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La cadena de errores policiales del 22-M

La falta de disciplina en las comunicaciones y el fallo en ubicar a lo alborotadores fueron clave

F. Javier Barroso
Incidentes desde el tramo que va de la plaza de Colón y Cibeles.
Incidentes desde el tramo que va de la plaza de Colón y Cibeles. ULY MARTÍN

Unos 40 minutos es el tiempo aproximado que transcurrió entre que los grupos de radicales reventaron la manifestación posterior a las Marchas de la Dignidad del pasado sábado y el momento en que la policía controló la situación. En ese periodo se produjo una cadena de errores y de comunicaciones a veces agónicas. La ausencia de "disciplina en las comunicaciones" estuvo en el origen del desastre organizativo policial.

20.15. Llegada de los radicales. Los agentes de la Brigada de Información de paisano ven a un grupo de radicales con pasamontañas y mochilas e informan a sus mandos. La manifestación no ha terminado, pero comienza el lanzamiento de piedras y objetos (algunas botellas) contra la policía. Los organizadores piden a los antidisturbios que se marchen. Los 50 agentes de uno de los grupos de la Unidad de Intervención Policial (UIP), desplegados en la calle de Génova a la altura de la calle de Monte Esquinza, bajan hacia la plaza de Colón. Hacen dos avances consecutivos hasta llegar al paseo de la Castellana.

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20.35. ‘Puma 70’ queda aislado. Un coche de la Policía Municipal sube desde Cibeles en dirección a Colón. El grupo de la UIP, Puma 70, está en la calle de Bárbara de Braganza, y ve que el vehículo se queda aislado y que un grupo de radicales intenta incluso abrir la puerta del copiloto. Estos agentes acuden en su auxilio. En ese momento se recibe un comunicado por la emisora de un policía de Información según el cual los atacantes están en la Castellana, a unos 300 metros del lugar exacto, lo que resulta ser erróneo. Baja el grupo Puma 90 a esta zona, pero no encuentra nada.

20.40. Llegada del camión de bomberos. El paso de un camión de bomberos solicitado por la policía para apagar un incendio rompe supuestamente la línea formada por Puma 70, momento que aprovechan los radicales para dividirlos. Un subgrupo (12 agentes) queda aislado. Ahí es cuando los violentos quitan el casco a un mando y le estampan una piedra en la cabeza. Se suceden las llamadas de socorro de los policías afectados, que no reciben ayuda. El Ayuntamiento de Madrid ha negado esta versión y afirma que ningún camión de bomberos rompió la línea de defensa. Además, asegura que hay vídeos que así lo demuestran.

20.45 “Quietos los equipos”. El caos en las comunicaciones es tal que el coordinador del dispositivo de seguridad pide a todos los equipos que se estén quietos. Son minutos en los que se suceden las peticiones de auxilio, ante la impotencia de sus compañeros que no pueden ir a rescatarlos. Los policías de Puma 70 intentan defenderse pero no lo logran. Al final, reciben la ayuda de otro grupo, Puma 40, que baja con dos furgonetas al lugar.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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