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¿Hacia dónde camina Podemos?

El partido que triunfa en los sondeos aún no ha definido su programa y perfila su estructura

Francesco Manetto
Pablo Iglesias, dirigente de Podemos, comparece tras las elecciones europeas en mayo junto a Teresa Rodríguez.
Pablo Iglesias, dirigente de Podemos, comparece tras las elecciones europeas en mayo junto a Teresa Rodríguez.KIKE PARA

Hay dos imágenes clave en los 10 meses de vida de Podemos. En la primera se ve un piso del barrio de Malasaña, en Madrid, la madrugada del pasado 26 de mayo. Algunos promotores de la formación de Pablo Iglesias, que acababa de lograr 1,2 millones de votos y cinco eurodiputados en las elecciones europeas, se reunieron en casa de Jorge Lago, editor de Lengua de Trapo, para analizar los resultados. En la segunda, todo se ha acelerado, apenas queda tiempo para verse. Los 26 miembros del equipo técnico encargado de organizar la asamblea del partido se citan en Telegram la noche del pasado 19 de octubre. Mantienen una reunión a través de esa aplicación móvil. Debaten y votan el método de elección de los documentos fundacionales. Quedan patentes cuestionamientos internos al plan de Iglesias, principal portavoz de un movimiento asambleario en el que todas las decisiones se someten a la votación de las bases, y que, a la vez, tiene un liderazgo muy marcado.

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Entre esas dos imágenes, esta formación se ha afianzado como tercera fuerza del mapa político en estimación de voto, según el CIS, y primera, según Metroscopia. Las encuestas reflejan que el escenario de crisis del bipartidismo y los escándalos de corrupción que alcanzan a los principales partidos son el terreno propicio para que se consolide. Con un programa todavía indefinido, Podemos articula el choque entre “la gente y la casta” como el principal argumento de su estrategia política. Este eje quedó plasmado desde el principio, cuando todo solo era una hipótesis que Iglesias compartía con algunos compañeros de la facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid como Íñigo Errejón o Juan Carlos Monedero.

—¿Cómo empezó?

Las renuncias de Echenique

F. M.

Este fin de semana los equipos de Pablo Iglesias, principal portavoz de Podemos, y del eurodiputado Pablo Echenique han escenificado por segunda vez un desencuentro en el seno de la formación. Tras cuestionar hace dos semanas el método de votación de los documentos internos, el viernes por la noche Echenique retiró su candidatura a los órganos internos al considerar que no había competencia posible con el equipo de Iglesias. Los simpatizantes de Podemos podrán elegir a partir del lunes si votar la candidatura en bloque que propone Isglesias o escoger uno por uno a los 62 miembros del consejo ciudadano.

El grupo de los fundadores, no obstante, defendió ayer la “coherencia” de su candidatura. “Se ha ofrecido a todo el mundo la posibilidad de hacer listas individuales o por equipos”, mantiene el equipo de Iglesias.

“No olvidemos que se trata de un sistema de listas abiertas, por lo que las personas que conformen el Consejo Ciudadano pueden haber salido de varias listas. Se han dado todas las facilidades de voto: quien vote podrá optar por seleccionar listas completas o bien personas concretas de varias de ellas”, subrayan los miembros de ese equipo. A pesar de las críticas de Sumando Podemos, la iniciativa de Echenique en la que participan también las eurodiputadas Teresa Rodríguez y Lola Sánchez, estos cargos de la formación aseguran que seguirán trabajando para el proyecto. “A partir de ahora nos esforzaremos aún más”, aseguran.

El círculo de enfermeras, mucho más duro en sus críticas, acusó abiertamente a Iglesias de permitir los “primeros brotes de casta” dentro de Podemos. Este grupo, muy activo, reclamó ayer a través de un comunicado remitido al equipo técnico encargado de la organización de la asamblea que cambie el método de votación, denunció su “servilismo” ante Iglesias y advirtió de que luchará para “cortar de raíz los primeros brotes de casta en el partido”.

El estilo de hablar a la gente en La Tuerka fue lo que algunos empezamos a experimentar en medios de comunicación grandes. Comprobé que ese discurso funcionaba. Es un estilo muy diferente al de la izquierda tradicional de nuestro país, es un discurso de mayorías, y a la gente le gustaba, me paraba en la calle y me decía ‘sé que tú eres de izquierdas y yo no lo soy, pero estoy de acuerdo con lo que dices’. Y ahí surgió la idea de Podemos, que en cualquier caso aún era una hipótesis.

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Así se refería Iglesias el pasado 6 de marzo, durante una comida, a la tertulia política que dirige y presenta desde hace años. Esos debates, muy vinculados desde la primavera de 2011 al movimiento 15-M, sentaron las bases para la creación de Podemos, que se presentó el pasado 17 de enero en un teatro de Lavapiés y echó a andar en febrero. “Pusimos en marcha Podemos para que dentro de unos años, si alguien nos pregunta ‘¿y tú qué hiciste?’, podamos responderle: regresamos la política a la gente y volvimos a hacer posible la ilusión en la política”, opina Juan Carlos Monedero, fundador de la formación.

La entrega de muchos simpatizantes —más de 220.000, que participan en los debates online del partido— es lo que muchos envidian en este momento en el PP, PSOE o Izquierda Unida. Pero todas estas formaciones, con matices, instan a la cúpula del nuevo partido a poner sus cartas sobre la mesa.

Cuando faltan siete meses para las elecciones municipales y autonómicas y un año para las generales, Podemos aún no ha ahondado en las líneas maestras de su programa político. La formación alega que todavía no se ha constituido como partido —lo hará dentro de una semana— y que en cualquier caso todas las decisiones programáticas deberán someterse a la votación de las bases. No obstante, la asamblea celebrada ante más de 7.000 simpatizantes en el palacio de Vistalegre de Madrid el 18 y 19 de octubre sí aprobó cinco resoluciones que constituyen las premisas de su programa político.

Pablo Iglesias, líder de Podemos, en el Congreso con el socialista Ramón Jáuregui en junio.
Pablo Iglesias, líder de Podemos, en el Congreso con el socialista Ramón Jáuregui en junio.Santi Burgos

La economista Bibiana Medialdea defendió, por ejemplo, un texto elaborado junto a los profesores Alberto Montero y Nacho Álvarez que sentaría las bases de un plan macroeconómico y que prioriza la reestructuración de la deuda frente a un impago a secas de las partes consideradas “ilegítimas”, tal y como figuraba en el programa electoral presentado para las elecciones europeas del 25 de mayo. Aun así, la idea de impago no ha quedado totalmente descartada. El economista José Carlos Díez, especialmente crítico con los planteamientos de la formación, cree que no es suficiente y considera a este respecto que “hicieron un programa utópico, le vendieron a la gente promesas que no van a poder realizar. Se fueron a la vía láctea y están todavía en Marte”. “Impagar la deuda sube el tipo de interés en el mejor de los escenarios… ¿Nos pueden explicar cómo van a pagar a los funcionarios y a los pensionistas?”, se pregunta Díez. Este analista señala que del comportamiento de los mercados, que de alguna manera son una encuesta diaria, se desprende que no existe miedo a Podemos como formación, sino temor a la fragmentación del panorama político y a los escenarios de ingobernabilidad.

Ese horizonte es el que dibujan casi todas las encuestas y, de momento, es la materia prima con la que trabajan los expertos de Podemos para afianzar su proyecto de mayoría social. Lo dijo con claridad el propio Iglesias en la asamblea de Vistalegre. Su objetivo es “ocupar la centralidad” del tablero. “Saben que allí es donde se ubican los ciudadanos”, explica José Pablo Ferrándiz, sociólogo y vicepresidente de Metroscopia, que considera que su meta final consiste en ocupar en la sociedad “el puesto que ha ocupado el PSOE”.

Próximos pasos

  • La asamblea ciudadana o congreso abierto de Podemos enfila su última semana. De lunes al viernes los más de 220.000 simpatizantes inscritos en la página web de la formación podrán votar las candidaturas a la secretaría general, el consejo ciudadano y comisión de garantías.
  • El sábado 15 de noviembre Podemos dará a conocer las candidaturas ganadoras en un acto en el que participarán invitados internacionales vinculados a la coalición de la izquierda radical griega, Syriza, y formaciones latinoamericanas.
  • A partir del 17 de noviembre Podemos deberá concretar su estructura, para la que Pablo Iglesias se perfila como secretario general, y Juan Carlos Monedero, Íñigo Errejón, Carolina Bescansa y Luis Alegre como núcleo duro.
  • Tras conformar la estructura central del partido, las comunidades autónomas votarán s sus órganos territoriales.

Las comparaciones con el Partido Socialista, rechazadas por todos en Podemos al considerarlo una de las fuerzas de la casta, sitúan a Iglesias y los suyos en un escenario teóricamente parecido al de Felipe González y Alfonso Guerra durante la Transición. Y la ponencia fundacional de Podemos —elaborada por Iglesias, Monedero, Íñigo Errejón, Carolina Bescansa y Luis Alegre— reconoce algunos méritos a esa etapa del socialismo. “El Partido Socialista ha sido (tras el papel inicial del PCE y CC OO) el artífice de la integración de las clases subalternas al Estado de 1978 —y por tanto también de las conquistas sociales subordinadas en este— y pieza clave, después, en su incorporación al pacto social neoliberal. Es quien cierra el espacio político por la izquierda y es su crisis la que abre las oportunidades políticas para una nueva mayoría. Si se recompusiera siquiera parcialmente de su desprestigio y sus problemas internos, y postulase un nuevo líder con pocos vínculos simbólicos con el pasado, podría recuperar parte del espacio perdido y estrechar así las opciones para una fuerza de ruptura democrática, relativamente transversal dentro del discurso de unidad popular y ciudadana”, destaca el documento.

De izquierda a derecha, Juan Carlos Monedero, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, candidatos de Podemos, el pasado mayo.
De izquierda a derecha, Juan Carlos Monedero, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, candidatos de Podemos, el pasado mayo.Kike Para

Esa transversalidad es a lo que aspiran los dirigentes de la formación y lo que les diferencia de las premisas de Izquierda Unida. Todas las formaciones políticas han tachado a Podemos de “populista”, directa o indirectamente, por ese discurso que pretende ir más allá de la confrontación entre izquierda y derecha. En IU, formación de la que Iglesias fue asesor, no comparten este paradigma y buscan la confluencia con vistas a las próximas elecciones municipales y autonómicas centrándose en un diagnóstico compartido. Para el joven diputado Alberto Garzón, que trabó una buena relación con el líder de Podemos, es el escenario de crisis de las mayorías tradicionales lo que cuenta. “Soy tan optimista que creo que lo que va a pasar finalmente es que el bipartidismo va a caer todavía más”, señaló.

Pablo Iglesias durante la asamblea de Podemos el pasado octubre en plaza de toros de Vistalegre.
Pablo Iglesias durante la asamblea de Podemos el pasado octubre en plaza de toros de Vistalegre. Luis Sevillano

Podemos quiere aprovechar esa caída, pero no lo hará con marca propia en las elecciones municipales, en las que buscará integrarse en las plataformas de Ganemos junto a Equo e IU. La decisión adoptada por el equipo de Iglesias, cuestionada internamente y criticada por los adversarios, tiene un mero sentido estratégico. La formación carece de organización territorial y si, por ejemplo, Artur Mas adelantara las elecciones en Cataluña se vería en la tesitura de tomar decisiones de manera precipitada, admiten fuentes del partido.

Mientras tanto, Podemos enfila la recta final de la asamblea ciudadana o congreso abierto por el que se dotará de una estructura. Cuando falta una semana para que se conozcan los resultados de las votaciones, Iglesias se perfila ya como ganador sin competencia posible, sobre todo después de que el eurodiputado Pablo Echenique retirara su candidatura. Será secretario general de una estructura con un consejo de coordinación y un consejo ciudadano, órganos asimilables en las formaciones tradicionales a los comités de dirección y comités ejecutivos.

Teresa Rodríguez, de Podemos, se dirige a una manifestación a favor de un referéndum sobre la monarquía el pasado junio en Bruselas.
Teresa Rodríguez, de Podemos, se dirige a una manifestación a favor de un referéndum sobre la monarquía el pasado junio en Bruselas. Delmi Alvarez (ZUMAPRESS.com)

Iglesias y su círculo de confianza son, en buena medida, responsables del éxito de Podemos. Con ellos decidió la cabeza más visible del partido las pasadas navidades dar el salto de la universidad a la política, de la teoría a la práctica, y con ellos ha pilotado hasta ahora las principales decisiones del partido. Su objetivo consiste ya no en romper el esquema bipartidista de la política española sino en enfrentarse abiertamente al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez.

Con todo, el propio Iglesias y los principales dirigentes de la formación, todos ellos expertos en ciencias sociales, se muestran muy prudentes ante las proyecciones demoscópicas. Errejón, por ejemplo, señala que todos los sondeos apuntan a un “modelo en descomposición”, pero que el panorama puede dar un giro en función de los acontecimientos. En este contexto, Podemos hace ahora equilibrios entre prudencia y audacia a la espera de perfilar su verdadera estrategia para el calendario electoral.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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