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Medio Ambiente privatiza el ‘superhidroavión’

Tejerina adjudica a una firma privada su más moderno apagafuego Hacienda estimó que el Ejército del Aire hubiera reducido el coste en un 50%

Miguel González
Rajoy y cuatro ministros en un homenaje a las fuerzas de lucha contra los incendios en 2012.
Rajoy y cuatro ministros en un homenaje a las fuerzas de lucha contra los incendios en 2012.claudio álvarez

El informe de la Comisión para la Reforma de las Administraciones Públicas (CORA), a la que Rajoy encargó en octubre de 2012 uno de sus proyectos estrella (el adelgazamiento del Estado para evitar duplicidades e ineficiencias), elogió los “excelentes resultados” del convenio entre el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama) y el Ejército del Aire, en virtud del cual el segundo gestiona la flota de hidroaviones de lucha contra los incendios forestales propiedad del primero. “Este sistema de colaboración es satisfactorio para ambas partes, ya que el Ejército del Aire mantiene una unidad operativa con un alto grado de entrenamiento y el Magrama realiza su función muy satisfactoriamente y a un coste claramente inferior que si tuviera que contratar el servicio”, aseguraba la CORA, adscrita al Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas. Incluso se aventuró a cifrar el beneficio económico: “El Magrama solo tuvo que hacerse cargo del 50% de los costes, con un ahorro para el Estado de unos 15 millones en 2011”.

Sin embargo, solo unos meses después de que la CORA colmase de elogios este modelo y propusiera generalizarlo, el ministerio que dirigía Miguel Arias-Cañete hizo justo lo contrario. Tras comprar por 26,5 millones el más moderno avión de lucha contra el fuego (el Bombardier CL-415, capaz de recoger más de 6.000 litros de agua en 12 segundos deslizándose sobre un pantano), decidió entregar su gestión a una empresa privada en vez de confiarlo al Ejército del Aire.

La adjudicación se realizó, por trámite de emergencia (sin concurso público), a la compañía Inaer. La sucesora de Cañete al frente del departamento, Isabel García Tejerina, aseguró el pasado 10 de junio en el Congreso que la opción de privatizar la gestión del avión “ofrecía mejores garantías y le costaba menos a los ciudadanos españoles”.

Operativo 33 días tarde

A pesar de que Medio Ambiente tramitó por vía de emergencia la adjudicación de su nuevo Bombardier CL-415 a la compañía Inaer, el aparato no estuvo operativo al inicio de la campaña de lucha contra los incendios forestales, el pasado 15 de junio. La decisión de adjudicar a una empresa privada la gestión del hidroavión obligó a tramitar un certificado de aeronavegabilidad civil, a realizar cambios menores en el aparato y a buscar pilotos con aptitud para vuelos de riesgo, como los que se realizan sobre incendios forestales.

Finalmente, el avión estuvo operativo el pasado 18 de julio e intervino por vez primera en la extinción del incendio de Cogolludo (Guadalajara). Los 33 días transcurridos desde el arranque de la campaña, el 15 de junio, hasta que el CL-415 ha podido incorporarse a la misma deberían traducirse en el pago de una penalización por parte de la empresa adjudicataria. Un portavoz de Medio Ambiente se limitó a responder a preguntas de este diario: “Vamos a cumplir con los términos del contrato”. Pero no reveló la cuantía de la penalización y el contrato no se ha hecho público.

Las palabras de Tejerina causaron malestar en Defensa. ¿Cómo era posible que una empresa privada ofreciera más garantías que el Grupo 43 del Ejército del Aire, que desde hace años gestiona 17 apagafuegos, 14 de ellos propiedad de Medio Ambiente?

Respecto al ahorro económico, la directora general de Política Forestal, Begoña Nieto, aseguró a El Periódico de Catalunya —que ha sacado a la luz este caso— que la oferta de Inaer era 500.000 euros más barata que la del Ministerio de Defensa.

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¿De dónde salen estas cifras? Como indicaba la CORA, lo que el Ejército del Aire factura por los hidroaviones solo supone el 50% de su coste, ya que no carga la infraestructura, ni las tasas y servicios aeroportuarios, ni los sueldos del personal. Las dietas de los pilotos militares (55 euros diarios, más otros 60 de alojamiento, cuando no duermen en las bases) son muy inferiores a las de sus homólogos civiles. Y Defensa tiene ya tres aviones del mismo modelo CL-415, de la Unidad Militar de Emergencia, lo que abarata su mantenimiento.

Cada año, Medio Ambiente y Defensa firman un convenio para la gestión de los hidroaviones. El de este año (del que está excluido el nuevo CL-415) alcanza un importe de 15,7 millones y obliga a tener 12 aeronaves en alerta durante la campaña de incendios forestales, distribuidas por toda España, y una cifra sensiblemente inferior en los meses de invierno. Fuentes militares aseguran que un avión más apenas habría encarecido el precio del convenio, pues lo que se paga es “una disponibilidad permanente, 24 horas al día, siete días por semana, 365 días al año”.

El contrato con Inaer compromete a dicha compañía a prestar 150 horas de vuelo durante los 122 días de campaña, entre junio y octubre, a cambio de 900.000 euros. Los expertos señalan que, al tratarse de un aparato completamente nuevo, apenas necesita mantenimiento, que es lo que más encarece el coste, pero advierten de que la situación cambiará cuando acumule horas de vuelo.

Fuentes del sector sugieren que el verdadero negocio de Inaer está en llevarse el avión a Chile en invierno (verano austral) y alquilar un bien que es propiedad del Estado español.

Incluso si a corto plazo Medio Ambiente ahorra algo, lo que no es cierto es que a los españoles “les cueste menos”, como dijo Tejerina. A los españoles les cuesta más, porque antes el dinero iba al Ejército del Aire y no salía del presupuesto público y ahora va a bolsillos privados.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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