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Rajoy arenga a los suyos con un duro ataque a Rubalcaba

El presidente reivindica que evitó el rescate y anuncia bajadas de impuestos sin concretar

Mariano Rajoy, durante su intervención en la clausura de la convención nacional del PP en Valladolid.Foto: reuters_live

La convención nacional del PP que ayer se clausuró en Valladolid no estaba pensada para grandes anuncios o mensajes a los ciudadanos. Pero sí al partido y a la oposición. El cónclave no aportó ninguna novedad inmediata ni nuevos detalles sobre la política fiscal, aunque Mariano Rajoy dio solemnidad a los compromisos de rebajas de impuestos al prometer que las reformas “empezarán a notarse pronto en la lista de la compra de las familias” y que “a partir de ahora la gente lo notará”. “Ni en un día ni en un mes, pero lo notará”.

El presidente del Gobierno arengó al PP con un ataque frontal y muy duro al líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, el momento más aplaudido de su intervención. Le acusó de verter críticas y “sembrar el desánimo”, de haber dejado un país “en la ruina”. Y se dirigió a él con desdén: “Tú eres parte responsable de ese calvario. O te callas o reconoces el mérito de la gente”. Algo poco habitual en el presidente, que además tiene una buena relación con Rubalcaba, por lo que solo se puede explicar como arranque de la campaña de las europeas e intento de unir a su partido, con graves tensiones internas esta semana, fijando un enemigo común: el PSOE.

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Rajoy huyó de la autocrítica y defendió que en estos dos años tomó las decisiones correctas y evitó el rescate. Volvió a recurrir una y otra vez a la herencia recibida cuando llegó a La Moncloa, y auguró el inicio de una suerte de segunda etapa de la legislatura, centrada en la reforma fiscal, en el nuevo sistema de financiación y en medidas que apuntalen el discurso de recuperación. El presidente arrancó así la sucesión de mítines hasta los comicios europeos del 25 de mayo, ante los que María Dolores de Cospedal presentó un manifiesto electoral a pesar de que todavía no hay un candidato.

El discurso de Rajoy, ante más de 2.000 dirigentes y militantes y el presidente del Partido Popular Europeo, Joseph Daul, reafirmó el espíritu de la convención como un ejercicio interno de autoestima en una etapa de tensiones identitarias y pésimas relaciones entre la dirección y el ala derecha de la formación. No obstante, el presidente sí habló de política y quiso abordar, aun sin mucha concreción, todos los frentes abiertos del Ejecutivo. Así, quedó claro que uno de esos frentes será el choque con el principal partido de la oposición y la pugna con su secretario general. Rajoy hiló uno de los ataques personales más duros como presidente del Gobierno. Y logró reanimar a los suyos descalificando a Rubalcaba con un solo argumento: la herencia recibida. Esto es, en su opinión el líder del PSOE no está legitimado para oponerse al proyecto político del PP porque formó parte del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

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“No me preocupan las críticas. Apañado estaría. Tampoco me sorprenden las que se emiten de oficio y por costumbre”, aseguró antes de rechazar tajantemente que “venga alguien y diga a los españoles que no se ha hecho nada”. Acto seguido identificó ese alguien: “Ese. El que fue un vicepresidente de un Gobierno que llevó a España a la ruina. Uno de los principales causantes de todos los sinsabores que hemos tenido que soportar”. Y enfatizó sus palabras rayando en el desprecio: “Repito, no me molesta que me critiquen, lo que me molesta es que alienten el desánimo. Tú eres parte responsable de ese calvario, o te callas o reconoces el mérito de la gente”.

El segundo frente, la recuperación económica, lo abordó como siempre en los últimos meses: “Las cosas aún no están como me gustaría, pero España va mejor”. Mantuvo que se ha pasado “del conformismo al reformismo” y presumió de haber contenido la crisis “preservando los grandes servicios como la educación o la sanidad”. Sí reconoció Rajoy que el Ejecutivo incumplió el programa electoral, pero ahora promete aplicarlo. “Haremos la reforma fiscal. Claro que la haremos. Una reforma integral que estimule el crecimiento y el empleo, acorde con la recuperación del país. No será un mero retoque y ajuste a la baja, se trata de hacer un nuevo sistema más simple que sirva para reactivar la actividad económica y reactivar el ahorro”, prometió el presidente.

“Estamos diseñando un programa concreto que va a permitirnos hacer rebajas durante varios años. Ya me hubiera gustado hacerla antes”, concedió después de avanzar el sábado que a partir de 2015 habrá “bajadas sucesivas de impuestos”.

Rajoy dedicó buena parte de su intervención a presumir de que lo acertado fue aguantar y evitar el rescate. Lo hicieron a lo largo del fin de semana casi todos los dirigentes y ministros que participaron en la convención, desde el titular de Economía, Luis de Guindos, al responsable de la ponencia económica, Carlos Floriano. “Cada mañana era un sobresalto”, enfatizó ayer el jefe del Ejecutivo, “una angustia nueva y un motivo más para la desesperanza”. “Muchos por entonces sostenían que teníamos que pedir el rescate. De todo este panorama desolador se cumplen ahora dos años”, recordó. Y llegó a decir: “Al final, los españoles nos hemos rescatado solos”; esto es, sin la troika.

El presidente avaló con un gesto el enorme respaldo que en este cónclave ha recabado la dirección actual del PP vasco, atacada la semana pasada por antiguos dirigentes como María San Gil y muy distante de los planteamientos de Jaime Mayor Oreja y José María Aznar, ambos ausentes. “Estamos donde siempre, siempre seremos deudores de su sacrificio”, dijo el líder del PP en referencia a las víctimas y a las duras críticas de algunas asociaciones y un sector del partido que rechazan la política antiterrorista del Gobierno. “La victoria de la democracia, la disolución incondicional de ETA y la derrota definitiva del terrorismo es el único final aceptable en esta historia. Juntos, codo con codo, con Arantza Quiroga al frente, vamos a poner nuestro empeño para conseguirlo”, proclamó.

“Cataluña camina hacia la Edad Media”

Mariano Rajoy reiteró ayer su rechazo a la hoja de ruta soberanista de Artur Mas sin desvelar si tiene un plan b para resolver la crisis en Cataluña.

El jefe del Ejecutivo, que el fin de semana anterior había entonado un canto a la unidad de España en la convención del PP catalán, acusó ayer al presidente de la Generalitat de retroceder en el tiempo. “No se puede caminar hacia la Edad Media”, consideró, antes de pedir a los suyos en el cónclave nacional que se celebraba en Valladolid que se empleen para que cale esta tesis. “Este es el mensaje que vamos a transmitir en toda España”, pidió. Rajoy dio las gracias al PP catalán y resumió su filosofía territorial: “Parto de la convicción de que junto sumamos y separados perdemos. Todos los españoles formamos una gran alianza para competir desde Europa en un mundo cada vez con menos fronteras y más integración”, dijo.

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