_
_
_
_
_

Una carpeta casi vacía desató el escándalo

El fiscal se topó con varios documentos de los contratos a dedo a Urdangarin cuando investigaba el sobreprecio del velódromo Palma-Arena

La tormenta del caso Nóos comenzó en una carpeta casi vacía de documentos que llegó al juzgado de José Castro en 2010, cuando investigaba el sobreprecio en las obras del polideportivo Palma Arena, adjudicado en 48 millones de euros y que acabó costando más de 100 millones. El archivo contenía unas pocas hojas de un convenio del Gobierno de Baleares con el Instituto Nóos por el que aprobaba un gasto de un millón de euros para la organización del Fórum IB de Deportes y Turismo. No constaba la justificación ni el control de gasto de la partida. El adjudicatario del contrato, sin concurso previo, era una entidad sin ánimo de lucro propiedad de Iñaki Urdangarin, esposo de Cristina de Borbón y su socio Diego Torres.

El juez José Castro de la mano del fiscal Pedro Horrach comenzó a intentar contestar a las dudas abiertas por la carpeta casi sin contenido. De aquel hilo, investigado durante tres años, pende ahora el escándalo que afecta a la hermana del Rey. La instrucción del llamado caso Nóos ha permitido reunir suficientes indicios de una supuesta malversación de seis millones de euros pagados por los Gobiernos de Baleares y de la Comunidad Valenciana a la empresa de Iñaki Urdangarin.

Nóos logró cinco contratos entre 2004 y 2006 de esas administraciones para organizar eventos relacionados con el deporte y el turismo por el que cobraron más de seis millones de euros aunque sólo gastaron dos millones.

Iñaki Urdangarin y su esposa Cristina de Borbón fueron arrastradas a la causa por aquella carpeta casi vacía y por una intensa investigación. El archivo formaba parte del rastreo judicial que se abrió sobre distintos aspectos de la gestión de Jaume Matas en el Gobierno balear (2003-2007) y su supuesto enriquecimiento personal.

Juez y fiscal examinaron la gestión de la fundación pública Illesport que Matas creó para contratar sin impedimentos y desarrollar obras, campañas y eventos, como los adjudicados sin concurso al Instituto Nóos. La carpeta de marras procedía del Illesport.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

La causa madre de la que cuelga el caso Nóos es el ‘caso Palma Arena’ abierto para investigar porque las obras del velódromo gigante con ese nombre costaron el doble del precio por el que se adjudicaron. El proceso se abrió tras una denuncia de la Fiscalía Anticorrupción, en 2008, en base a informes del Gobierno del PSOE de Baleares, que destapó los impagos existentes y el sobrecoste millonario del polideportivo. La obra era gestionada por la fundación Illesport, de dónde salió la carpeta con los documentos de los convenios a favor del Instituto Nóos.

El Palma Arena lo encargó Matas a su estilo, sustentado en el “hágase”. De la misma forma ordenó contratar al Instituto Nóos de Iñaki Urdangarin, por ser quien era, según reconoció al juez el ex presidente balear.

Con el peculiar estilo de -Matas -“deprisa y sin miedo”-, el velódromo se realizó con urgencia para que abriera sus puertas en los mundiales de ciclismo en pista de 2007, el año en que el PP perdió las elecciones. El coste debía ser de 43 millones de euros y superó los 110 millones.

El juez segregó, por razones de eficacia, las diferentes hechos bajo sospecha en diligencias penales distintas para evitar un macro proceso con cientos de imputados de la época Matas. La pieza número 25, el de la de la carpeta casi vacía, se llamó ‘caso Nóos’ y también ‘caso Urdangarin’, por el nombre del imputado más conocido por la opinión pública.

Más información
Texto íntegro del auto del juez Castro
Declaración íntegra de Iñaki Urdangarin
Cristina de Borbón en el banquillo
Argumentos jurídicos a favor y en contra del procesamiento
Fechas y claves del ‘caso Nóos’
Las evasivas de la Infanta
Pendientes de las distintas doctrinas
Todo sobre el 'caso Urdangarin'
El fiscal no ve “ningún elemento en contra” y recurre

Jaume Matas, ex presidente y ex ministro, imputado estrella en diferentes piezas del escándalo, ya carga con dos condenas –menores- por corrupción en dos juicios ya celebrados del ‘caso Palma Arena’: nueve meses de cárcel por tráfico de influencias por el contrato a su redactor de discursos y 9.000 euros de multa por un cohecho de más de 40.000 euros que le dio un empresario. Matas ha pedido el indulto para esquivar la orden de ingreso de cumplimiento de los nueve meses.

La orden del fiscal general

La Fiscalía Anticorrupción, en los inicios de la causa de los sobrecostes de Palma Arena que ahondaba al juez Castro, abrió una indagación en 2009 sobre la fortuna de Jaume Matas, por informaciones anónimas. Tras varios meses empleados en recabar datos e interrogatorios de la Guardia Civil, en julio de 2009 el entonces fiscal general Cándido Conde-Pumpido, dio orden para que no se prolongaran las investigaciones. El fiscal Horrach destapó la supuesta raíz oculta del patrimonio de Matas, la compra y decoración del millonario piso ‘palacete’ de Palma, así como el manejo por su mujer de partidas de dinero negro, en billetes de 500 euros, según testimonio de sus interlocutores comerciales, joyeros, artistas, vendedores de muebles, albañiles.

El juez José Castro, ante el callejón sin salida de los fiscales, bloqueados por su jefe, recabó el envío de la causa, judicializó aquel expediente de la fiscalía con el material que destapaba el escándalo de corrupción para su desarrollo penal en las diligencias.

El arrepentido amigo y las partidas de pádel en Marivent

Un amigo de Iñaki Urdangarin y de la Infanta, el regatista y oro olímpico José Luis ‘Pepote’ Ballester, era director general de Deportes en el Gobierno de Jaume Matas, que lo fichó en 2003 para que fuera enlace directo oficioso con la Familia Real. Pepote fue imputado y detenido en 2009 al estallar públicamente el ‘caso Palma Arena’, que también alude a una supuesta financiación irregular del PP con publicistas del Gobierno Matas.

El fiscal Pedro Horrach, en su estrategia para hallar palancas para articular una petición de imputación argumentada contra Urdangarin y Matas, logró en 2011 cerrar un acuerdo de colaboración con la justicia de Pepote, que declaró tras numerosas dudas sobre el paso que iba a dar. Era desde niño del círculo de regatistas amigos del actual Rey Felipe y de las Infantas.

Pepote Ballester se convirtió en arrepentido de cargo y tras muchas dudas, pues le dolía quedar mal ante la Infanta, aportó detalles sobre las órdenes que le dio Matas y sobre las relaciones de Urdangarin con la administración balear.

El duque de Palma convocó una reunión, con partida de padel incluida, en el palacio real de Marivent con Matas, Pepote y un empresario inmobiliario, Jorge Forteza. Allí, en 2003, se trató del primer contrato que Urdangarin logró en Baleares para mediar en el patrocino del equipo ciclista Illes Balears por 18 millones de euros que pagó el Gobierno de Matas. El duque percibió 300.000 euros de aquella operación.

Pepote detalló en el juzgado las presiones y las llamadas de Urdangarin reclamando dinero impagado por el Gobierno y asumió que entre ellos se dio una ruptura de la relaciones. Pepote Ballester estaba en la cúpula de la Fundación Illesports, la de la carpeta casi vacía, donde se dieron reuniones ficticias, firmas irreales y dispendios generales, según el juez Castro y el fiscal Horrach.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_