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El asesinato de Carrasco se planeó en dos años y se frustró cinco veces

Hallados planos de seguimientos a la política leonesa y el arma del crimen

Montserrat González y su hija Montserrat Triana Martínez en la fiesta de inauguración de una revista en León el pasado marzo.Foto: atlas | Vídeo: LUISMA GUERRA / ATLAS

El asesinato a tiros en plena calle de Isabel Carrasco, de 59 años, presidenta de la Diputación de León, llevaba casi dos años maquinándose en las cabezas de Montserrat González y su hija, Montserrat Triana Martínez. Una acumulación de rencor y locura, que ambas se retroalimentaban, llevó a esta mujer de 55 años y a su hija, de 35, a mantener bajo vigilancia durante semanas a la dirigente política (se han hallado en casa de la hija planos con los recorridos de Carrasco por León), a comprar dos pistolas para acabar con su vida y a haber intentado en varias ocasiones —cinco según algunas fuentes— perpetrar su venganza, siempre según fuentes de la investigación. Lo consiguieron el pasado lunes, cuando vieron cómo Carrasco atravesaba sola la pasarela sobre el río Bernesga.

La madre confesó en la madrugada del martes que fue ella la autora de los tres disparos (dos por la espalda y otro para rematarla en el suelo) con un revólver de la marca Taurus y con el número borrado. El arma ha sido localizada en circunstancias inquietantes: una policía local amiga íntima de Montserrat hija la entregó en la noche del martes en comisaría. El revólver conservaba en el tambor cuatro cartuchos percutidos. El cuerpo de la fallecida tenía tres impactos, todos mortales, según han corregido ahora fuentes policiales, que inicialmente hablaron de cuatro tiros. La policía asegura que la mujer apretó el gatillo cinco veces; un tiro falló y en el quinto, el arma se le encasquilló.

Montserrat González es trasladada a los juzgados.
Montserrat González es trasladada a los juzgados.ULY MARTIN

Montserrat madre confesó en la noche del martes. Tras permanecer firme y negar los hechos durante las primeras horas, acabó derrumbándose tras un ardid policial. La policía juntó a madre e hija e iniciaron el protocolo de cacheo. En ese momento la madre se derrotó. “Dejadla en paz, ella no tiene nada que ver”, dijo Montserrat González a lo agentes. A continuación, contó que el rencor la había movido a matar a Carrasco, a quien achacaba la salida por la puerta trasera de la Diputación de su hija e incluso el que se frustrara la incipiente carrera política de esta en Astorga y la provincia.

Siempre según fuentes del caso, confesó que durante dos años la idea se convirtió en plan. Los conocidos de la madre han asegurado que el mal trato que a su parecer la Diputación había dado a su hija era una constante carga de resentimiento en sus conversaciones. Pero el organismo provincial niega que hubiera despedido a Montserrat Triana Martínez.

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El asesinato fue planificado durante meses por la madre y posiblemente la hija, que precisaron su ejecución al detalle pero sin contar con un elemento clave e imponderable: los testigos. El hecho de que el asesinato fuera visto en directo por un policía jubilado que, sin asustarse, decidió seguir a la madre (a la que siempre ha señalado como autora de los disparos) fue determinante. Los agentes están convencidos de que las mujeres esperaron varias veces a Carrasco en las proximidades de su casa y que el crimen fue perpetrado el lunes, pero que pudo haber sido antes o después. La mataron el día que la política caminaba sola por la calle.

Madre e hija se acercaron a Carrasco sin levantar las sospechas de esta. La autora confesa empuñó el arma, un revólver 32 Taurus HR Magnum (no del 22, como se informó en las primeras horas), y disparó a cañón tocante, a bocajarro, contra la política. Una vez esta en el suelo, le asestó un tiro de gracia. Fuentes policiales aseguran que era al menos el quinto intento de acabar con la vida de Carrasco, informa Francisco Mercado. Los anteriores supuestamente se habían frustrado porque la presidenta de la Diputación iba acompañada, tomaba un coche o se dirigía a su trabajo en moto. Menos el lunes pasado.

El revólver fue entregado en la noche del martes en la comisaría de León por la policía local Raquel Gago Rodríguez, amiga de Montserrat hija. La agente explicó que esta había dejado la pistola dentro de su coche, metida en el interior de un bolso bandolera, y que no lo había visto hasta el mismo martes por la tarde. La agente municipal fue detenida en los primeros momentos, pero ha quedado en libertad aunque imputada. Su versión, según fuentes policiales, no se sostiene del todo. “¿Cómo es posible que no supiera nada, que no viera el arma, si todo León la estaba buscando y había un gran dispositivo de rastreo en el río?”, se preguntaba este miércoles un investigador.

Cronología del asesinato

Los disparos. El lunes pasado, poco después de las cinco de la tarde, la presidenta de la Diputación Provincial de León, Isabel Carrasco, de 59 años, fue asesinada con tres impactos de bala cuando cruzaba a pie la pasarela que atraviesa el río Bernesga, en el centro de León, en dirección a la sede del Partido Popular. Su pareja —que había salido con ella de su domicilio e iba al mismo sitio, pero en moto— fue el primero en llegar a la escena del crimen, al ver el movimiento de coches y agentes policiales.

La detención. Una madre, Monserrat González, de 55 años, y su hija, Monserrat Triana Martínez, de 35, fueron detenidas minutos después del crimen. Un policía jubilado, uno de los testigos clave en la investigación, identificó a las dos mujeres en la pasarela y llamó a la policía. Los disparos se produjeron sin que mediara palabra entre ellas. Madre e hija huyeron por caminos distintos para encontrarse en el lugar donde estaba aparcado un coche Mercedes. Ahí fueron arrestadas.

El arma. El martes por la noche, 30 horas después del asesinato, una agente de la policía local entregó en comisaría el revólver Taurus que se utilizó para matar a Carrasco, presidenta también del PP de León. Esta mujer, que reconoció ser amiga de la hija, tendrá que declarar en breve ante el juez, en calidad de imputada.

La confesión. La madre, Monserrat González, confesó ayer que ella fue quien disparó "a sangre fría" a Carrasco por "inquina personal", según fuentes policiales. González reveló que se trataba de una idea obsesiva, la de matar a la persona que consideraba la causante de los males de su hija. Madre e hija pasaron ayer a disposición judicial.

La policía asegura que la madre, tras disparar, abandonó la pasarela sin prisas y se dirigió hacia el coche en el que tenía planificada la huida. En el camino, le entregó el revólver dentro de un bolso a su hija, quien, a su vez, lo introdujo en el vehículo de su amiga de la Policía Local, sito a un centenar de metros del lugar del asesinato. Los vehículos de hija y agente estaban aparcados cerca y tenían boletos de aparcamiento comprados a la misma hora.

El revólver fue comprado a un toxicómano durante un viaje a Galicia, al igual que otra pistola que ha sido hallada durante un registro en la casa de la hija, según fuentes policiales. Esta última es una automática del calibre 7,65, que no consta que fuera utilizada. Las dos armas tienen el número de serie borrado. Durante el registro, los agentes se han incautado de medio kilo de marihuana, que sospechan que era para trapicheo. Además, han hallado otros documentos que cimentan la teoría de que las dos mujeres llevaban planeando el crimen semanas: alguna foto de Carrasco, planos de los alrededores de la casa de la política. Uno de los planos tiene dibujados los recorridos que Isabel Carrasco solía hacer, lo que apunta a una concienzuda preparación del asesinato.

El arma va a ser sometida ahora a pruebas de balística para ratificar que es la del crimen, pero los investigadores no tienen dudas, y menos tras la confesión de Montserrat madre. La policía trasladó este miércoles por la tarde a las dos detenidas a disposición del juzgado, entre gritos de “asesina” de los curiosos congregados en la zona. “El asesinato está bastante esclarecido”, aseguró este miércoles el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. Hay arma, cadáver, móvil y autor confeso.

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