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CONVENCIÓN NACIONAL DEL PP

Ni aborto ni corrupción ni fracturas

El PP busca evitar cualquier polémica y se emplea en vender la recuperación

Óscar López habla sobre la convención del PP.Foto: reuters_live
Francesco Manetto

Lo que ha quedado meridianamente claro este viernes en el arranque de la convención nacional del PP que se celebra Valladolid es todo lo que el partido, en principio, no quiere abordar, al menos oficialmente. Los populares quieren hablar de reformas del Gobierno y concretar algo más de la promesa incumplida de reducción de impuestos. Así esperan recuperar terreno. Pero se niegan a debatir la reforma de la ley del aborto, a la que se oponen barones como José Antonio Monago y destacados dirigentes de la formación. También tratarán de conjurar la fractura con el ala derecha del partido, en un cónclave en el que no estarán ni José María Aznar ni Jaime Mayor Oreja. Harán un homenaje a las víctimas del terrorismo en un momento de máxima tensión con las principales asociaciones de afectados, aunque se limitarán a proyectar un vídeo. Y, cuando se cumple un año de la publicación de los papeles de Bárcenas, evitarán toda referencia al escándalo del extesorero del partido y, en todo caso, abordarán los temas de regeneración democrática y corrupción ensalzando las medidas aprobadas por el Ejecutivo de Mariano Rajoy.

Los silencios sobre las cuestiones más incómodas para el partido sobrevolarán, no obstante, la convención y estarán en las conversaciones. El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, ha dado hoy muestra de ello al afirmar, por ejemplo, que "España ha salido de la UCI, pero está en la planta de hospitalización". Al ser preguntado en la cadena Cope por cuál el estado de salud del PP, ha considerado: "Pues como España, recuperando el pulso de un partido que tiene una responsabilidad, que es sacar a su país de la crisis, aunque le cueste disgustos, votos y aunque le pueda costar algún Gobierno", ha reconocido el barón popular, que mañana almorzará con el presidente del Gobierno junto con los otros presidentes autonómicos del PP.

En el PP hay voces que critican estos silencios. El número dos del PP andaluz, José Luis Sanz, mantiene, por ejemplo, duda de que este sea el momento más oportuno para abordar la reforma que ha presentado el departamento de Alberto Ruiz-Gallardón y ha mantenido en la cadena Ser que la convención debería ser el foro en el que abordar este debate. Pero los populares están ansiosos por vender buenas noticias y rehuir la enésima polémica. Así, el PP, que lleva meses sumido en un enfrentamiento interno por la política fiscal del Gobierno de Mariano Rajoy, intentará a partir de ahora justificar el habitual discurso de la recuperación económica con un anuncio cuya puesta en marcha aún queda muy lejos. Habrá una bajada de impuestos. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, habla abiertamente de un IRPF “completamente nuevo”, aunque los ciudadanos no notarán su reducción hasta 2015.

Esta es una de las promesas que, tras dos años de recortes, los populares quieren empezar a cocinar, acelerar y debatir en la convención nacional que se celebra este fin de semana en Valladolid. Y también supondrá un refugio para el jefe del Ejecutivo frente a la falta de concreción en su desconocido plan b para solucionar la crisis soberanista en Cataluña. De esta manera, la dirección espera también minimizar el impacto de las tensiones con el ala derecha del partido, que viene reclamando una nueva política impositiva, con ataques directos al proyecto de Rajoy al menos desde que José María Aznar los alentara en una entrevista en Antena 3 la pasada primavera.

Las críticas del expresidente del Gobierno también abarcan los planes de Rajoy con Artur Mas. El miércoles la fundación FAES difundió un documento, redactado en la forma de “20 preguntas con respuesta sobre la secesión de Cataluña”, que no solo pretende marcar el camino al actual Ejecutivo, sino que se sitúa lejos, en forma y fondo, de la esperada intervención del líder del PP en Barcelona, el pasado fin de semana.

Entonces Rajoy se limitó a rechazar sin matices la hoja de ruta del presidente de la Generalitat, aunque no concretó su proyecto ni ofreció alternativas, un plan b para solucionar la crisis. No lo hizo en la convención del PP catalán y nadie espera que dé nuevas claves al respecto en su intervención de clausura, prevista para este domingo. No obstante, de Cataluña, así como del final de ETA en Euskadi, se hablará desde la reflexión sobre los nacionalismos. Lo harán los ponentes de la resolución coordinada por el vicesecretario de Estudios y Programas, Esteban González Pons. El dirigente popular ya adelantó que no cabe esperar sorpresas. La novedad es que no hay novedad sobre lo que piensa el PP, vino a decir.

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Y lo que piensa el PP sobre Cataluña lo explica Dolors Montserrat, vicepresidenta tercera del Congreso de los Diputados. Esto es, el origen de la crisis con Mas se debe a que el nacionalismo ve la relación con España “desde la nostalgia y el pasado manipulado”. “Nos ratificamos que pensamos y gobernamos para los 47 millones de corazones que somos”, destacó Montserrat en un encuentro con periodistas. Unas palabras que están en las antípodas de los durísimos mensajes de FAES para rebatir el argumento del derecho a decidir.

La convención abundará, además, en el discurso del PP catalán con relación a los apoyos cosechados hasta ahora por Mas y la hipótesis de que acabe convocando unas elecciones plebiscitarias. Esto es, la democracia “no solo son votos, sino respeto a la ley”, porque “solo la ley nos hace iguales”.

Los populares pretenden ratificarse también en su política antiterrorista y en la lucha contra ETA, aunque con una novedad fundamental en el nuevo escenario. Una vez asumido el final de la banda, se trata ahora de “cortar el paso”, según la dirección, a la interpretación de la izquierda aberzale. Y, mientras los ataques de exdirigentes como María San Gil acaban legitimando la hoja de ruta del PP vasco, la formación de Arantza Quiroga quiere protagonizar esta etapa junto al Partido Socialista de Euskadi y al PNV, más allá de los enfrentamientos. Esta es la filosofía que recogerá la ponencia, en palabras de Montserrat: “ETA es la perdedora. Ese es el relato final que tenemos que explicar”.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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