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“Cuando entramos en la Guardia Civil, no había números de botas para mujeres”

Martín, agente desde los 18 años, cuenta su experiencia y su visión de la mujer en el cuerpo

M. K.
Mercedes Martín entró con 18 años en el cuerpo.
Mercedes Martín entró con 18 años en el cuerpo.ULY MARTÍN (EL PAÍS)

Mercedes Martín, de 42 años, nació en Hoyocasero (Ávila). De niña ya sabía que quería ser agente de la Guardia Civil, "porque en los pueblos se tiene mucha relación con los guardias". Entró con 18 años en el cuerpo con la segunda promoción de la Academia. Su mayor miedo ha sido desde entonces no estar a la altura.

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Pregunta. ¿Por qué quiso ser guardia civil?

Respuesta. Lo supe casi desde que era niña. Soy de un pueblo y en los pueblos lo que ves siempre es a la Guardia Civil. Me gustaba la labor que hacían con los vecinos. En unas inundaciones vi como un guardia civil rescataba a la gente arriesgando su vida, creo que me convenció el sentimiento de dar a los demás todo y ayudar.

P. ¿Se planteó entonces las dificultades que suponía?

R. Si nos lo hubiéramos planteado, no habríamos entrado. En aquel momento en que se abre el acceso a la mujer lo que te planteas es que quieres entrar y cumplir tu sueño.

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P. ¿Con qué se encontró?

R. No había números de botas para mujeres. En la Academia en ese momento, los hombres tenían como número más pequeño un 40 y había mujeres que calzaban un 36.

P. ¿Cuál ha sido su mayor miedo?

R. El mayor miedo es no estar a la altura. A nosotras mismas nos exigimos ser mejores que ellos, demostrar que estamos ahí por nuestros propios méritos. Y es a la vez el mayor reto: estar a la altura y que nadie diga que no valemos. Creo que en el fondo hemos sido bien aceptadas.

P. ¿Y el mayor orgullo?

R. El mayor orgullo es cuando sales a la calle y la gente te da las gracias porque le has ayudado.

P. ¿25 años no son suficientes para que haya una mujer general?

R. No son suficientes. La incorporación yo creo que se abrió de una forma muy lógica: primero entraron las escalas básicas y poco a poco, en función de la adaptación y la adecuación, se accede a los puestos de mando.

P. Entonces, ¿están siendo normales los plazos?

R. Yo creo que sí. Un general tampoco se hace de la noche a la mañana. La academia son 5 años de estudios, luego tienes que pasar por todos los rangos. Todo eso lleva tiempo, lleva años. No puede ser que a los cuatro días entres y seas general. Yo creo que la adaptación está siendo correcta y que al final las mujeres serán buenas generales que es lo más importante de todo.

P. ¿Es usted hija de guardia civil?

R. No, yo soy hija de civil. No soy hija del cuerpo, pero siempre hemos tenido una relación muy estrecha.

Me siento muy orgullosa de ser madre y de ser guardia civil. Ojalá, uno de mis hijos —que sea lo que quiera—, pero ojalá, uno de mis hijos el día de mañana vista el uniforme de la Guardia Civil; seré la madre más orgullosa del mundo.

P. ¿Es un ambiente relativamente cerrado?

R. No, no, esto es una oposición pública que se publica en el Boletín Oficial del Estado. La Guardia Civil hemos sido reconocidos beneméritos quizás por el grado de entrega. Por eso quizás los hijos de guardias civiles siempre han sido más propensos a entrar porque ven lo que hacemos sus padres.

[Pasa el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, al lado y se despide fugazmente. Martín contesta: "A la orden".]

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Sobre la firma

M. K.
Trabaja en la sección de Internacional de EL PAÍS. Antes estuvo en la edición digital del periódico, así como en la delegación del diario en Ciudad de México. Estudió Ciencias Políticas en la Universidad de Granada y en Sciences Po Bordeaux, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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