Los verificadores del desarme etarra admiten que su credibilidad está “dañada”

El Comité de Verificación Internacional del desarme de ETA admite que su credibilidad ha resultado “dañada” tras los acontecimientos de este fin de semana, particularmente por el visionado de un vídeo en el que unos encapuchados de ETA exponían una cantidad nimia de armamento, que fue sellada y fuera de uso operativo y, posteriormente, retirada por los propios etarras. Los verificadores internacionales han entendido las críticas y el bochorno generado en la opinión pública por una escenificación de desarme muy por debajo de las expectativas levantadas. Atribuyen, parcialmente, el decepcionante resultado a las dificultades en que se movieron, en clandestinidad. Unas condiciones en que las jamás habían hecho anteriormente el trabajo de verificación, como consecuencia de que el Gobierno del PP no reconoce su legitimidad,

La consecuencia más inmediata, según fuentes próximas a los verificadores, es que no van a volver a escenificar ninguna actuación pública hasta que el proceso de desarme final de ETA esté muy avanzado.

Sin embargo, reiteran que no van a abandonar su compromiso con el desarme de ETA. Además del respaldo internacional, tanto el Gobierno vasco y el propio lehendakari, Iñigo Urkullu, así como representantes oficiales del PNV y el PSE les reiteraron este lunes su apoyo para que continúen con su actividad verificadora del desarme de ETA.

Su compromiso sigue siendo presionar sobre la banda terrorista para que avance cuento antes hacia su desarme total e incondicional y que lo haga en el más breve plazo posible, añaden las fuentes próximas a los verificadores. Durante este tiempo, que coincide con la precampaña de las elecciones europeas de mayo, continuarán trabajando, de manera discreta, en el inventariado de todo el armamento de la banda terrorista para preparar el desarme total.

Distinguen, también, entre la reacción hostil del PP y la del Ejecutivo de Rajoy. Resaltan que siempre han tratado de obtener el reconocimiento del Gobierno, dejando claro que su papel no es el de “mediadores de nadie” sino de “verificadores” de un desarme total.