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El PP hace terapia de automotivación

Rajoy promete unas “bajadas sucesivas de impuestos” a partir de 2015 Aguirre marca la agenda del día en un cónclave con escaso contenido político

Mariano Rajoy saluda a un militante a su entrada a la convención que el PP celebra en Valladolid.
Mariano Rajoy saluda a un militante a su entrada a la convención que el PP celebra en Valladolid.claudio álvarez

Una pregunta se repite en los pasillos entre las más de 2.000 personas desplazadas a Valladolid desde toda España, con un coste importante que el PP no detalla: ¿Para qué ha organizado el partido una convención? De momento, ha quedado claro que no es para lanzar al candidato europeo como se pensó en un principio —a no ser que Mariano Rajoy lo anuncie hoy, algo improbable—. Tampoco es para resolver debates internos como el del aborto, una reforma que ni se ha abordado pese a la enorme disparidad de criterios dentro del partido y a un clarísimo rechazo social. Ni siquiera se ha logrado, por culpa de la tormenta que atraviesa la formación, centrar este cónclave solo en la recuperación económica, como estaba previsto.

Ese ha sido sin duda el eje del programa de la convención, pero el PP ha acabado escenificando sus diferencias sobre la estrategia antiterrorista del Gobierno y la hoja de ruta ante el final de ETA y también sobre política fiscal. Una vez más, Esperanza Aguirre lideró las voces críticas con el criterio de la dirección. Primero, la presidenta del PP contradijo abiertamente al ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. Lo hizo a primera hora de la mañana y logró marcar la agenda del día de un cónclave con poca política y muchos formatos —actos, encuentros e intervención de militantes, víctimas del terrorismo y jóvenes empresarios— convertido en un ejercicio colectivo de automotivación.

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La expresidenta madrileña afirmó que “ETA sigue viva” “ETA no ha sido derrotada, por mucho que haya gentes en mi partido que creen que sí”, lamentó en la cadena Cope la expresidenta de la Comunidad de Madrid tan solo un día después de que el titular de Interior proclamara con tono solemne que la banda “hoy está absolutamente derrotada”.

Ya por la tarde, Aguirre detalló en un decálogo su filosofía tributaria en un debate con el ministro de Economía, Luis de Guindos. Hiló un canto a la incumplida bajada de impuestos del Ejecutivo, cuando todos esperan que Mariano Rajoy concrete hoy, en su intervención de clausura, un anuncio fiscal. Defendió su tesis de una reforma de la Administración más radical que la presentada por Soraya Sáenz de Santamaría y reclamó unas “Administraciones pequeñas, rápidas y eficaces y con pocas regulaciones”. Y consideró que para una afianzar un modelo económico más liberal es necesario vencer “las fuerzas conservadoras de todos los partidos de la izquierda, de los sindicatos y también de algunos de nuestro partido”.

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Aguirre lanzó este recado horas después de que el presidente del Gobierno preparara el terreno para el compromiso concreto de una bajada de impuestos. Uno de los mensajes más repetidos en la convención es que, como ya adelantó Cristóbal Montoro, pronto se acometerá una reducción del IRPF aunque sus efectos no se notarán hasta 2015. También habrá, asegura el partido mayoritario, bajadas impositivas para las pymes y nuevos mecanismos para que vuelva a fluir el crédito. Ayer Rajoy pareció calentar motores en un encuentro con representantes de Nuevas Generaciones. El jefe del Ejecutivo avanzó que a partir de 2015 “habrá bajadas sucesivas de impuestos”, que se prolongarán a lo largo de varios años. Minutos antes, el ministro de Hacienda volvió a prometer que “el IVA se va a quedar donde está” rechazó que planee bajar el IRPF con propósitos electoralistas. Montoro dijo que el Gobierno hará “lo que sabe hacer”: “Bajar los impuestos a los españoles”. “Lo que sabe hacer” o lo que han reclamado la sociedad y algunos destacados dirigentes, como el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, que saludó estos anuncios con un “bienvenido al club”.

En cualquier caso, internamente muchos echaron en falta contenido político. Algunos, los más escépticos, resumían: “Se ha convocado porque tocaba hacerla, porque se ha ido retrasando durante meses y ya no podía postergarse más [los estatutos obligan a hacerla]”. “Pero como la orden clara es no hacer política, pues no hay mensaje”, sentenciaba uno. Otros, los más cercanos a la dirección, corregían: “La convención se ha torcido por Jaime Mayor y José María Aznar, pero tiene un claro objetivo: una llamada a la unidad, una reivindicación del PP real, el de los concejales, una llamada al orgullo de ser de este partido y sobre todo una respuesta”.

Todo bajo control para no preguntar

En la convención popular de Valladolid se han celebrado decenas de actos, debates, encuentros, y foros con muchas preguntas, pero todo estuvo supeditado a una norma no escrita: todo estaba bajo control para borrar de la agenda los asuntos más polémicos.

Un ejemplo: Beatriz Jurado, líder de Nuevas Generaciones, preguntó a Mariano Rajoy sobre sus planes para el empleo juvenil. El propio presidente le planteó: “¿Me preguntas cómo pretendemos aplicar el plan de empleo juvenil o si este plan es suficiente?” Jurado hizo un gesto amable para evitar pronunciarse. “Ah, lo que yo prefiera, es una pregunta muy fácil”, bromeó el jefe del Ejecutivo. Aun así, es lo más parecido a una pregunta que se produjo en toda la convención, en la que en tres días no hubo ni una rueda de prensa.

Otra militante de Nuevas Generaciones de Eindhoven (Holanda) preguntó por las becas Erasmus, aunque con la mayor de las cautelas. “¿Qué opina el presidente de este proyecto Erasmus?”. Fue entonces el propio Rajoy el que admitió que “ha habido algunas polémicas”. Nadie preguntó por la ley del aborto y fue el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, quien contestó a los manifestantes: “No habrá ni un insulto que me haga abdicar de garantizar el derecho del no nacido”. El presidente de Extremadura, José Antonio Monago, muy crítico, tampoco planteó la cuestión. “Tengo otro orden del día”, dijo, “hablar de lo que nos une, la fortaleza de la Marca España”.

A ese orgullo apelaron públicamente todos los dirigentes, que también recordaron que el Gobierno logró evitar el rescate y “salvó España de la quiebra”. El número tres de los populares, Carlos Floriano, esgrimió esos argumentos al presentar las conclusiones de la ponencia económica. El partido proyectó varias imágenes de artículos de prensa de hace dos años, que recogían la preocupación por la intervención de España, para demostrar que ahora el escenario ha cambiado. “Somos un partido que lo ha pasado muy mal estos dos años, con una presión tremenda en los pueblos, en las ciudades, donde alcaldes y concejales, que son los que acuden masivamente a esta convención, han sufrido la presión directa de sus vecinos por la política de recortes y de subida de impuestos”, admitió Floriano.

Y la imagen transmitida por el PP fue la de una especie de larguísima sesión de terapia colectiva, de chute de autoestima y motivación similar al que organizan las grandes multinacionales con sus trabajadores para mejorar el espíritu de equipo. Una cuestión mucho más interna que externa, con escasos mensajes políticos salvo la respuesta clarísima a los ataques del sector crítico y de Vox, el nuevo partido a la derecha del PP.

La constante reivindicación de los populares vascos —hasta el punto de que Arantza Quiroga se ha pasado toda la convención levantándose constantemente para saludar porque todos los oradores la citan— es una respuesta a los críticos, en especial al ausente Mayor. El acto de homenaje a las víctimas que se organizó ayer también era una respuesta a los mismos críticos. Y el vídeo en el que aparecían varias imágenes de Rajoy en distintos funerales de víctimas de ETA era un mensaje aún más de fondo.

Por no hacer política ni siquiera se hizo en la reunión de todos los barones con Rajoy, que almorzaron hablando “más de lo humano que de lo divino”, en palabras del presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, y no hubo planteamientos críticos con el Ejecutivo. El presidente y la número dos del partido, María Dolores de Cospedal, tienen hoy la última palabra.

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