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Abrazos para el líder que llama a los militantes por su nombre

El nuevo secretario general muestra cercanía ante los asistentes al congreso del PSOE

Francesco Manetto
Ovación al secretario general saliente del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba.
Ovación al secretario general saliente del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba. EFE/J.J. Guillen

Si el mayor aplauso fue este sábado para Alfredo Pérez Rubalcaba, Pedro Sánchez se volcó en el día de su proclamación con los militantes del PSOE. Abrazos, apretones de manos, sonrisas, selfies... El nuevo secretario general del principal partido de la oposición ofreció una imagen de cercanía con decenas de asistentes al congreso extraordinario de los socialistas. A muchos les conocía. O, por lo menos, conocía sus nombres. Se le vio charlar al salir del plenario, tras el discurso de despedida de Rubalcaba, en el vestíbulo, o en alguna de las cafeterías del hotel en el que se celebra el cónclave.

Sánchez empezó a ganarse el apoyo de los militantes hace meses, con un trabajo centrado en los territorios y de forma discreta. Y hoy escenificó ese lazo en un congreso diseñado para formalizar la sucesión al frente de la formación. La imagen de cercanía coincide con su primera intervención ante los más de 1.000 delegados y cerca de 2.000 invitados. “En mi campaña dije que iba a ser un secretario general en la carretera y yo me comprometo ahora a ser un secretario general que esté poco en Ferraz y mucho en los territorios”, aseguró. Pidió pasar más tiempo con las bases que en los despachos. Este fin de semana comenzó a poner en práctica ese discurso.

Muchos asistentes se dirigieron a él y Sánchez, algo no tan habitual en los congresos de partidos políticos, accedió a conversar con unos y con otros durante casi una hora o a retratarse junto a ellos. Aun así, como en todos los cónclaves, existen vips y existen todos los demás. Minorías y mayorías. Personalidades solicitadas e ignoradas. Sánchez, Rubalcaba, la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, y —por razones de disenso— Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias fueron los protagonistas de la jornada. Carme Chacón tuvo su espacio en la ejecutiva y en los medios al pronunciarse sobre la fortuna de Jordi Pujol.

En una sala ubicada en la planta baja del hotel, donde el Partido Popular cerró la campaña de las elecciones europeas, se reunieron algunos de esos vips antes de la inauguración, los dirigentes más relevantes de la antigua y nueva etapa.

Sánchez se dirigió después al plenario, donde se sentó junto al líder del PSM, Tomás Gómez. Allí, Rubalcaba daba la clave de su despedida: “En política es mucho más fácil entrar que salir”. El secretario general saliente, muy emocionado, recordó que abandona la primera línea de la política pero que seguirá al servicio de su partido y nunca dejará su compromiso político. Rubalcaba, que lamentó la falta de aire acondicionado y pidió que le trajeran un vaso de agua, se dirigió al congreso ante dos históricos secretarios generales, Felipe González, que acudió con unas llamativas gafas de sol, y Joaquín Almunia. A José Luis Rodríguez Zapatero, último presidente socialista, se le esperó pero nunca llegó. Y nadie supo explicar la razón de su ausencia a un cónclave en el que todos hablan de “unidad” y, sin embargo, está marcado por las despedidas y los estrenos. 

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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