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España tiende la mano a la influyente comunidad judía de Nueva York

Alberto Ruiz-Gallardón admite los errores cometidos en el pasado con los sefardíes

Un judío ultraortodoxo observa una actuación musical callejera frente a la Torre de David en el casco antiguo de Jerusalén.
Un judío ultraortodoxo observa una actuación musical callejera frente a la Torre de David en el casco antiguo de Jerusalén.Sebastian Scheiner (AP)

Alberto Ruiz-Gallardón presentó ante el poderoso lobby judío de EE UU la reforma legal que abrirá por completo a descendientes de la diáspora sefardí el acceso a la nacionalidad española, al considerarlo un derecho. "El pasaporte español significa seguridad y certeza", dijo. El titular del Ministerio de Justicia eligió como telón de fondo la sede de la American Jewish Committee en Nueva York, donde admitió los errores del pasado con la comunidad judía. La ciudad de los rascacielos es la metrópoli donde se concentra el mayor número de judíos fuera de Israel.

El objetivo era explicar el anteproyecto ante una comunidad que tiene sus raíces más profundas en los judíos expulsados de España y Portugal en el siglo XV, y que buscaron refugio en la Nueva Ámsterdam. Los judíos de origen sefardí residentes en Nueva York también incluyen a los que llegaron más tarde de Siria, Marruecos y otros países no europeos. Es un colectivo particular, que trata de preservar la cultura y costumbres de sus ancestros.

Ruiz-Gallardón destacó así el vínculo especial de la comunidad sefardí con España, pese al tiempo transcurrido y las generaciones. “No hay un caso semejante en la historia de los pueblos expulsados en que los desterrados hayan mantenido su cultura y lengua de origen durante tanto tiempo y en destinos tan alejados”, señaló al hablar del “destino entrecruzado de españoles y judíos”.

Nueva York, como indicó el político español, acoge en la actualidad a la segunda comunidad sefardí del mundo tras la que vive en el Estado de Israel. Ruiz-Gallardón aprovechó la alocución para poner el acento en los “errores cometidos” en el pasado con el pueblo de Abraham. “Resulta tentador preguntarse cómo sería España de no haber puesto a sus judíos en la dramática tesitura de decidir en cuatro meses si se convertían al cristianismo o abandonaban el país”, planteó a los asistentes.

“Lo que ocurrió, ocurrió, y por desgracia nunca podremos ya evitar el sufrimiento de aquellos judíos forzados a despedirse de su patria, ni el empobrecimiento que esto le causó a España”, admitió el ministro, que sin embargo defendió que con la nueva propuesta legal busca tender la mano al pueblo judío. “Podemos empezar juntos otra historia. Podemos recorrer un camino que no tiene por qué separarse otra vez. Sin necesidad de olvidar el ayer ni de caer en la ilusión de que podemos cambiarlo”, remachó.

Bastará acreditar la condición de sefardí

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España, como recordó el ministro, estableció relaciones diplomáticas con Israel hace tres decenios. Y haciendo mención a unas palabras del Rey Don Juan Carlos en la sinagoga de Madrid entonces, “ya no se puede decir que los judeoespañoles viven en España como si estuvieran en su casa, porque de hecho están su propia casa”. Pero admitió que quedaba aún una asignatura pendiente: volver a abrir las puertas a los que se les cerró y a los que “mantuvieron una admirable fidelidad a la memoria”.

Gallardón explicó a partir de ahí que la ley en preparación amplía las opciones por las que los sefardíes podrán acceder a la nacionalidad española. Ya no deberán renunciar a la ciudadanía en los países con los que no exista convenio de doble nacionalidad. Y al considerarse un derecho, bastará con que el ciudadano acredite su condición de sefardí y una vinculación con España. Habrá discrecionalidad al valorar veracidad de las pruebas.

“Si una lección se puede aprender de la experiencia sefardí es la sabiduría para conciliar identidades y sentimientos de pertenencia muy diferentes y complementarios, sin necesidad de renunciar a las raíces más profundas”, indicó el ministro al referirse a la cuestión de preservar la doble nacionalidad. También resaltó que la lucha contra el antisemitismo es una de las prioridades del Gobierno español. “Hemos ido más allá de lo que nos pide la Unión Europea”, destacó. “Allí donde el Estado de derecho es claro y firme, se vuelve más difícil que cunda la intolerancia”.

El ministro concluyó diciendo que “nada nos obliga a repetir los mismos errores” del pasado. La relación del Ejecutivo español durante los sucesivos gobiernos con la comunidad judía neoyorquina es muy estrecha. Coincidiendo con la celebración de la Asamblea General de las Naciones Unidas, un miembro de la delegación suele mantener un encuentro con sus representantes de organizaciones judías estadounidenses. Así lo hizo el pasado septiembre el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo.

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