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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Un vuelco electoral ¿transitorio?

Las cifras de la encuesta deben entenderse como una traducción del estado de ánimo ciudadano

De tener lugar ahora unas elecciones generales, la estimación de Metroscopia sobre el resultado más probable apunta a una victoria de Podemos, que superaría en 1,5 puntos al PSOE y en 7 puntos al PP. ¿Resulta verosímil esta estimación? Sí, y con las debidas cautelas, si se la entiende —así realmente procede— como un intento de traducir en cifras electorales el estado de ánimo ciudadano existente en este concreto momento; no, si se le atribuye un carácter predictivo que en modo alguno puede tener. Es mucho el tiempo que queda hasta las elecciones, muchas las incógnitas por despejar y muchas las variaciones que pueden experimentar las intenciones de voto que ahora declara la ciudadanía.

Por lo que hace al PP, cuyo hundimiento —de producirse realmente este resultado— sería estrepitoso, conviene tener en cuenta que el sondeo se ha llevado a cabo en una nueva “semana negra” para el partido gobernante; que una parte importante de sus anteriores votantes está sumamente enfadada y opta en este momento por la abstención (el 20%: el doble que en el caso del PSOE); que incluso un 8% dice que votaría a Podemos; y que la mejora de la economía, en la que tanto confían los dirigentes populares para recuperar apoyo ciudadano, no resulta todavía tangible para los españoles (el 89% sigue definiendo como mala la situación económica general del país). Queda por ver si las circunstancias cambiarán lo suficiente de aquí al día electoral para reanimar a un electorado que ahora se muestra tan desafecto.

En cuanto al PSOE, dañado también por algunos de los escándalos que se han conocido recientemente, consigue en alguna mayor medida mantenerse a flote gracias al esfuerzo de su nuevo secretario general, Pedro Sánchez, por renovar y relanzar el partido, como reconocen tres de cada cuatro de sus potenciales votantes. Su principal desafío es conseguir recuperar ese 31% de sus votantes anteriores que ahora dicen inclinarse por dar su voto a Podemos.

Pero la gran novedad, sin duda, es el apoyo que en este momento parece capaz de suscitar Podemos, coincidiendo con la consolidación formal como líder de su figura más popular. Ahora bien, varias sombras gravitan sobre el sustancial caudal electoral (27,7% del voto) que ahora parecería ser capaz de obtener este partido. Por un lado, una gran parte de quienes se dicen posibles futuros votantes de Podemos reconocen que no lo son tanto por identificación real con lo que esta formación representa como por enfado con el partido por el que habitualmente votan: es decir, se trata de un sector de votantes posiblemente volátil y de fidelidad dudosa llegada la hora de la verdad. Por otro lado, Podemos capta una parte sustancial de apoyos (20%) entre quienes en 2011 se abstuvieron de votar (por cierto, esto puede explicar que el porcentaje de abstención estimado resulte similar al de 2011: en buena medida, los neoabstencionistas procedentes del PP relevarían a los abstencionistas de entonces que ahora se declaran futuros votantes de Podemos). Además, aun cuando Podemos haya logrado erigirse en portavoz de la ira popular, no por ello es percibido por la mayoría de los españoles como el único partido en el que se pueda confiar. Existe, ciertamente, un profundo enfado con los actuales partidos, aunque no hasta el punto de su total e irremediable descalificación. Todo esto invita a tomar con cautela el resultado aquí estimado para la formación de Pablo Iglesias. Pero sería erróneo infravalorar lo que este movimiento parece en condiciones de poder lograr. Sencillamente, no parece impensable que pudiera irrumpir en el tablero político nacional originando una reestructuración del mismo de consecuencias imprevisibles.

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