltratadores llevan brazaletes electrónicos para controlar sus movimientos.
  • De las 48 mujeres asesinadas en lo que va de 2014, 16 habían presentado denuncia previamente, lo que supone un porcentaje del 33,3%, el más alto registrado hasta la fecha.
  • El número de mujeres que se atreven a denunciar ha bajado en los últimos años, lo que indica una bolsa oculta de maltrato mayor. El pico más alto se alcanzó en 2008, con 142.125. A partir de ese año empezaron a descender progresivamente y en 2012 cayeron en picado, hasta 128.477. El año pasado se llegó a la cifra de denuncias más baja, 124.893. Entre enero y junio de 2014, últimos datos disponibles, se registraron 62.110 denuncias.

El Observatorio lanzó esta advertencia tras analizar los casos de las 14 mujeres (sin contar todavía con la de Valladolid ni otra reciente de Melilla) que han sido asesinadas este año pese a que, previamente, habían denunciado alguna vez a su agresor. Ocho de ellas habían reanudado la convivencia con su maltratador tras presentar la denuncia, e incluso después de que este fuera condenado. Lo mismo que hizo la víctima de Valladolid cuando expiró su orden de alejamiento. Por eso, en su informe de la semana pasada, los jueces propusieron, como primera medida, mejorar la atención y la información que se da a las mujeres cuando acuden a denunciar. Y urgió a terminar la tramitación parlamentaria del proyecto de Ley de Asistencia Jurídica Gratuita, que obligará a dar asesoramiento gratuito antes incluso de que se redacte la denuncia. “Muchos casos son archivados porque las denuncias están mal hechas o no ofrecen suficientes datos para que los jueces puedan dictar una orden de protección”, explicó recientemente la juez Ángeles Carmona, presidenta del Observatorio. Según las estadísticas del CGPJ, el 37% de las causas son sobreseídas de manera provisional por falta de pruebas.

El informe de los jueces recoge otra propuesta relacionada también con la actitud de las víctimas hacia sus maltratadores, pues en la mayoría de los 14 casos que analizó las mujeres se acogieron a su derecho a no declarar contra el agresor. El Observatorio recuerda que, dado que este tipo de delitos se cometen habitualmente en la intimidad del domicilio, la declaración de la víctima adquiere especial relevancia. Por ello, propone que esta sea grabada en vídeo durante la fase de investigación —con intervención de expertos y en presencia de todas las partes personadas— y que pueda utilizarse para evitar una nueva declaración en el juicio oral.

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Con los crímenes del lunes, 48 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas en lo que va de año y 40 menores han quedado huérfanos. De ellas, solo 16 habían denunciado previamente, es decir, el 33%, el porcentaje más alto alcanzado desde que empezó a hacerse este recuento, en 2006. Eso indica, según los expertos, que la atención a las mujeres que piden ayuda está fallando más que nunca.

Alejamiento y domicilio compartido

Ana Pérez Barredo, Valladolid

Omar Ouaddane, el presunto asesino de la pareja hallada en un piso del barrio vallisoletano de La Rondilla, prestó ayer declaración en el Hospital Clínico Universitario, donde fue trasladado tras protagonizar un episodio "sospechoso" con una manta en las dependencias de la comisaría donde estaba retenido. Pero el titular del Juzgado de Violencia Sobre la Mujer de Valladolid ha dictado prisión provisional, comunicada y sin fianza para este hombre, que el pasado lunes confesó el doble crimen tras ser arrestado en el domicilio que compartía con una de las víctimas, Rosa Ana Marcos, la madre de su hija.

La relación entre Rosa Ana y Omar siempre fue tormentosa. En 2009, la mujer solicitó una orden de alejamiento para que no pudiera acercarse a ella o a su pequeña recién nacida. Por entonces ya pesaban sobre él dos antecedentes por violencia machista. Con todo, ambos se mudaron a principios de este año a un piso de alquiler en el número 2 de la calle Oración.

“La primera vez que vino la policía llevaban aquí dos semanas”, comenta Nuria Martínez, que vive en el mismo rellano. Rosa Ana rehusó denunciarle. Los gritos y las fuertes discusiones eran “más que habituales”, por eso ni los vecinos ni los hosteleros de las tascas aledañas se sorprendieron cuando pocas horas antes del crimen les vieron discutir en plena calle. Ella pedía que le devolviese las llaves y que abandonase la vivienda. “Iban los dos bebidos y la mujer le gritaba: ¡quiero que te vayas de mi casa! ¡Por 60 euros no te quiero en mi casa!”, recuerda un parroquiano. A la discusión se sumó más tarde Fernando Jesús Legido, la otra víctima. Intentaron entrar juntos al bar Zipi Zape pasada la medianoche, pero su propietario les negó el paso. Apenas unas horas después, Omar despertaba a media comunidad gritando: “¡Los he matado, los he matado!”. Aún no está clara la relación entre el verdugo y los fallecidos.

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Sobre la firma

Raquel Vidales
Jefa de sección de Cultura de EL PAÍS. Redactora especializada en artes escénicas y crítica de teatro, empezó a trabajar en este periódico en 2007 y pasó por varias secciones del diario hasta incorporarse al área de Cultura. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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