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España excarceló a dos espías para que Francia siguiera entregando a etarras

Uno de los magistrados que los dejó en libertad dice que fue un caso político La Audiencia de Barcelona archiva el caso y levanta la orden de búsqueda

José María Irujo
A la izquierda, el agente Christian Piazzole durante su detención. A la derecha el general Rondot.
A la izquierda, el agente Christian Piazzole durante su detención. A la derecha el general Rondot.

El Gobierno de José María Aznar logró que la Justicia excarcelara a dos agentes secretos franceses, detenidos en abril 2002 en Manresa con armas de guerra, cuando supuestamente preparaban un asesinato. Su liberación, en octubre de ese mismo año, permitió que Francia siguiera colaborando en la lucha contra ETA y entregara a etarras, según asegura ahora uno de los tres magistrados que dictaron entonces su puesta en libertad provisional. “Vino atado desde el Ministerio del Interior y desde la Fiscalía General del Estado. No pudimos hacer nada para evitar su puesta en libertad”, asegura el juez.

Francia recuperó a dos de sus agentes secretos maniatados desde hace diez años por una orden de búsqueda y captura emitida por la Justicia española tras ser detenidos en Manresa durante una vidriosa misión nunca aclarada. La Audiencia Provincial de Barcelona acaba de declarar extinguidos por prescripción los delitos contra los agentes franceses Christian Piazzole y Rachid Chaouati que en 2004 fueron declarados en rebeldía tras no acudir a un juicio en el que se reclamó para ambos una pena de siete años de cárcel por depósito de armas de guerra. Se les intervino un rifle de fabricación artesanal que habían escondido en un zulo.

El juez admite: “No había que molestar a las autoridades francesas”

Piazzole —que utilizaba documentación falsa— y su ayudante Rachid Chaouati ya pueden cruzar las fronteras sin temor a ser capturados. Tras su detención e ingreso en prisión, el general francés Philippe Rondot, ex jefe de los servicios secretos franceses, reclamó al entonces fiscal jefe de Barcelona José María Mena que pidiera a la Audiencia Provincial su libertad provisional bajo la promesa de que acudirían al juicio en febrero de 2004. Los agentes faltaron a su palabra.

Una década después, la Audiencia de Barcelona, tras un informe favorable de la Fiscalía, ha acordado prescribir los delitos, archivar la causa y levantar la orden de búsqueda y captura contra ambos en un auto de los jueces Elena Guindulain, José María Assalit y Enrique Rovira.

Francia ha evitado cumplir la orden borrándola de sus archivos y deslocalizando a sus chacales. Ni a un lado ni al otro de la frontera se han hecho gestiones para la búsqueda de los dos prófugos declarados en rebeldía por los jueces españoles. Al contrario, altos funcionarios de ambos países se han interesado por el caso para que Piazzole y Chaouati recuperaran su movilidad. “Han estado hibernados durante diez años”, asegura una fuente próxima a los servicios secretos franceses.

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Tras la visita del general Rondot a Barcelona la petición de libertad provisional del fiscal Mena fue trasladada a los magistrados de la Sección V de la Audiencia Provincial de Barcelona —la misma que ahora archiva el caso— Elena Guindulain, Augusto Morales y José María Assalit que, “ante la fundada solicitud” del fiscal jefe ordenaron la excarcelación. Ahora, uno de los magistrados que dictó su libertad y que pide se omita su nombre, desvela cómo vivieron el caso y da claves desconocidas: “Fue un tema político y se resolvió políticamente desde Madrid. Francia entregaba a muchos etarras y no había que molestar a las autoridades francesas. El fiscal Mena recibió una orden del fiscal general del Estado Jesús Cardenal y tuvo que cumplirla. Mena nos lo hizo de palabra y le pedimos que lo pusiera por escrito porque de palabra no íbamos a atenderlo. Si no, los responsables éramos los magistrados. El tribunal hizo lo único que podía hacer. Estábamos atados”.

Y continua así: “Ni siquiera Mena tuvo capacidad de decidir libremente. De haberse negado habría tenido que dejar el caso, le habrían cesado. No le censuro. Mena nunca tuvo un papel por escrito. Le llamó Cardenal —el entonces fiscal general— y le dijo lo que había que hacer. El ministerio fiscal es tan jerárquico como el Ejército. El 90% de los fiscales obedecen. Nadie se juega el cargo. Se resolvió con criterios políticos, no penales. Estas cosas pasan con frecuencia en nuestro país”.

El juez que acordó la liberación de los chacales franceses recuerda que la Audiencia de Barcelona se había negado a ponerlos en libertad cuando lo solicitaron los abogados de Piazzole y de Chaouati, porque Ramón Menach, el fiscal de Manresa donde se instruyó el caso, informaba siempre en contra. “La decisión de Mena de pedir su libertad fue un error. Aquí hay algo que se nos escapa a los que intervenimos a nivel judicial. Nos torearon a todos”, dice este fiscal. Ramón Landa, el juez instructor, añade que “viendo lo que ha pasado, está claro que hubo presiones políticas”.

“Vino atado desde Interior y la Fiscalía General. No pudimos evitarlo”

Según el magistrado que dictó su puesta en libertad, la intervención del fiscal general lo cambió todo. “Eran delitos muy graves. Mena sabía que era una decisión del fiscal general del Estado y del Gobierno. Las explicaciones que se dan, se adornan. Si el fiscal pide la libertad provisional nosotros tenemos que ponerlos en libertad porque no había víctimas. Sin acusación no se les podía mantener en prisión”. Cardenal, de 85 años, consultado en 2009 por este caso aseguró que no lo recordaba. Mariano Rajoy, ministro del Interior cuando se detuvo a los espías franceses, respondió igual.

La historia de un presunto intento de asesinato frustrado concluye como empezó hace una década: con una parodia para evitar que estos dos hombres vayan a la cárcel después de que los Mossos d´Esquadra detuvieran a Chaouati en un control policial en Manresa y descubrieran que escondía en el maletero de su coche —un Audi 80— un tubo de PVC en el que descansaba un rifle monotiro de fabricación artesanal, con silenciador y mira telescópica láser. “Yo vi aquella extraña arma capaz de matar a un kilómetro de distancia. La sospecha razonable es que venían a matar”, recordaba Mena, el ex fiscal jefe de Barcelona hace un año. Ahora, consultado de nuevo declina opinar.

“Cuando vino el general Rondot a Barcelona ya estaba todo pactado. Vino a recoger a sus hombres no a pasearse. Eran tiempos distintos, ETA estaba viva y España tenía que estar a bien con Francia. Así es como vivimos los magistrados este caso. Desde luego que estos hombres no venían a nada bueno, eso es evidente”, asegura el magistrado que los liberó

El general Rondot visitó a Mena junto al teniente coronel de la Guardia Civil Ángel Gozalo, y aseguró que sus hombres hacían prácticas. En cambio, en su agenda describió el caso como una Operación Alpa, un asesinato selectivo según la terminología de los espías franceses.

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Sobre la firma

José María Irujo
Es jefe de Investigación. Especialista en terrorismo de ETA y yihadista, trabajó en El Globo, Cambio 16 y Diario 16. Por sus investigaciones, especialmente el caso Roldán, ha recibido numerosos premios, entre ellos el Ortega y Gasset y el Premio Internacional Rey de España. Ha publicado cinco libros, el último "El Agujero", sobre el 11-M.

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