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Reino Unido prueba la inmunización

Sesenta voluntarios participan en un ensayo clínico en Oxford para una potencial vacuna Se les inyecta un fragmento del virus para estudiar si tiene efectos secundarios adversos

Pablo Guimón

“Ahora soy oficialmente una cobaya”. Lo escribía en Twitter, el pasado 8 de octubre, la trabajadora de Médicos Sin Fronteras Polly Markandya, londinense, casada y madre de dos hijos. Es una de las 60 personas sanas que se han presentado voluntarias para que se les inyecte una parte de un virus que se ha cobrado 4.000 vidas en un año. Se trata de una vacuna experimental contra el ébola que, en caso de que funcione, se enviará rápidamente para su uso en África occidental.

Los ensayos se están realizando en el Instituto Jenner, un centro de desarrollo de nuevas vacunas de la universidad de Oxford. La vacuna no se ha terminado de testar, pero la compañía farmacéutica británica GlaxoSmithKline (GSK), con financiación del Gobierno, ya ha empezado a fabricar 10.000 dosis. Se trata de que, cuando a finales de este año se disponga de los resultados de estos ensayos que comenzaron a mediados de septiembre, la vacuna pueda empezar a distribuirse masivamente, en la mayor brevedad, entre los miles de profesionales sanitarios que están trabajando sobre el terreno. Así se podría comprobar si realmente sirve para proteger contra la enfermedad.

La vacuna se estaba desarrollando, antes de la emergencia del ébola, en los laboratorios de Okairos, una compañía adquirida el año pasado por GSK. Pero en condiciones normales podría haber pasado un década hasta que los ensayos terminaran y empezara la producción.

La potencial vacuna se ha probado en animales y no se han descrito efectos secundarios problemáticos. Ahora se trata de ver si tampoco se producen en los humanos. Los ensayos en personas empezaron en Oxford y en EE UU y, al no haberse detectado efectos secundarios hasta la fecha, la semana pasada se empezó a probar en Malí, país donde no se han reportado casos pero que hace frontera con Guinea, donde empezó el brote. Está previsto que los ensayos se realicen también en Gambia.

Nick Owen, que trabaja en la misma ONG que Markandya, también se ha sometido a la prueba y explica en un blog su experiencia. “Me pusieron la vacuna hace una semana”, escribía el pasado miércoles. “Hasta ahora, me encuentro absolutamente bien. Hay vacunas de la gripe que me han hecho sentirme peor”.

Lo que se les inyecta es una sola proteína benigna del virus, de una séptima parte de su tamaño total, para obtener la respuesta inmunológica. Esta se introduce en el cuerpo con un adenovirus de chimpancé. “Los voluntarios se dividen en grupos de 20 y cada grupo recibe diferentes dosis de la vacuna para que los investigadores pueden evaluar la mejor dosis para utilizar”, explican desde el Instituto Jenner.

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“La enfermera absorbió la vacuna con una jeringuilla”, escribe Owen en su blog, “y en cuestión de segundos, se abría camino hacia mi flujo sanguíneo desde mi brazo izquierdo. Fue extraño pensar que ahora tenía un pedazo de una de las enfermedades más mortales del mundo circulando por mi cuerpo”.

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Sobre la firma

Pablo Guimón
Es el redactor jefe de la sección de Sociedad. Ha sido corresponsal en Washington y en Londres, plazas en las que cubrió los últimos años de la presidencia de Trump, así como el referéndum y la sacudida del Brexit. Antes estuvo al frente de la sección de Madrid, de El País Semanal, y fue jefe de sección de Cultura y del suplemento Tentaciones.

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