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Interior destituye al jefe de inmigración en Ceuta por rectificar al ministro

El policía experto en extranjería rebatió la idea de que detrás de las avalanchas estén las mafias

Javier Casqueiro
Fernández, en el centro, durante su visita a Ceuta.
Fernández, en el centro, durante su visita a Ceuta.Jorge Guerrero (AFP)

El Ministerio del Interior destituyó este viernes de su puesto actual al jefe de la Brigada de Extranjería y Fronteras de la Policía Nacional en Ceuta, Ramón Caudevilla, por conceder una entrevista a un periódico de esa ciudad en la que rebatía fundamentalmente la tesis del ministro de ese departamento, Jorge Fernández, sobre que la culpa de las actuales avalanchas de inmigrantes se debe a las mafias organizadas. El policía, que lleva 16 años destinado en inmigración en Ceuta y es considerado un gran experto, fue llamado a Madrid por parte del director adjunto Operativo de la Policía, Eugenio Pino, el número dos del cuerpo, para comunicarle que se le abría un expediente. Fuentes de Interior destacaron que los policías no pueden conceder entrevistas sin consentimiento del mando y rechazaron por “inverosímil” la tesis de que las mafias no tengan nada que ver con la irrupción de miles de irregulares de manera organizada frente a las vallas de Ceuta y Melilla.

La entrevista apareció el pasado domingo en las páginas del periódico El Faro de Ceuta. El titular ya era bastante llamativo: “Detrás de las avalanchas es imposible que haya mafias”. El que se expresaba de esa manera no era un político. Era el hasta ayer jefe de la Brigada de Extranjería y Fronteras de la Policía Nacional, Ramón Caudevilla. Lleva 16 años en la ciudad autónoma y apenas dos meses como responsable máximo de la unidad. En la charla explicaba profusamente sus teorías sobre cómo intentan a diario los 700 agentes españoles y marroquíes destinados en la zona controlar a los miles de inmigrantes que se aproximan a diario a las vallas de una ciudad que él calificó como “la trinchera de Europa”.

Pero el problema para Caudevilla llegó cuando la periodista le preguntó si creía, ahora que se habla tanto de mafias, que detrás de esas avalanchas existe realmente un pago, un control de grupos organizados. El policía contestó: “Yo creo que no, es más un movimiento impulsivo de los inmigrantes. Vamos a ver, si entendemos como mafia un grupo organizado, es imposible que exista un grupo organizado que pueda manejar tantas nacionalidades y dentro de cada nacionalidad cada tribu. Es imposible. Estos movimientos obedecen a una unión, a un vamos a ponernos de acuerdo para hacer esto para ver si nos sale bien…, nada más”.

Y sostiene que los tiempos de espera de los inmigrantes en los montes de Marruecos se han acortado precisamente porque ahora han descubierto con las avalanchas que pueden ser una fórmula para dejar el lugar más rápido: “Han visto que los intentos de entrar en Ceuta y Melilla a nivel masivo son una solución y en vez de estar meses y meses en Marruecos esperando una oportunidad, optan por entrar a las bravas”.

El agente, además, tampoco comparte que esa presión actual se deba solo al hambre brutal en muchos de esos países. Entiende que sí era hambre cuando llegaban en 1994 y 1995 de la zona francófona pero especula con que ahora “los movimientos se guían más por los contactos que hay con amigos y familiares que residen fuera y que les dicen eso de oye, veniros para acá que aquí por muy mal que estemos, estamos mejor”.

La entrevista, su contenido y esa respuesta no sentaron nada bien en el Ministerio del Interior en Madrid. El policía no pudo ser localizado este viernes durante todo el día y fuentes cercanas a él apuntaron a que sus palabras habían tenido consecuencias.

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En el Ministerio del Interior admitieron, aunque no oficialmente, que no se podía consentir que los policías decidan por su cuenta cuando conceden entrevistas o hablan con la prensa “porque eso se considera una falta grave no tolerada”. Tampoco respaldaron el fondo del asunto. No comparten sus ideas contra la actuación concertada de las mafias en la organización de los asaltos a las vallas. “Es decir, no es porque haya desmentido al ministro. Es porque no es creíble que en este asunto tanto la Ucrif (Unidad Central contra las Redes de Inmigración y Falsedades Documentales), como la Comisaría General de Información, o el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), estén todos equivocados y porque no es verosímil que si convenimos que hay unos 40.000 inmigrantes irregulares en Marruecos ahora mismo hayan llegado ahí por casualidad y sin la intervención de las mafias”, remacharon las mismas fuentes.

El policía Ramón Caudevilla también ponía en cuestión en esa entrevista la cifra que manejan tanto Marruecos como el ministro del Interior español, Jorge Fernández, sobre los 40.000 inmigrantes irregulares. “La presión migratoria en frontera es bastante elevada, aunque no creo que alcance los números que se están diciendo”. Frente a esa presión, Caudevilla no ve viable ninguna solución de las que se están manejando: “Vamos a poner todas las trabas, todos los medios disuasorios estáticos como alambradas, concertinas, mallas antisaltos… lo que queremos… pero los inmigrantes le van a buscar la vuelta para pasar de alguna manera. Ellos tienen 24 horas para pensar lo que van a hacer después de que pongamos un medio nuevo. Hablamos de medidas coercitivas, pasivas, que los inmigrantes las tienen ahí, delante suya, pero al final siempre buscan la manera de sortearlas”.

Caudevilla también se atrevió en esa entrevista a ofrecer una alternativa para aminorar esa presión en línea con lo que pretende ahora el Gobierno español aunque algo más avanzada: “La solución práctica y, a lo mejor, echando números, la menos costosa, es la repatriación inmediata. ¿Cuánto puede costar la estancia del inmigrante durante un año o año y medio en un CETI (Centro de integración de inmigrantes)…? Como mínimo puede ser unos 30 euros al día, luego carga el gasto sanitario y demás… A mi juicio la solución menos costosa es la del avión, pero para eso hay que hacer convenios bilaterales con los países africanos, que lo que quieren es que salga la gente, emigre fuera y mande después dinero al país”.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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