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Unas europeas muy locales

PP y PSOE preparan un pulso con consecuencias internas sobre Gobierno y oposición El resultado en Madrid y Valencia, dos feudos populares en peligro, se mirará con lupa

Carlos E. Cué
Manifestación nacionalista en Cataluña el 11 de septiembre de 2012.
Manifestación nacionalista en Cataluña el 11 de septiembre de 2012.Marcel-lí Sáenz

Nadie lo admite en público, todos los discursos oficiales y los programas están pensados para hablar de Europa, pero los dos grandes partidos —y los pequeños también— se preparan para medirse en las europeas en un pulso con claro contenido local. Desde las generales de noviembre de 2011, y sobre todo desde que Mariano Rajoy empezó su ola de subidas de impuestos y recortes, ambos han tenido solo un verdadero examen parcial, en las andaluzas de 2012. El PSOE perdió muchos votos, pero salió victorioso de ese embate: el PP no logró la esperada mayoría absoluta y se quedó en la oposición.

Desde entonces, todas las encuestas, en especial las de Metroscopia publicadas por EL PAÍS, detectan un desplome del PP que, sin embargo, no se ve acompañado de un claro ascenso del PSOE. Así que en los dos grandes partidos hay una gran preocupación por la posibilidad de que PP y PSOE se hundan y, en 2015, cuando están previstas las generales, el Parlamento quede tan fraccionado que sea difícil pensar en una opción de Gobierno. Tanto es así que algunos piensan ya en una coalición a la alemana, PP-PSOE, algo de lo que los socialistas no quieren ni oír hablar.

Las europeas servirán así como primer gran test real, no de encuestas, sobre el estado de los dos grandes partidos y el ascenso de los pequeños. Además del combate obvio por ganar las elecciones —con el sistema proporcional puro la victoria se consigue con un voto más que el otro—, se analizará con detalle en los cuarteles políticos cuánto suman los dos grandes y cuánto los pequeños.

Es el primer test real del estado de los dos grandes y ambos creen que no se hundirá el bipartidismo

El análisis más extendido, que coincide con las encuestas de Metroscopia, es que el hundimiento no será tan fuerte. Habrá un voto de castigo fuerte y una abstención que podría superar ampliamente el 50%, admiten fuentes de ambas formaciones, pero la suma de los dos estará cómodamente por encima del 60%. Eso supone una gran caída con respecto a 2009, cuando superaron el 80%, pero los grandes partidos confían en que el bipartidismo que ha dominado España desde las primeras elecciones en 1977 no está realmente en riesgo.

“En las europeas habrá castigo, mucha abstención y ascenso de IU y UPyD, pero cuando lleguen las generales de 2015 y la gente vea que se juega de verdad el Gobierno, los de izquierda se concentrarán en el PSOE para echar al PP y los de derecha en el PP para que no vuelva el PSOE”, analiza un dirigente popular. En el PSOE también creen que el desgaste puede ser importante para los dos partidos, pero no temen el fin del bipartidismo. Los datos que manejan los grandes partidos indican que Izquierda Unida está muy fuerte, aunque creen que perderá en la recta final, como le suele suceder, mientras el ascenso de UPyD parece deshincharse un poco. Otros partidos pequeños y nuevos como Vox, a la derecha del PP, o Podemos, a la izquierda del PSOE, inquietan menos a los dos grandes, aunque son una incógnita.

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En cualquier caso, las elecciones son muy importantes para Rajoy y Rubalcaba. El Gobierno se juega su primer gran examen y los barones del PP, que son los siguientes —hay elecciones autonómicas y locales en mayo de 2015—, se pondrán muy nerviosos si hay una derrota sonora y respirarán aliviados si, pese a todos los recortes, le ganan al PSOE. Aun así, Rajoy ha optado por un perfil bajísimo y el PP, que tuvo que esperar tres meses para tener un candidato, Miguel Arias Cañete, que sigue de ministro, no está aún movilizado de verdad. Eso sí, se espera una gran participación del presidente en la campaña.

Mientras, los socialistas, que viven su propia tensión interna y calientan motores para las primarias de noviembre, están muy pendientes del resultado de Elena Valenciano. Algunos creen que si gana, Alfredo Pérez Rubalcaba pensará en la posibilidad de optar a las primarias. Él no se lo ha aclarado a nadie. En cualquier caso, gane o pierda, a partir del 25 de mayo arrancará la batalla de las primarias y los candidatos se empezarán a colocar.

Otra de las claves que se mirarán con lupa, tanto en el PP como en el PSOE, es el resultado en Madrid y la Comunidad Valenciana. Son dos feudos populares desde 1995 y ambos parecen en peligro para 2015, lo que implicaría una catástrofe para el partido de Rajoy. El resultado de las europeas dará muchas pistas sobre cómo están las cosas allí. “No son comunidades de derechas, allí tenemos mucho voto prestado del centro y hay que ver cómo se comporta”, analiza un dirigente del PP. También es importante para este partido el resultado en Andalucía, donde el PP ha sufrido una traumática sucesión y ahora trata de recuperarse con Juan Manuel Moreno al frente. Los populares son conscientes de que no podrán tener un buen resultado en 2015 si no se recuperan de su crisis en Andalucía.

Votos para desbloquear la tensión en Cataluña

Prácticamente desde que hay partidos, los giros radicales de estrategia dentro de estos se producen por dos causas: una batalla interna que vence el sector hasta entonces perdedor, o unas elecciones que producen un vuelco en el que son los ciudadanos los que marcan el camino del cambio. El Gobierno y el PP han intentado por todos los medios hacer girar a CiU en su apuesta por el soberanismo y el referéndum independentista en Cataluña. Sobre todo han buscado la vía de la presión empresarial. Pero hasta ahora no han logrado nada. Así que el Ejecutivo y el PP, y en especial su presidente, que en caso de duda siempre opta por esperar a que se aclare el panorama, llevan mucho tiempo esperando algún movimiento dentro de CiU que pueda forzar un giro de Artur Mas o incluso descabezarlo. Y ante la evidencia de que nada o casi nada se está moviendo en la federación, ya solo confían en que sean los ciudadanos los que provoquen el vuelco. Por eso las elecciones europeas, aunque con muchas cautelas, son vistas desde el Gobierno como una posibilidad de abrir una ventana para buscar una mínima salida. “La situación está bloqueada, es un asunto muy complicado. Sin embargo, todo el mundo sabe que algo habrá que hacer. Hasta después de las europeas no va a pasar nada. Entonces veremos”, señala un destacado miembro del Gobierno.

La confianza del Ejecutivo, aún limitada, se basa en la posibilidad, que detectan las encuestas, de que ERC gane con claridad a CiU en las europeas en Cataluña. Sería inédito y un golpe duro para Artur Mas, que ya en las últimas elecciones catalanas vio cómo perdía 12 escaños, aunque aún le ganó a ERC por casi 30 parlamentarios. La posibilidad de que los independentistas den el vuelco y superen a CiU es la peor pesadilla de la federación. Y puede pasar en las europeas. Eso, confían en La Moncloa y el PP, podría mover algo dentro de la federación que forzara a Mas a replantear su estrategia.

Aun así, nadie se hace muchas esperanzas, porque creen que la apuesta de Mas por convocar el referéndum el 9 de noviembre es tan fuerte que ya ni puede ni quiere echarse atrás. A partir de ahí nadie sabe qué puede pasar. El Gobierno sigue confiando en que Mas acatará la decisión del Constitucional de suspender ese referéndum, pero no está claro cómo se gestionará la frustración de los ciudadanos y qué pasará después, y escenarios mucho más complicados que el actual están encima de la mesa como hipótesis.

El PP está además especialmente interesado en el resultado catalán para ver cómo se comporta su formación. Hay mucha preocupación porque las encuestas detectan que Ciutadans está robando mucho espacio al PP, que podría caer posiciones. Desde el PP catalán aseguran que esas encuestas son erróneas y creen que el resultado será bueno. En el Gobierno preocupa que su principal referencia en Cataluña pueda sufrir un varapalo en plena crisis independentista, y por eso el partido se va a volcar allí. Tanto es así que el programa de las europeas se presenta mañana en Barcelona.

Los populares creen que les puede beneficiar el hecho de que un canal como Intereconomía, muy seguido por el ala derecha del partido y muy crítico con esta formación, haya dejado de emitir en abierto en febrero. En el PP están convencidos de que el apoyo de algunos medios conservadores tanto a Ciutadans como a UPyD —y ahora al recién llegado Vox— es clave para su ascenso, y desde el partido se sigue con detalle cualquier cambio en el panorama mediático, especialmente en el mundo que más le afecta, el conservador. La influencia de algunos de estos medios en sus bases, en especial en asuntos como la lucha antiterrorista, ha sido una preocupación constante de la cúpula del PP y del Gobierno. Ahora esa inquietud ha bajado porque esos medios cada vez tienen menos presencia.

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