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Mato acudirá a la reunión de ministros de la UE sobre el ébola

Los titulares de Sanidad estudiarán controlar la temperatura en los aeropuertos

Lucía Abellán
Ana Mato, esta mañana en la sesión de control al Gobierno en el Congreso.
Ana Mato, esta mañana en la sesión de control al Gobierno en el Congreso.Bernardo Pérez

La ministra de Sanidad, Ana Mato, acudirá finalmente mañana a Bruselas a debatir con sus colegas europeos medidas de control del ébola en los aeropuertos comunitarios. La ministra ha adelantado su comparecencia parlamentaria a esta tarde para poder estar mañana en la reunión europea de alto nivel. La visita de Mato constituye una rareza. Desde que tomó posesión en 2011, nunca ha asistido a un Consejo Europeo del ramo, según ha podido comprobar este diario en las actas de esos encuentros, que recogen, en su lugar, la presencia de Pilar Farjas, secretaria general de Sanidad. La presión social sobre el ébola, especialmente en España, con el primer contagio registrado fuera de África, ha pesado en esa decisión de Mato de acudir a Bruselas.

Para decidir sobre los controles en fronteras, los ministros tendrán sobre la mesa tres opciones, según explican fuentes comunitarias. La primera, mantener la situación como está, sin mediciones de temperatura en los aeropuertos comunitarios. La segunda, adoptar una medida similar a la estadounidense, con chequeos a los pasajeros que puedan ser considerados de riesgo (por ejemplo, que tengan pasaporte de alguno de los países más afectados por el ébola, Liberia, Sierra Leona y Guinea), también en vuelos que no sean directos. La tercera es una vía intermedia: instaurar controles de temperatura y distribuir formularios a los pasajeros, pero sólo en los vuelos considerados de mayor riesgo, los que conectan directamente a esos tres Estados con los países europeos.

Los expertos sanitarios de la UE abogan por mantener la situación actual porque dudan de la eficacia de esas tomas de temperatura con pistola térmica. Los profesionales comunitarios insisten en que esos controles son esenciales, pero antes de que los pasajeros tomen el vuelo en África, como ya se está haciendo. Porque las posibilidades de que alguien comience a manifestar síntomas de ébola en pleno trayecto aéreo son muy bajas y en cambio la inversión que requiere utilizar esos medidores de temperatura resulta elevada (los expertos europeos rehúsan cuantificarla).

Pese a esas opiniones contrarias, la presidencia italiana de la UE y la Comisión Europea enviaron el pasado sábado una convocatoria a todos los ministros de Sanidad para estudiar la conveniencia de establecer controles en las fronteras. Las intenciones de Estados Unidos, que comenzó a realizar controles el fin de semana, y en Europa de Reino Unido, que ya ha adoptado los tests por su cuenta, elevaron la presión para actuar. Los ministros deberán decidir hoy sobre este asunto, aunque cada país tendrá libertad para aplicar su propio criterio.

Fuentes comunitarias explican que, por encima del control de temperatura, que puede dar muchos falsos positivos, lo importante de esta medida es que permite recopilar la información de los formularios de esos pasajeros que puedan haber estado expuestos al virus, así como ofrecerles indicaciones precisas sobre qué hacer si detectan el más mínimo síntoma relacionado con el ébola. Esos cuestionarios sobre rutas de viaje anteriores y estado de salud permitirían a las autoridades identificar rápidamente a los viajeros de riesgo.

A la espera de ver qué resultados arroja el encuentro de mañana, la convocatoria ha generado malestar en Bruselas. La escasa anticipación con que se ha organizado la reunión –apenas cinco días- y la falta de criterio común sobre qué hacer para combatir el virus en los aeropuertos han provocado que solo vayan a asistir una decena de ministros de los 28 existentes, según confirma la presidencia italiana de la UE.

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Sobre la firma

Lucía Abellán
La redactora jefa de Internacional de EL PAÍS ha desarrollado casi toda su carrera profesional en este diario. Comenzó en 1999 en la sección de Economía, donde se especializó en mercado laboral y fiscalidad. Entre 2012 y 2018 fue corresponsal en Bruselas y posteriormente corresponsal diplomática adscrita a la sección de España.

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