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Rajoy hace campaña como si él fuera el candidato del PP a las europeas

El presidente del Gobierno apura los plazos y convierte la cita en un éxito o fracaso personal

El presidente de la Comunidad Valenciana, Alberto Fabra (i), y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
El presidente de la Comunidad Valenciana, Alberto Fabra (i), y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Kai Försterling (EFE)

Entre los amantes de los deportes de equipo, el debate es eterno: ¿es más importante jugar bien o ganar a cualquier precio? En política, está resuelto: lo único importante son los resultados. El PP en pleno está descolocado con una situación inédita: todo el partido está movilizado para hacer campaña... sin candidato. El absurdo bordeó ayer la opera buffa cuando el propio Mariano Rajoy dio un mitin multitudinario en Valencia en que dijo que “las elecciones europeas son muy importantes” pero no pronunció una palabra sobre el candidato, más allá de una burlesca mención a Miguel Arias Cañete —“que ha dado la cara en Europa”— que parte del público siguió con sonrisas cómplices.

Parecía como si el candidato en realidad fuera Rajoy. Y eso es lo que se está instalando en el Gobierno y en el PP: que las elecciones están planteadas como un pulso personal suyo. Y ahí llega la única norma de la política: “Si gana al PSOE, aunque sea por un voto, escribiréis que es un genio. Si pierde, todos le van a reprochar esta extraña estrategia”, resume un dirigente.

El propio presidente se lo toma a broma. Ayer incluso fingió no conocer el lema del PP: “Como he leído ahí, y no lo sabía, estamos en la buena dirección”, dijo como si le hubiera sorprendido la cartelería. Aún más descolocó a todo el partido el jueves, en Bruselas, cuando dijo que él “no está encima de este asunto” y que “el Comité Electoral Nacional decidirá en pocas fechas, porque queda poco tiempo”. Era un planteamiento tan absurdo, dado que es él quien decide, que algunos optan por el humor: “Teníais que haber titulado ‘Rajoy apremia al Comité Electoral a elegir el candidato”, se ríe un dirigente.

Y en esa estela, muchos chotean porque los cuadros saben que nada pueden hacer. Rajoy es el único que decide, su poder es absoluto, y al resto del PP no le queda más que esperar a enterarse como todos los demás, muy probablemente con un comunicado enviado desde la calle Génova a todos los medios a lo largo de la próxima semana. Parece seguro que será antes de Semana Santa.

A partir de ahí hay cierta inquietud entre los ministros porque la apuesta más probable es un cambio mínimo de Gobierno, pero solo Rajoy lo sabe. Muchos dicen que, si está pensando en un cambio más profundo o decisiones clave, como meter a Javier Arenas, tendría más sentido después de las elecciones, por si se produce una derrota y sirve como revulsivo, pero nadie tiene información real. José Antonio Monago, el presidente extremeño, dijo lo que muchos señalan en privado. “Lo normal hubiera sido que ya estuviera anunciado”. “Pero los tiempos los marca el presidente. Si de mí dependiera, probablemente sí estaría. Ya estoy nombrando los candidatos a las alcaldías de las ciudades extremeñas para 2015”, dijo en Onda Cero.

El ambiente que se ha vivido estos dos días en Valencia, y las conversaciones en los pasillos de la intermunicipal —una reunión anual de todos los alcaldes del PP— demuestran que el partido está desconcertado con el retraso del presidente pero a la vez confiado en que sabe lo que hace. Todos asumen que es él quien se la juega la noche electoral y, ponga a quien ponga de candidato —todos los consultados siguen apostando por Arias Cañete— solo él será juzgado ese día. Y en esos pasillos se respira una confianza en la victoria mayor que hace unos meses, porque ven al gran rival, el PSOE; muy débil. El PP asume que va a perder votos y escaños, que la participación va a ser muy baja y que los partidos pequeños van a crecer mucho. Esto es, que sus resultados van a ser muy malos. Pero políticamente todo eso da igual, explican varios dirigentes. Si el PP saca un solo voto más que el PSOE, la victoria será inapelable, aseguran.

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El presidente sigue ajeno a esa inquietud sobre sus retrasos, y habla como si no pasara nada. “Ahora hay elecciones europeas, y a veces no nos damos cuenta de lo que significa Europa en nuestras vidas, pero el 70% de la legislación española es legislación europea”, aseguró en el mitin obviando que precisamente por eso nadie entiende por qué no ha nombrado ya el candidato. “Vamos a ganar las elecciones europeas”, gritó después como si él mismo se presentara. Y de hecho hizo su mitin de candidato auténtico: reivindicó el “coraje” de los políticos que impidieron que España fuera rescatada —esto es, él y su Gobierno— y también se vendió como el salvador del Estado del bienestar: “En España sigue habiendo un sistema de pensiones público y en España no se le han congelado las pensiones a nadie salvo con el PSOE. En España sigue habiendo prestaciones por desempleo, sigue habiendo un sistema de educación pública. Por tanto, no vengan con historias quienes han llevado este país a la ruina”. Ganas de campaña parece que tiene. Pero de hacerla él.

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