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EL ENCAJE DE CATALUÑA EN ESPAÑA

González: “La UE está aterrorizada ante la posible secesión de Cataluña”

Mas revela que no habla con Rajoy desde agosto y que no tiene ni su teléfono

Artur Mas y Felipe González, con el periodista Jordi Évole, en un momento del programa Salvados de La Sexta.
Artur Mas y Felipe González, con el periodista Jordi Évole, en un momento del programa Salvados de La Sexta.efe

El Gobierno de Mariano Rajoy siempre sostiene que una eventual Cataluña independiente quedaría fuera de la Unión Europea. Sin embargo, el expresidente del Gobierno, Felipe González, revela que los dirigentes de la UE van más allá de la simple lectura de los Tratados y advierte que no son en absoluto neutrales porque sienten “un profundo rechazo” ante una posible secesión. “Están aterrorizados de pensar que se pueda producir una desarticulación territorial interna respecto a los Estados nación que conforman la UE”, asegura González en un debate con el presidente de la Generalitat, Artur Mas, en el programa Salvados, de Jordi Évole, de La Sexta, emitido esta noche. Estas son algunas de las posiciones de los dos políticos, en un intenso diálogo de 45 minutos, ante una hipotética independencia de Cataluña.

Unas elecciones plebiscitarias serían una catástrofe”, dice Felipe Gonzalez

Choque de legitimidades. González y Mas apelan a diferentes legitimidades para estar favor o en contra del referéndum. El expresidente del Gobierno se ampara en la Constitución y cuestiona que una parte del territorio pueda romper el principio básico de la soberanía. En todo caso, González cree que la independencia “no es deseable” y que, si se terciara, deberían votar todos los españoles para acordar si es “posible trocear” el territorio. Y, eso si, niega que el Ejecutivo español pueda imitar al británico que ha autorizado el referéndum en Escocia porque, dice, se parte de bases completamente distintas. “No quiero hacer un debate en términos históricos. Pero”, avisa, “ni Rajoy ni ningún presidente español dará pasos hacia la autodeterminación”. La exposición es cuestionada por Mas que avisa a González que no podría participar en la consulta porque considera que a él no se le interpela. De entrada, el presidente catalán aduce que una mayoría de los catalanes no se siente representado por la Constitución como revelan los resultados electorales, los acuerdos del Parlament y las masivas manifestaciones de las dos últimas Diadas: “Cada año sale a la calle una cuarta parte de nuestra población, que es como si salieran en las calles españolas ocho millones de personas de golpe cada año. Y esa es una realidad”.

Ruptura del diálogo. Mas lamenta que no habla con Rajoy desde agosto y que no tiene ni su teléfono pero que aquél ya le ha trasladado el mensaje de que no tiene nada de que hablar. En defensa de su estrategia, afirma que que siempre ha apelado al diálogo con La Moncloa pero que Rajoy ya le dio un portazo en septiembre en 2012 cuando fue a reivindicar el pacto fiscal: “No le pedí ni un euro. Le pedí los mismos derechos que otras autonomías en materia legislativa [en alusión al País Vasco] aunque fuera más adelante. Pero se me dijo: 'No hay nada de que hablar'”.

“Sin consulta, los ciudadanos hablarán en las elecciones”, avisa el presidente catalán

Consulta o elecciones. Rota toda posibilidad de negociación, Mas dibuja tres escenarios posibles. El primero, que es el que prefiere, pasaría por un referéndum acordado y pactado con el Estado y por eso el Parlament ha pedido la transferencia para poderlo organizar. “Le dije a Rajoy que si le suponía un coste inasumible, que nos permitiera hacer una consulta no vinculante de acuerdo con la Ley de Consultas catalana y que no la impugnaran”, señala. El Ejecutivo ya ha anunciado que la recurrirá por lo que solo quedaría, dice Mas, esta tercera vía: que los catalanes conviertan los próximos comicios autonómicos (en 2016 teóricamente si es que no se avanzan) en la consulta. González muestra en este punto su férrea oposición a unas elecciones plebiscitarias: “Es el recurso de decir, 'bueno, no hay programas que diferencien las alternativas políticas. Solo hay la simplificación de una pregunta de si o no a la independencia. Y eso es para la política de centralidad de Cataluña una catástrofe sin paliativos”.

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La negociación posterior. Si se produjera una eventual victoria del “si” en una consulta, Mas admite que será necesaria una negociación con el Estado para desatascar el conflicto. Es en ese momento cuando entronca con la petición de González de querer votar en la consulta de autodeterminación en Cataluña. Mas cree que son “dos fases distintas”: primero se tiene que saber lo que quieren los catalanes y luego llegaría la fase de la negociación. “La primera es qué quiere el pueblo de Cataluña. Y una segunda es, una vez conozcamos el resultado obviamente exige una negociación. Y esa negociación implica al conjunto de las instituciones del Estado. Ahí hay intereses compartidos pero los hay a partir de la consulta y de su resultado, no antes. Antes hay que saber lo que quiere el pueblo de Cataluña”.

El expresidente dice que Escocia y Cataluña parten de bases distintas

El origen del conflicto. Pese a su distanciamiento, los dos políticos coinciden en que la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto marcó un punto de inflexión. Mas distingue dos fases: la primera entre 2002 y 2004 con José Maria Aznar en el poder: “Ahí no solo empezó una regresión autonómica sino una actitud de menosprecio, algunas veces incluso humillante..Eso no toca el bolsillo pero toca la dignidad, la confianza y la amistad”. El presidente catalán afirma que la desconexión de la ciuadanía catalana con el Estado español fue con el fallo “absolutamente innecesario y humillante”. González también critica el fallo y admite que de él le molestan dos cosas: “Una literatura absolutamente innecesaria en la que se hacen juicios políticos de valor y no constitucionales y que los pocos artículos suprimidos del Estatuto de Cataluña estén en vigor en otros Estatutos”.

¿Catalanofobia? En un momento del diálogo, Evole cita a exdirigentes socialistas decir frases como las siguientes. Por ejemplo, al expresidente extremeño Rodríguez Ibarra equiparando al independentismo con el nazismo; a la exministra socialista Trujillo diciendo en Twitter: “¿Para qué existe el catalán?”. O al exalcalde de A Coruña, Francisco Vázquez, comparando la inmersión con la persecución nazi. Evole pregunta a González si se siente identificado son esos mensaje y éste contesta: “Para nada, en absoluto. La prueba es que aquí hablamos en otros términos. ¿Al contrario tiene algunas frases también? Lo que más me preocupa son dirigentes o exdirigentes que no controlan el valor de la palabra y me preocupan enormemente, He oído también de la otra parte frases que ni siquiera quiero hacer el daño de repetirlas (...) No me importa que sirva para ganar votos. Es un problema de política de Estado. Quien trate de lograr votos en base a ese problema, a lo mejor obtiene resultados. Pero no lo arreglará”. Mas, por su parte, niega que en Cataluña exista españofobia —“Es un término amenazador”— pero apunta que en cuestión de sentimientos “las cosas están muy cruzadas”.

La sentencia del Constitucional fue humillante”, dice el presidente catalán

"La España subsidiada". En sentido contrario, Évole recuerda a Mas uno de los lemas de campaña de CiU: “La España subsidiada vive a costa de la Cataluña productiva”. Mas reprocha que esa frase es fruto del “caldo de cultivo” que se ha generado en España en los últimos años. Pese a todo, admite que esa idea él la hubiera expresado en otros términos. A su juicio, hubiera sido mejor constatar que no está de acuerdo con el modelo de transferencia fiscal en España y que en el futuro aceptaría que ese sistema comprendiera una cuota de solidaridad. “Eso se puede y se debe hablar”, tercia González. “Ojalá, ojalá. Pero hasta ahora esto no es así. Le digo cual es mi experiencia. A mí se me dijo: 'No hay nada de qué hablar'”.

Más de cuatro millones de espectadores vieron el programa

Más de cuatro millones de espectadores (el 19,4% de la cuota de pantalla) siguieron este domingo el programa Salvados, que reunió al expresidente del Gobierno, Felipe González, y a Artur Mas.

El programa registró el minuto más visto del día a las 22.12 horas, cuando casi cinco millones de espectadores (4.989.000) veían el programa (23%).

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