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¿Hasta cuándo?

La Sentencia del Constitucional sobre el Estatuto materialmente fue un golpe de Estado

La Sentencia del Tribunal Constitucional sobre la reforma del Estatuto de Autonomía de Cataluña formalmente fue una sentencia, pero materialmente fue un golpe de Estado. Golpe de Estado que se inició con la recusación del Magistrado Pablo Pérez Tremps solicitada por el PP. Así lo denuncié en EL PAIS el 10 de febrero de 2007, avisando de lo que se nos venía encima.

El golpe Estado tuvo que abrirse paso trabajosamente a través de operaciones turbias que se extendieron a lo largo de más de tres años. Pero consiguió hacerlo. En el BOE del 16 de julio de 2010 se hacía pública la STC 31/2010, que anulaba sustancialmente el contenido de la reforma estatutaria. Las consecuencias de la sentencia del Constitucional no han sido las de una decisión judicial, sino las de un golpe de Estado. Tanto en Cataluña como en España. Hubo un vencedor, el PP, y múltiples vencidos.

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En Cataluña nadie salió ganando. Ni siquiera el PP. Porque en Cataluña se ha producido una desintegración política global. El sistema político catalán está en quiebra y sin posibilidad de reparación. El resultado de todas las elecciones, municipales, autonómicas, generales y europeas así lo acredita. Si no se ha desmoronado por completo es por la ilusión (por el espejismo, diría yo) del derecho a decidir, que es el hilo que ha permitido que se mantenga una conexión entre las partes. La unidad política de Cataluña descansa en el derecho a decidir. A favor o en contra. Justamente por eso, la crisis no ha tocado todavía fondo. Queda recorrido a peor.

En España el perdedor ha sido el PSOE. La sentencia 31/2010 del Constitucional introdujo el conflicto territorial en la relación PSOE-PSC, privando de esta manera a ambos de la condición de “partido de gobierno”. Para que la sociedad los reconozca como partidos de gobierno, ambos tienen que competir juntos frente a los demás. Si no es así, concurren pero no compiten. Es lo que ha ocurrido en todas las elecciones posteriores a la sentencia 31/2010. En Cataluña y en España.

El ganador ha sido el PP. En Mayo de 2011 arrolló en las elecciones municipales y autonómicas y en noviembre arrolló en las elecciones generales. Hegemonía indiscutible, de la que ha hecho uso sin complejos.

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El Gobierno ha abdicado en el Constitucional la reconstrucción política de España y Cataluña

Y sin embargo, estamos como estamos. Sin Constitución territorial y sin perspectiva de poder rehacerla. Sin la integración política de Cataluña en España de una manera jurídicamente ordenada aceptable y aceptada tanto por los ciudadanos de Cataluña como por los del resto de España, carecemos de Constitución territorial. Es lo que ocurre en este momento.

España y Cataluña tienen que reconstituirse políticamente. Con el binomio Constitución/Estatuto, tal como están, ni España ni Cataluña pueden ser gobernadas. Se trata de una operación que únicamente puede ser realizada por órganos de naturaleza política legitimados democráticamente de manera directa, en la que no tiene cabida el Tribunal Constitucional.

Justamente lo contrario de lo que se está haciendo. El Gobierno y el PP, que son los únicos puntos de referencia sólidos en este momento, han abdicado en el Tribunal Constitucional su participación. ¿Hasta cuando?

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